ECONOMIA
Relaciones bilaterales

Santiago Cafiero logró bajar la pelea con Brasil que puso en riesgo el Mercosur

El canciller argentino y Carlos França mantuvieron una reunión en el Palacio de Itamaraty, donde se repasó también la agenda bilateral.

El canciller Santiago Cafiero y su par de Brasil, Carlos França
El canciller Santiago Cafiero y su par de Brasil, Carlos França | Gentileza Prensa de Cancillería

El canciller Santiago Cafiero retornó a Buenos Aires, desde Brasilia, con un acierto: logró su objetivo más importante, el de aplacar las divergencias con Brasil. Los desencuentros habían sido lo suficientemente sonoros como para poner en riesgo la supervivencia del Mercosur. El propio ministro se encargó de subrayarlo según confiaron fuentes. A los suyos les habría resumido: “Estaba todo roto y la situación era muy pública. Logramos sacar adelante un acuerdo que es beneficioso para los industriales argentinos”. Su anfitrión, el brasileño Carlos Alberto França,demostró en forma fehaciente que Brasil no quiere separaciones y rupturas en el bloque, ni siquiera temporales como le sugirió al gobierno argentino el ministro de Economía Paulo Guedes.

En el Palacio de Itamaraty encendieron las luces de la sala donde tradicionalmente se realizan los almuerzos de bienvenida. Allí estaban el agasajado Cafiero, junto con el ministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas y el embajador Daniel Scioli. El canciller França lo había invitado a su colega Guedes de Economía, pero este prefirió no ir y públicamente explicó en la mañana de este viernes las razones de su ausencia: “Yo no quiero un almuerzo, quiero un acuerdo” pontificó ante inversores extranjeros en una cita virtual. El jefe de Economía barajó conceptos duros al decir que el diseño del Mercosur “es malo para todos” y calificar al bloque como “una plataforma que nos debía integrar al resto del mundo y termina por convertirse en una prisión”. Con todo, se aprestó a invitar a la delegación argentina para una reunión a las 17 en su despacho.

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De las horas que pasaron en Itamaraty, un bello palacio construido como todos los edificios públicos por Oscar Niemeyer, Cafiero y Kulfas obtuvieron acuerdos que, desde luego, implican siempre algún grado de concesiones. Tal como indica el comunicado conjunto de ambas cancillerías “convinieron trabajar con Paraguay y Uruguay para la pronta aprobación de una Decisión del Consejo del Mercado Común que permita reducir en un 10% las alícuotas de la mayor parte del universo arancelario”. Esa era, después de todo, la condición más urgente para Brasil en el llamado proceso de “modernización” del bloque. En esa misma nota se afirma que los cuatro países se reservan“resguardar las excepciones que ya existen dentro del bloque”, en función de proteger sectores productivos. Los ministros argentinos concordaron que esta revisión del arancel externo común, que implica reducirlo en 10%, es un“paso importante hacia el aumento de la competitividad de los Estados Partes y hacia el fortalecimiento de los procesos productivos regionales”.

Uno de los temas interesantes es que se comprometieron a “coordinar acciones” en áreas como la economía digital, la integración energética en la integración del sector salud. Inclusive anunciaron que habrá un Foro Empresarial del Mercosur para tratar la “integración productiva” en el sector farmacéutica y en el desarrollo de vacunas. Y a esto se le añade los planes energéticos que apuntan, del lado brasileño, a consolidar el proyecto de gasoducto que traiga al país vecino el gas de Vaca Muerta. Hay, también, una decisión de empujar el proyecto de una central hidroeléctrica binacional en Garabí, sobre el río Uruguay.

Es altamente probable que esos planes de infraestructura avancen rápido pues, en ambos países puede constituir una inestimable fuente de empleos, habida cuenta de la tabla rasa que dejó la pandemia. Como corolario de esta gira, se decidió montar para noviembre una reunión ampliada de las cancillerías que les permita estructurar, en base a las posibilidades reales, un cronograma para 2022.

CP