Santiago Cafiero, hombre de máxima confianza de Alberto Fernández, se convirtió por estas horas en el negociador de un nuevo gabinete que presentaba como opción su propia salida. El jefe de Gabinete entendió que, después de una derrota, los cambios eran inevitables. Aunque también planteaba que se necesitan modificaciones a la gestión. Del otro lado, Eduardo “Wado” De Pedro, perdió todo rol de mediador que supo tener aunque mantuvo su cargo. El dirigente de La Cámpora comandó la ola de presentaciones de renuncias a disposición y eso lo había dejado con un pie afuera del ministerio del Interior pero la voz de Cristina le permitió mantener el cargo.
Mientras Alberto Fernández insistía con que no habría cambios, Cafiero continuó con el armado de las medidas económicas que el Presidente pidió preparar después del domingo. Sin embargo, ya entre el jueves y viernes se metió de lleno en la disputa por nueva composición del gabinete sabiendo que su nombre sería uno de los que quedó en la lista de salida. “En un contexto donde se perdió una elección nacional por 10 puntos tras dos años de gestión, es importante realizar cambios. Pero los cambios de nombres no pueden ser solo un cambio de apellidos sino que tienen que corregir el rumbo o acelerar el trabajo en las áreas que así lo requieran”, dicen en el entorno del jefe de Gabinete.
Su salida se concretó pero Cafiero no toma el cambio como algo personal. Tampoco la insistencia de Cristina Kirchner de nombrar a otro jefe de Gabinete, tal como lo dejó escrito en su carta con la posibilidad de que el gobernador de Tucumán, Juan Manzur, asuma. “Se trata pura y exclusivamente de cuestiones de gestión. La Jefatura de Gabinete lleva adelante la coordinación del gabinete nacional, los cuestionamientos a quién la ejerce vienen con el cargo mismo”, explican desde sus oficinas. Sin embargo, las críticas del kirchnerismo viraron desde hace tiempo del jefe de Gabinete al propio Alberto Fernández. Al final, el problema mayor era el Presidente pero Cafiero fue el fusible.
El funcionario que ahora será ministro de Relaciones y Culto recibió en los últimos días algunos apoyos pero prefiere no dar nombres. Este viernes se paseó de un campamento a otro tratando de llegar a un acuerdo y ofreciendo su nombre. Quería resolverlo rápido y que este viernes estén todos los cambios oficializados, algo que consiguió al regresar a la Casa Rosada y reunirse con el Presidente y con Gabriel Katopodis (ministro de Obras Públicas).
Del otro lado, Eduardo “Wado” De Pedro perdió toda la confianza presidencial. “Se rompió el vínculo y no tiene retorno”, es la frase del entorno más íntimo del jefe de Estado con la que grafica la relación entre el ministro de Economía y Alberto Fernández después de que encabece la ola de cartas de renuncias a disposición. En medio de los cambios que el jefe de Estado deberá acelerar, la salida del dirigente de La Cámpora fue la primera que sonó con fuerza en el despacho presidencial.
Durante estas horas, el Presidente no le contestó el teléfono. Quedará para el lunes recomponer el vínculo, aunque ya nada será igual. Durante los meses del gobierno del Frente de Todos, De Pedro se mostró como el ala moderada del kirchnerismo. Muchas veces, junto a Máximo Kirchner, intercedió y medió ante las discusiones que protagonizaron los integrantes de la fórmula presidencial. Sin embargo, esta semana dejó ese rol para lanzarse a la pelea con el Presidente.
