En la recta final camino a las PASO, el Gobierno lanzó una batería de medidas para reactivar el consumo, que cerrará el año en crecimiento por primera vez desde 2017, aunque el nivel estará por debajo de 2019. El repunte del consumo oscilaría entre 6,2% y 9,1% respecto a 2020, según los cálculos de las consultoras.
Sin embargo, los economistas advirtieron que la inyección de pesos para llenar el bolsillo de las familias impactará en la dinámica inflacionaria –estiman un piso de 2,5% en los próximos meses– y presionará sobre el dólar.
Scentia en un informe señala que el consumo acumuló en el primer semestre una retracción de 7,4% interanual, por el deterioro del salario real frente a la inflación. Víctor Ruilova, de EconViews, precisó que “el salario real en el último año cayó entre 3% y 7% dependiendo del grado de formalidad del trabajo”.
Por eso, el Gobierno apuntó hacia allí toda su artillería. El combo electoral incluyó un bono en agosto de $ 5 mil para jubilados, la reapertura de paritarias superiores al 40%, la renovación de los planes Ahora 12 extendidas a 24 y 30 cuotas, la actualización del mínimo no imponible de Ganancias (en los próximas semanas se elevaría nuevamente de $ 150 mil a 170 mil o 180 mil) y el relanzamiento de los créditos a tasa 0 para monotributistas.
Mejora. La consultora Equilibra estimó que el push electoral rondará el 1,5% del PBI, y proyectó que por “la reapertura de las paritarias, el poder de compra salarial evidenciará una mejora de 3 puntos en el tercer trimestre, y de 1 punto entre las elecciones primarias y las generales, y comenzará a ganarle la carrera a los precios”. “Si se mide en términos de carne, esta mejora implicará una suba de 5 kilos de asado”, agregó. No obstante, remarcó que “el salario real cayó 22% desde mediados de 2018 a la fecha” y en ese lapso la merma en asado que puede comprar un salario medio fue de unos 70 kilos desde mediados de 2018, y 55 kilos desde diciembre de 2019”.
Lorenzo Sigaut Gravina, de Equilibra, prevé que “el consumo agregado trepe este año 6,7% versus 2020, pero se ubica todavía 3,5% por debajo de 2019”.
En sintonía, Joaquín Waldman, de Ecolatina, estimó “un crecimiento del consumo privado en el año de 6,2%; en el segundo trimestre del año crecería casi 12% interanual, con una base de comparación muy baja porque era plena cuarentena, y en el tercer trimestre una suba cercana a 10%”.
La economista Andrea Osorio, de Fundación Capital, calculó que las medidas “implican una inyección de dinero de 0,9 puntos del PBI, y sumada a la reapertura de paritarias y una continua normalización de la actividad, permitirá un rebote en el consumo privado del 6,5% interanual hacia el segundo semestre del año”, y en el tercer trimestre “crecería 10%”.
Por su parte, Ruilova proyectó que “el consumo en el segundo semestre crecería 6% interanual, y en el año entre 7,5 y 8,5%, mientras que Claudio Caprarulo, de Analytica, calculó un repunte anual de 9,1%.
Efectos. Eco Go evaluó que las medidas mejorarán el consumo en los próximos tres o cuatro meses, sobre todo de bienes durables, pero auguró: “estas políticas ya utilizadas en el pasado, en un contexto de escasez de reservas, tienen rendimientos cada vez más decrecientes: impactan un poco sobre las cantidades y mucho, en una segunda vuelta, sobre los precios y la brecha cambiaria”.
En materia de precios, Waldman sostuvo que la inyección de pesos hace que “cueste que la inflación descienda”, y especuló que “un efecto secundario es que probablemente los bienes que entran en los planes tengan una suba”.
El economista Camilo Tiscornia alegó que “aumentos salariales de 45% terminan presionando sobre el costo de las empresas que lo van a querer trasladar a precios y si hay mucha demanda van validar precios más altos”.
Por su parte, Juan Pablo Di Iorio, de ACM, indicó que las medidas orientadas al consumo suman unos $ 245.246 millones (0,6% del PBI) y evaluó que por “las restricciones a la compra de divisas y la brecha cambiaria, hay incentivo a la compra de bienes durables importados”.
También Osorio dijo que los planes Ahora 24/30 pueden traccionar el consumo de esos bienes, “aunque encontrarán un límite en el endeudamiento de las familias, y en el tope de las tarjetas de crédito”.
Damián Di Pace, director de Focus Market coincidió que esos bienes “tienen oportunidad de crecer” porque se financian a una tasa de 29% por debajo de la inflación, pero “la restricción viene del lado del límite de la tarjeta de crédito”. “Los bancos no ajustan el límite por inflación, sino que miran el nivel de ingreso, y aunque la inflación subió 50%, el límite lo actualizan 20%. Si estás muy endeudado eso no te alcanza para comprar una heladera”, explicó.
¿Consumir o dolarizarse? Waldman opinó que es probable que “los créditos a monotributistas se vuelquen en parte al dólar blue”.
Caprarulo consideró que hay “riesgo de presión al dólar, porque se reactivará el comercio y con más ganancias, en un escenario de brecha cambiaria y alta inflación, una parte para conservar el poder de compra busca dolarizarse en el blue”. “Quien tiene mayor capacidad de ahorro busca cubrirse de un eventual ajuste cambiario”, agregó Gravina.