El mundo parece conspirar contra el Gobierno y sus intentos por apaciguar el bolsillo de los argentinos, o eso pensaban en las últimas horas algunos funcionarios de la Casa Rosada, un poco en broma, un poco en serio. Temen el impacto de las nuevas sanciones dispuestas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, al petróleo iraní a partir de la próxima semana pueda disparar el precio internacional del petróleo. Y eso, sumado a un dólar en alza, incida no solo en el precio de surtidor sino también en los costos logísticos colaterales.
Dos días atrás, el solo anuncio de que Estados Unidos ponía fin a la política de vista gorda sobre ciertos compradores de crudo iraní —en esencia, socios o aliados estratégicos de Washington—, bastó para alimentar la subida del precio del barril de referencia en Argentina, el Brent. Se trata de uno de los componentes claves en el precio local de la nafta junto al dólar, que compone el 80 por ciento de los costos de producción petrolera, y el valor de los biocombustibles, fijado por la secretaría del área. Ambos elementos tienden al alza.
En otras palabras, el dichoso alivio podría quedar condenado casi antes de llegar a los presupuestos hogareños.
De ahí que se han sucedido algunos contactos informales —"de sondeo y no de presión", aclararon fuentes de Cambiemos—, a referentes de las grandes petroleras del país que, a su vez, mantienen un fluido diálogo entre sí. La pretensión es conocer de primera mano cómo puede impactar una posible suba del Brent a partir del 2 de mayo si Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos no suplieran la cuota iraní como se comprometieron con Washington. Por lo pronto, la pequeña baja decimal de hoy despertó cierto alivio en los responsables del Gobierno.
Sin embargo, no está tan claro que los funcionarios puedan convencer a los empresarios de frenar una nueva suba en mayo con un mero "pacto de caballeros", tal como hicieron con sus pares del "Plan Alivio". "Hoy arranqué un café con un dólar a 43 y, cuando terminé, valía 45", comentó un referente del mercado a PERFIL. Son varios los que creen, en el sector, que ya absorbieron la mitad de la suba que debían implementar en marzo a tono con el precio internacional. Y la nueva escalada del dólar, aún si el Brent se contuviera pese a los tuits de Trump y la geopolítica del crudo, ya obligaría a un nuevo porcentaje de ajuste por encima del desfasaje del mes pasado.
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Desde que el Gobierno desreguló el precio de las naftas, las empresas han ido ajustando el surtidor de forma consensuada a fin de no perder mercado. En marzo, el porcentaje de empalme con el precio internacional les daba una suba del 10 al 11%. Finalmente fue de 4,5% y Shell, la única que se había aproximado con un 9% inicial de incremento, debió dar marcha atrás. Ahora, como en marzo, los petroleros miran con recelo a YPF y su 56% de dominación sobre el
mercado local. Nadie en la Rosada quiere "traicionar" más ideales liberales pero saben que el bolsillo promedio no toleraría el aumento que demanda la nivelación con el exterior.
Por supuesto, la capacidad de amortiguar el una nueva pérdida por parte de los petroleros es muy distinta para aquellas empresas que se ocupan tanto de la extracción como del refinamiento y venta de las que solo se dedican a la última parte de la cadena, la que va del procesamiento al surtidor.
Para estos últimos, sus ganancias son en pesos mientras que el crudo lo adquieren en dólares.
No obstante, la principal preocupación del Gobierno no pasa solo por una eventual corrección hacia arriba de las pizarras de las estaciones de servicio sino que, cadena de costos mediante, el aumento impacte sobre los costos de otros insumos que incluyen el componente logístico en su precio final. Sobre todo en el tema de los alimentos, si se atiende al propósito de relajar la billetera de los argentinos con los llamados "Productos Esenciales", al menos, hasta las elecciones de octubre.
H.B.
