ECONOMIA
clima enrarecido

Tensión entre grandes empresarios por el futuro político y el ‘efecto cuadernos’

20180816+1351_economia_CP29 Pablo Cuarterolo
Respaldo. El 17 de agosto, Pagani, Cristofani, Braun y Rocca, en una cumbre de la AEA, que nuclea a los mayores dueños de empresas. | PABLO CUARTEROLO

Son 28 personas, en su mayoría dueños de grandes empresas de la Argentina o a lo sumo número uno de multinacionales de peso en el país. Integran la Asociación Empresaria Argentina (AEA), tal vez la sigla que más resume al círculo rojo de los negocios. Debajo del presidente y vocero Jaime Campos, se anotan como vicepresidentes desde Luis Pagani, de Arcor, y Alfredo Coto, del supermercado homónimo, hasta Paolo Rocca, de Techint, o Héctor Magnetto, del Grupo Clarín. En su conjunto, de su estado de ánimo depende una facturación equivalente a más del 15% del PBI de la Argentina. El lunes pasado la mayoría se vio las caras en la reunión de comisión directiva. Y está todo mal.
¿Hasta cuándo seguir bancando al presidente Mauricio Macri? ¿En qué momento esbozar críticas? ¿Cuánto hay que profundizar lazos con dirigentes del peronismo no kirchnerista en caso de que Cambiemos pueda perder frente a la ex presidenta Cristina Kirchner? ¿Deben irse los alcanzados por el caso de los cuadernos de las coimas? ¿Qué legitimidad tiene una organización en la que tres vices pagaron sobornos?
Pese al hermetismo posterior, PERFIL pudo reconstruir que todas esas inquietudes surgieron con distinto tono en el encuentro que se realizó en el Palacio Duhau.
AEA fue desde 2015 una caja de resonancia del apoyo a la gestión de Mauricio Macri. A pesar de las broncas del Presidente con el establishment del que viene, allí hubo alineación total. De hecho, en 2016 se sumaron figuras como Marcos Galperín, de Mercado Libre, cruzado de Cambiemos, o Martín Migoya, de Globant, otro unicornio filo PRO. Más tarde se sumaron desde Luis Perez Companc a Alejandro Bulgheroni o Eduardo Costantini, que aseguraba ver un “cambio en la forma de gobernar”.
Sin embargo, esa ilusión de muchos ahora cruje por un mix: desilusión por la falta de resultados del Gobierno, preferencias por líderes de centroderecha alternativos como pueden ser desde Juan Manuel Urtubey hasta Miguel Pichetto o Sergio Massa, y en otros, sobre todo los que juegan en negocios que no interactúan con el Estado, la necesidad de separarse de los que fueron salpicados por la corrupción.
En rigor, después de la Cámara de la Construcción, AEA es el sello empresario con más figuras confesando en Comodoro Py: Aldo Roggio, que hace cuatro meses que no pisa la entidad; Rocca, que usó un foro del sello para blanquear que un empleado suyo pagó algo así como coimas defensivas supuestamente sin que él supiera; Enrique Pescarmona, en igual tono; José Cartellone, que dice que no participó del club de obra pública, pero fue mencionado por el constructor K, Carlos Wagner.
¿Pueden venirse renuncias? ¿Licencias? ¿Se puede quebrar AEA? Seguramente serán temas que se tocarán cuando algunos se crucen en el Coloquio de IDEA que arranca esta semana en Mar del Plata, al menos los que vayan. No es un año para mostrarse en público.