Con la llegada de la nueva temporada de ropa, las vidrieras volvieron a mostrar aumentos. Sin embargo, los fabricantes de las telas aseguran que “se pueden conseguir jeans por $ 500”, muy lejos de los valores que muestran las grandes marcas. “Hay ropa argentina que es más barata que la ropa de China”, aseguró el presidente de la Fundación ProTejer, Yeal Kim sobre la el costo medido en dólares. Sin embargo, reconocieron que el precio interno en algunos segmentos es alto.
Según los últimos datos del INDEC, en la inflación de octubre, que aceleró al 3,8%, el rubro con la mayor suba fue indumentaria, con un 6,5%, explicado por el cambio de estación. Contra septiembre, aceleró 0,4 puntos porcentuales.
“¿Por qué aumentó tanto la ropa?”, preguntó PERFIL durante el lanzamiento de una nueva edición de ProTextil, que se realizará entre hoy martes y mañana de forma virtual, de la que participará el presidente Alberto Fernández, el ministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas y el secretario de Industria, Ariel Schale, ex director ejecutivo de la Fundación ProTejer, cuna también de la subsecretaria de Industria, Julieta Loustau.
“En la calle Avellaneda hay jeans por $ 500. “Hay jeans por US$ 8”, dijo Pedro Bergaglio, presidente de la Cámara del Sweater, quien de todas formas reconoció: “Hay una sustancial diferencia entre el precio al que los fabricantes entregamos lo mercadería y el que tiene que pagar al consumidor. No nos podemos hacer cargo del precio que ponen las marcas, el mark up, que seguramente estará justificado”. De todas formas, aseguró que el aumento interanual de las prendas en las fábricas fue “bajo”.
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“No percibimos los índices que está mostrando el INDEC”, planteó el vicepresidente de ProTejer, Jorge Sorabilla. “Habría que ver cuáles son los segmentos que está tomando en el índice de inflación. Hay ropa de precios altos, medios y bajos”, remarcó y recordó que el segmento de precios bajos es el más masivo.
“El precio final de la ropa está muy distorsionado por el valor de los impuestos en todos los eslabones. Cuando el nivel de actividad es más bajo, el costo de unidad es más alto, aumenta de forma exponencial a medida que se baja el punto de equilibrio”, agregó Sorabilla. El sector textil explica que el 50% del costo de una prenda corresponde a impuestos.
“En general, la indumentaria perdió toda una temporada y ahora se encontró con que tiene que recomponer capital de trabajo, pagar moratoria y los impuestos nuevos y tiene que pagar intereses por el capital de trabajo que se está endeudando. Todo eso termina cargando el precio de la ropa. A medida que vaya un proceso virtuoso, el precio debería ir acomodándose”, planteó Sorabilla sobre los saltos que se ven en las vidrieras.
Luciano Galfione, secretario de la Fundación, agregó un elemento: el precio de los alquileres de los shoppings. “Estuvieron parados casi todo este año y hay que ver cómo se recomponen”, advirtió.
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La economista Priscila Makari analizó la situación actual del sector textil, que tiene un nivel del 48,5% de uso de capacidad instalada, una mejora contra el promedio por el parate Covid es de 35% entre enero-septiembre 2020. Las perspectivas para octubre-noviembre es que superen ya el 50% de uso de las máquinas para producir.
Inversiones. “Estimamos un crecimiento de la producción para los meses que vienen”, agregó y detalló que la demanda de energía del sector textil alcanza ya el de octubre del año anterior”.
El sector prevé una inversión de US$ 250 millones para el año que viene, monto que supera a 2011. Este año, se volcaron US$ 100 millones, en parte para la fabricación de productos por la pandemia, como insumos sanitarios. Con ese nivel de inversión y el aumento de producción, prometen recuperar unos 200 mil empleos en toda la cadena.
Para el rebote de empleo, no esperan una reforma laboral, aunque advierten que debería llegar más adelante. “Mientras nos den trabajo podemos seguir trabajando perfectamente con la legislación actual. Pero con una mirada de sintonía fina, alguna reforma laboral vamos a necesitar, no para quitarle derechos a los trabajadores sino para mejorar la productividad”, planteó Sorabilla. “En el corto plazo lo que necesitamos es mercado para poder trabajar.”
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Dólar. El sector no escapa a la restricción de dólares, que si bien genera mayor protección frente a las importaciones, también limita insumos e inversión. La restricción de US$ 1 millón mensual en el mercado único y libre de cambios para empresas hace que tengan que elegir entre invertir o pagar repuestos o materias primas. “En la administración del comercio hay prioridades. Hoy es que se pueda producir y dar trabajo. Hay que preservar el empleo e importar lo que no deje a la gente sin trabajo”, agregó Sorabilla.
Del otro lado, buscan aumentar exportaciones. “La industria tiene que caminar a un proceso de competitividad global que no depende solo de los empresarios y la tecnología, sino que tiene que ver con el costo de la energía, de los servicios, la tasa de interés, el costo logístico”, remarcó el vicepresidente de ProTejer.
En ese contexto, Galfione explicó que se está relevando la oferta exportable en diálogo con las empresas y se preparan medidas para ganar competitividad, en el marco de las mesas sectoriales que discuten con el Gobierno y los trabajadores. “Se eliminaron derechos de exportación en los últimos eslabones de la cadena y se mantuvieron los reintegros. La idea es potenciar lo que tiene más valor agregado”, detalló.
PV