En Argentina y Venezuela “se terminó la fiesta”, según la revista inglesa The Economist, una de las referencias a nivel internacional. Y calificó a ambos países como las economías "más débiles de América Latina".
Según la publicación, que se edita desde el año 1843, Argentina y Venezuela "están llegando a un punto de inflexión", luego de vivir “a lo grande durante años, gastando alegremente ganancias de un auge irrepetible de commodities (petróleo en Venezuela, soja en la Argentina)”.
“Ambos recurrieron a intervenciones de los bancos centrales y a controles para evitar que tasas cambiarias sobrevaluadas caigan y que la inflación crezca. Ambos enfrentan ahora un castigo merecido", subrayó el artículo que integra la edición impresa.
Para The Economist, "la inflación es un problema compartido" entre Buenos Aires y Caracas, y, en el caso argentino, "está de manera no oficial en 28 por ciento, consecuencia de políticas monetarias y fiscales flexibles".
"Algo había que hacer, y el mes pasado (por enero, ya que la revista se publica mañana) la Argentina dejó que el peso se devaluara más de 15 por ciento en la semana que comenzó el 20 de enero, y luego anunció una flexibilización de la prohibición de comprar moneda extranjera para ahorro", repasó The Economist, que, sin embargo, cometió un error al indicar que lo que los particulares obtienen "es transferido a sus cuentas bancarias, sin que se libere en efectivo".
Para la revista británica, "el objetivo del Gobierno parece ser achicar la brecha entre el precio oficial y el blue, y si bien se achicó un poco, el temor a que la devaluación lleve a una inflación mayor explica la continua suba de pedidos de dólares, incluso a una tasa menos favorable", planteó.
"Si el Gobierno está dispuesto a ser prudente antes de hacer política, no está claro. El día en que su gobierno dejó al peso deslizarse, (la presidenta Cristina) Fernández (de Kirchner) anunció un plan", el denominado "Progresar", y "su única referencia a la caída de la moneda fue un tuit acusando a los bancos de haber ayudado a inversores a especular con el peso".
"Al menos la liberación parcial de los controles cambiarios es un paso vacilante hacia la normalidad. En Venezuela, la situación es más peligrosa", comparó.