Son jornaleros, changarines, asalariados, cuentapropistas y profesionales independientes que representan un tercio de la fuerza laboral.
Según datos del Ministerio de Trabajo en la Argentina hay casi dieciséis millones de personas laboralmente ocupadas. De ese total, los que aportan y reciben beneficios sociales sumaban diez millones y medio (66% del total). El restante 34% trabaja en la informalidad, lo que marca un guarismo imposible de aceptar para una sociedad que presume de haber dejado atrás la "emergencia" y alardea de un boom económico.
El grueso de los registrados – 8,5 millones- son empleados en relación de dependencia. Los profesionales o cuentapropistas suman más de 1,7 millones, distribuidos entre monotributistas –la amplia mayoría– y autónomos. Y otros 300.000 son aportantes del servicio doméstico.