ECONOMIA
tecnologia francesa en campos argentinos

Trigo: bien con los rindes, mal con el mercado

En una jornada técnica en el Sudeste bonaerense quedó claro que la adopción de tecnología y el aporte de la genética determinó el aumento de la productividad en la última década.

Mar y sierras. En esa región se crece a 65 kilos por hectárea por año, gracias a la innovación contínua que realizan productores.
| Cedoc Perfil

“Durante los últimos años los rendimientos trigueros de la Región Mar y Sierras vienen creciendo con una tasa promedio de 65 kilos por hectárea anuales, como producto de la adopción de tecnología y especialmente de la incorporación de genética francesa. Esto es muy superior a lo que ocurre en Europa, donde los aumentos de productividad están detenidos”, dijo Jorge González Montaner en el Tour Técnico Baguette organizado por Nidera Semillas. El encuentro, realizado en Mar del Plata, concentró a técnicos y representantes zonales del sudeste bonaerense.     
Y todavía las productividades potenciales de los campos trigueros muestran que hay más para crecer. Es que embolsado por los vientos de las nuevas tecnologías y el mejoramiento genético, el techo de los rindes vuela y se eleva cada vez más. Al respecto, el reconocido especialista mostró que al aplicar los sistemas intensivos de producción de trigo utilizados en Francia, basados en la utilización de altos niveles de insumos, en ambientes medios de Mar y Sierras se pueden incrementar los rindes en 6 quintales por hectárea y en los ambientes de alto potencial se pueden lograr 15 quintales más. “Esto nos muestra el potencial que tiene la combinación entre la genética disponible y la nutrición del cultivo”, explicó González Montaner. “De todas maneras —agregó—, lo que queremos mostrar es que todavía tenemos un camino por recorrer en materia de aumento de rendimientos a través de la introducción de tecnología, mientras que en Europa desde el 2000 están prácticamente estancados.” 
También remarcó que el próximo gran salto del trigo estará dado por la transgénesis.  “Pero esto depende de la aceptación de los mercados”, indicó. Y estimó que en algunos países es posible que la producción de trigos transgénicos sea aceptada dentro de 4 o 5 años, pero que difícilmente ocurra esto en Europa en el mediano plazo.
Otro aspecto al que se refirió González Montaner fue “el fuerte impacto del curasemillas. Hemos descubierto que a través de encontrar interacciones con insecticidas y fungicidas se logran aumentos significativos de rendimientos. Esto no sólo aparece en trigo, también encontramos efectos muy fuertes en cebada, particularmente en la disminución del vuelco, uno de los problemas centrales del cultivo”. La tecnología para la protección de semillas (TPS) es un eje en el que Nidera viene trabajando desde hace ya más de tres años. Hoy, la genética de la compañía es comercializada con tratamientos en origen que ponen en resguardo la inversión del productor en semilla.
Al finalizar su charla, el especialista justificó su preocupación por “la presencia de enfermedades en el trigo, como el pietín, como consecuencia del área sojera, que en Mar y Sierras hoy ocupa el 80 al 90% de la superficie agrícola, generando una progresiva degradación de la calidad del ambiente. Esto, que está ligado al problema de las malezas difíciles, acarrea un problema para los otros cultivos ya que se hace uso de productos con cada vez mayor residualidad y no conocemos sus consecuencias en el mediano plazo. Pero también afecta a la soja, ya que aparecen más enfermedades típicas de ese cultivo, a la vez que caen los rendimientos por la pérdida de estructura e infiltración de los suelos”. En consecuencia, la rotación de los cultivos vuelve a aparecer como la estrategia clave para disminuir la aparición de problemas de diversa índole en todos los cultivos y no sólo en ésta sino en las campañas futuras