Desde el año 2000, el mes de enero es ciento por ciento de los chicos en la Universidad
Nacional de Lanús (UNLa). Durante el cambio del milenio, se realizó por primera vez el
programa de verano “Los derechos de los niños no se toman vacaciones” en el campus
académico de Remedios de Escala. A partir de entonces, cada año se llevan a cabo
jornadas gratuitas de deportes, talleres de oficios y actividades culturales para chicos de
instituciones barriales de la zona. Una forma inédita de insertarse en la comunidad
impulsada por una universidad nacional.
El viernes pasado culminó la vigésima edición del programa de la UNLa, en el que
participaron 500 niños de 5 a 13 años que asisten a comedores escolares y comunitarios
de Lanús, Esteban Echeverría, Lomas de Zamora y Almirante Brown. Durante cuatro
semanas, del 7 al 31 de enero, se desarrollaron actividades en las más de 30 hectáreas de
la universidad. Allí, los chicos pudieron disfrutar de los edificios emblemáticos, el gran
parque arbolado, el cine universitario Tita Merello y el Aula Magna del Bicentenario,
espacios que se convierten durante el verano en lugares abiertos al aprendizaje, en el
marco de la difusión de la Convención Internacional de los Derechos del Niño.
Una brigada de profesores y ayudantes se ocupa de los chicos que concurren año a año,
organizados por grupos etarios. En cada jornada, los niños asisten a dos talleres, que van
desde taekwondo y gimnasia rítmica hasta ajedrez y bijouterie. También existen talleres
de oficios (carpintería, mecánica e informática), iniciación deportiva, teatro y percusión.
Al llegar al campus en micros rentados por la UNLa, los chicos reciben un refuerzo de
almuerzo, y antes de volver a sus casas, toman una merienda. Mientras tanto, los
referentes de los merenderos y comedores que los acompañan tienen también la
posibilidad de asistir a talleres formulados especialmente para ellos. Además, durante el
mes del programa, médicos y odontólogos visitan el campus para realizar chequeos a
todos los asistentes.
“Desde las primeras ediciones, no imaginábamos llegar a los 20 años del programa de
verano y alcanzar el prestigio que ha ganado”, explica Juan Loiseau, uno de los
coordinadores del programa. “Pero nuestro objetivo final, más allá del servicio a la
comunidad donde la UNLa está inserta, es concientizar a los chicos sobre la idea de que
las universidades públicas son espacios que le pertenecen a todos los argentinos sin
excepción, y que ellos tienen el derecho a soñar con un futuro universitario”, afirma.
Muchas actividades extra
Más allá de los talleres y las actividades diarias, también se desarrollan eventos
especiales. Este año, se llevaron a cabo “Los Juegos Olímpicos del Programa de
Verano”, donde los chicos tuvieron la posibilidad de conocer e iniciarse en distintas
disciplinas atléticas de lanzamiento (jabalina, bala y disco) y carreras con vallas y de
velocidad. A su vez, se realizó la “Maratón de Aventura”, una carrera de obstáculos por
el predio de la UNLa, donde hubo que sortear rampas, árboles y hasta durmientes
ferroviarios.
También se desarrollaron diversas propuestas culturales, como cine y títeres, y “vida en
la naturaleza”, un taller donde se enseñan actividades campamentiles, pero con foco en
la concientización sobre el buen uso, cuidado y preservación de los recursos del medio
ambiente. Por último, otra de las novedades de este año, fue un taller de aeromodelismo,
a cargo de Rubén Arismendi, licenciado en Diseño Industrial de la UNLa.