La combinación de una crisis de liderazgo en el PJ, particularmente en el estratégico capítulo bonaerense, y la imagen positiva de la que goza María Eugenia Vidal en la opinión pública de una provincia que concentra el 37 % del total de electores, describe con precisión el fenómeno político detrás de la victoria de Cambiemos.
Que el pleno de los intendentes de la Primera y Tercera Sección identificados en lo formal con Unidad Ciudadana (UC) solicitasen al gobierno bonaerense boletas para consumar el corte contra su principal candidata, Cristina Fernández de Kirchner, resultó la comprensión tardía del estado de opinión en la ciudadanía de sus distritos.
Fue un reconocimiento de repercusiones desiguales. En algunos casos, de reprobación a esa conducta: Sergio Massa obtuvo el tercer lugar en Tigre, donde mandó a cortar boleta contra sí mismo en un intento desesperado por no perder el tramo local de las elecciones contra Cambiemos, como finalmente ocurrió.
Julio Pereyra tuvo más suerte. Impuso la lista de concejales de la UC (46,75 a 32,41 por ciento). Pero en el camino, el ex intendente de Florencio Varela resignó 7 puntos de ventaja con relación a las PASO, en una modalidad replicada a grandes rasgos en toda la zona Sur del Conurbano, donde en 2015 el peronismo venció por más de medio millón de votos a la gobernadora bonaerense.
Esa ventaja fue reducida a la mitad por Cambiemos que se impuso en la zona Norte por casi 200 mil votos, con triunfos sobre la UC en San Martín y Hurlingham cuyos intendentes, Gabriel Katopodis y Juan Zabaleta, tentaron abjurar de su frondoso pasado kirchnerista –uno junto a Daniel Scioli y el otro con Amado Boudou- para oponerse a Vidal y a Cristina en simultáneo: la sociedad aguarda más de una renovación política que un simple declamación voluntarista, según parece.
Lo terminó de comprender ayer Katopodis, sorprendido por el contraste entre el afecto recibido al recorrer escuelas afectadas a los comicios y el resultado obtenido: cuarto detrás de Massa, su jefe político para el primer intento secesionista en el peronismo
Con resultados en los que Cambiemos arañó los 50 puntos y dobló en votos a la UC, La Plata y Mar del Plata fueron los dos centros urbanos que tributaron a la victoria y compensaron la superioridad del kirchnerismo en La Matanza. Su intendente, Verónica Magario, lució de mal semblante en el mitin montado en Sarandí.
Ella y Jorge Ferraresi fueron los únicos en responder a la convocatoria efectuada por la ex presidente para asistir al acto montado en esa localidad. El jefe comunal de Avellaneda superó por apenas 10 mil votos a Cambiemos. El dúo es el único soporte real de Cristina para disputarle a los intendentes la conducción del PJ bonaerense en marzo. El resto arguyó la necesidad de fiscalizar el acto electoral en sus distritos.