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Charly se prepara para pisar el Colón

Presenta Líneas paralelas, artificio imposible. Entradas de casi 2 mil pesos agotadas. Galería de fotos

Look. A los 62 años, Charly García mantiene la frescura y la sorpresa propias de los genios.
| Cedoc

Salió volando apenas terminó de responder las preguntas de los periodistas, sin sacarse una foto de más, sin firmar nada, ni remera, ni autógrafo, ni discos, ni libro, ni su libro, que era el que estaba presentando en ese momento. A Charly García lo estaba esperando Cristina Fernández en la quinta de Olivos, cuando ya eran cerca de las nueve de la noche del jueves.

Aunque se trata de Charly, es probable que haya sentido que a la Presidenta no la podía hacer esperar, puesto que la conferencia se dio por finalizada en menos de media hora y el argumento fue que el músico tenía una cita muy importante que no podía demorarse.

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A la limousine se subió con Mecha Iñigo, su novia, mánager, coordinadora, partner y demás, inseparable de su ser, mucho más que su sombra, de quien él ya declaró estar profundamente enamorado, por tercera vez en su vida. A bordo también fueron el Zorrito Von Quintiero (entre los músicos de su banda es uno de los más amigos), Alejandro Pont Lezica (el viejo DJ que actualmente oficia de director artístico de una de las radios de Cristóbal López, Mega, y que desde hace un tiempo pulula entre los más cercanos al bigote bicolor) y José Palazzo, el empresario de rock cordobés que comercializa y vende los conciertos del músico.

Mientras tanto, los directivos de Planeta llamaban con urgencia desde sus celulares para asegurarse de que la limousine no lo dejara a pie, esta vez contratada por la editorial.

Charly fue a invitar a Cristina a su concierto del próximo lunes en el Teatro Colón (el primero de dos, el segundo será el lunes 30), al que denominó Líneas paralelas, artificio imposible, homónimo del libro que acaba de editar con Planeta, el cual también le llevó de regalo a la mandataria

. Y le contó más o menos de qué va a tratarse. 27 músicos en escena, diez que conforman la banda que lo acompaña desde su vuelta, The Prostitution, más 17 músicos de cámara que les aportarán los arreglos clásicos a las canciones, bajo su propia dirección. Habrá cuatro coreutas y el invitado especial de la velada será Bernard Fowler, corista de los Rolling Stones, amigo de García. Aseguran que la puesta estará lejos de ser barroca, que la idea es visualmente minimalista y que el protagonismo absoluto deberá tenerlo la música, y lo que pase entre las canciones, el prócer y el público asistente (ver recuadro).

El Teatro Colón, ámbito que se impone por sí mismo, abrió las puertas al compositor más célebre del rock argentino, pero sin despejar del todo algunos obstáculos. Toda la puesta que Charly craneó para estos conciertos no se ensayó, al menos hasta hoy (a dos días del show) en el escenario del mismo teatro.

El Gobierno de la Ciudad le cedió el espacio de la Usina de las Artes, ubicada en el barrio porteño de Barracas, para que se desarrollen los ensayos, pero el Colón recién recibirá a García y los 26 músicos restantes, para la función. También hubo comentarios de varios sectores (desde su entorno, pasando por los periodistas y hasta su actual jefa de prensa), que mostraron preocupación y desprolijidad en el manejo de las entradas.

Acreditaciones para los medios prácticamente no hay, y aseguran muchos que la cartera que dirige Lombardi dispuso de una cantidad exacerbada de tickets y recortó así la cantidad de los que podían disponer en el entorno de Charly (hubo que reducir invitaciones de amigos y familiares de los músicos, por ejemplo).

Con precios que llegaron a rozar los 2 mil pesos, las entradas que se pusieron a la venta se agotaron rápidamente. Aún nadie habló de nuevas funciones, aunque en un momento, cuando el músico anunció los conciertos, se habló de cuatro fechas.

Charly había dicho en la reunión inicial que tuvo con Mauricio Macri y Hernán Lombardi que quería invitar a Yoko Ono, porque el concepto de las líneas paralelas es fruto de un encuentro con ella. También se supo que los funcionarios tomaron el pedido del músico casi como un delirio, y trataron de ocultar las expresiones de sus rostros en aquel momento.

El libro funciona como una suerte de programa de lujo para los asistentes al Colón. Allí, Charly dice que está plasmado el concepto de las líneas paralelas y se dirige también al espectador. “Como planeamos con Alejandro Terán (autor del “score” orquestal), la obra empezaría con un Big Bang (aquella explosión que dio origen al universo). Un sonido fortísimo al que luego le iríamos sacando de a poco las notas y solamente quedarían estos sonidos sin armónicos sucios, el enmascaramiento sonoro, y todo lo que convierte, o al revés, la música en ruido”.

Expresadas así hace algún tiempo, ahora las cosas cambiaron. En primer lugar, Terán ya no es de la partida. No se sabe si renunció, si Charly lo echó o qué, pero quien iba a comandar el barco junto a él no estará sobre el escenario. “Los conciertos iban a ser con una orquesta sinfónica –dirigida por Alejandro Terán– pero me di cuenta de que no era lo que yo quería y opté por dos cuartetos de cuerdas, ahora bajo la batuta de Patricio Villarejo”, dijo Charly el jueves al respecto. Por otra parte, Terán podría haber estado cumpliendo su mismo rol dentro de The Prostitution, como venía haciéndolo, pero tampoco sucederá.

El contexto de Charly nunca fue un ambiente tranquilo ni fácil: “Para mí, que tengo la scicoanalítica (psicoanalítica) repulsión, por mi ‘condición’ de ‘diferente’, la internación y obvia reinserción en el negocio... ejem, ejem... en la vida digo, la idea de que lo que hago me guste más que yo fue fermentando un odio por la cantidad de pelotudos arruina-partys con los que trabajaba y también los amigos (entorno, dicen las revistas), salvo esos que no necesitás ver todos los días, se empeñaban en que fuera como ellos/ellas querían; pero no personalizo porque es un efecto ‘mágico’.

Me conocen, se sienten contentos como novia nueva, pero sólo para después creerse que son yo. Lo cual para mí es conocidísimo y aburrido. Era como armar el avión gigante de Hughes con gente que nunca ha estado en el aire ni siquiera saltando. No creo que el cigarrillo, la bebida o las drogas hagan mal o sean peores que el T.E. celular, los porteros de las discos o ir al banco”.

 

RENATA SCHUSShEIM Y  LOS DETALLES DE ‘LINEAS PARALELAS’

“La idea es tan buena que se destruye a sí misma”, dice Charly. La idea de las líneas paralelas tiene varias premisas: que “tienen ganas de tocarse pero se consuelan sabiendo que van a estar toda la vida juntas”, que son dos notas, sol y re, y dejan espacio a una tercera que es la que “define el alma del acorde” y, como dijo Jimi Hendrix: “La música no son las notas, es el espacio que hay entre ellas”. “Ubiqué las líneas paralelas como las de un tren o una pista de lanzamiento de naves espaciales”, expresó García.

A cargo de la puesta en escena y el vestuario, Charly volvió a confiar en el talento de Renata Schussheim, quien detalla las características de lo que montarán en el escenario del Colón. “Los temas que eligió Charly son maravillosos, están muy inteligentemente pensados. Yo creo que hay un momento donde todos piensan que hay que hacer algo especial, y hacer estallar edificios, creo que eso ya lo hicimos en Ferro. Y creo que ahora hay que ser más minimalista.

Armé algo alrededor de él como para que se escuche la música, que es lo único que importa. Tiene que ver con su mambo con la música, con las líneas paralelas, con no terminar todo el tiempo arriba sino terminar abajo, con que el último tema lo cante con Bernard (Fowler) y que sea happy and real, y que todo no sea un fuego artificial, porque la vida no es un fuego de artificio”.

“El me lo contó y me lo dibujó, él es muy gráfico y es un artista maravilloso, completo. A mí me encanta cómo dibuja. Entonces, él me dibujó lo que veía. Mi tarea fue bajar esa información a la realidad del escenario, que no es moco de pavo. Hay dos láseres, que representan las líneas, uno rojo y otro azul, y todo un tema con lo que es la música de su grupo y la de la filarmónica, la que tocan los músicos clásicos. Mucha simplicidad: cuando el lugar es como el Colón, no tenés que agregar firuletes”.

“Es muy emocionante saludar a la platea desde ese escenario, yo lo he hecho muchas veces porque trabajé mucho en el Colón, y es una emoción que no se puede describir. Es un lugar donde estuvo Maria Callas, Nureyev, Mariinsky. Está muy cargado ese teatro, es muy fuerte lo que pasa ahí. Tiene una acústica increíble y es todo muy hermoso, entonces no hay que sobrecargarlo. El minimal es maravilloso. Charly está en esa tesitura, y yo también estoy en ésa. No poner cosas barrocas, no poner cosas que distraigan, realzar lo que vale la pena, nada más”.

Schussheim asegura que si hay otro artista del rock argentino que puede plantear algo en el Colón, “tal vez sea Fito Páez. Igual, Charly es mi bebé. Es como mi referente. Hay una comunión, un intercambio y un respeto artístico muy fuertes. Creo que eso es lo más importante, el respeto que yo tengo por él y el que él tiene por mi laburo. Confiamos mucho el uno en el otro. Siempre me comuniqué impresionantemente con él porque me tiraba como un perfume de lo que tenía que hacer y yo lo agarraba y lo hacía. Desde Piano bar, Ferro y ahora Líneas paralelas. Tenés que tener mucha conexión; si no, puede ser un desastre”.