En Brasil, el hecho de ser ex presidente es una institución. Y esto, más que a Lula, se debe a la figura de Fernando Henrique Cardoso y al rol político que asumió. Entrevistado por PERFIL en exclusiva, evitó darle consejos a Maurício Macri, Pero le sugirió, sí, valerse del crédito que el pueblo argentino le dio en las urnas para decir “con claridad y firmeza” lo que hay que debe hacerse para recomponer la economía del país y darle al pueblo un horizonte.
Desde otro lugar. A sus 84 años, FHC, como se lo llama en el país vecino, comanda en San Pablo el instituto que lleva su nombre. Se refiere a la situación de nuestro país desde su lugar de político y de sociólogo respetado por todo el mundo. También lo hace desde su condición de ex presidente, capaz de analizar el escenario y proyectar el futuro sin caer pasiones y ambiciones coyunturales.
En los últimos meses, siguió con mucha atención los comicios argentinos, la victoria de Macri, y marcó la falta de republicanismo en la transición de Cristina Fernández de Kirchner a Macri.
Incluso, desde Portugal, donde participó la semana pasada de una conferencia de la Fundación Champalimaud sobre lo que va a pasar en los próximos diez años, habló por teléfono con Mauricio Macri. En lo único que es tajante sobre el futuro es en un mensaje que le da a Cristina Kirchner: “No candidatearse jamás y trabajar por su país desde otro escalón”.
—Usted se doctoró en 1994. Luego fue ministro de Hacienda y candidato presidencial y después, como presidente, incluso reelecto, propuso medidas económicas muy semejantes a la que Argentina va a tener que abrazar. ¿Que consejos le daría a Macri en esta tarea?
—No es mi rol darle consejos. Pero sólo se puede gobernar si se tiene firmeza política y una agenda clara. El presidente se tiene que ganar al pueblo porque hay intereses diseminados que son, en realidad, contrarios al cambio necesario y esencial. En Argentina, el nuevo gobierno va a tener que cortar los subsidios, va a tener que sincerar el cambio y la inflación. Todo eso va a depender de la decisión del Congreso. Macri sólo podrá avanzar con el apoyo del Congreso, aun cuando la mayoría no sea de su partido. El diálogo es esencial en el período que se avecina.
—Pero, ¿cómo debe Macri encarar el diálogo?
—Con claridad. Tiene que ser honesto en lo referido a los cambios imprescindibles y ganar el apoyo del pueblo.
—Hay consenso entre los analistas en cuanto a que la economía argentina va a empeorar antes de empezar una trayectoria ascendente. ¿Es posible que esto produzca un descontento popular?
—Así es siempre, pero el presidente tiene la obligación de abrir un horizonte de esperanza. Mire la situación de Brasil. Aquí, las necesidades no son tan distintas de las de Argentina. Se necesita que una agenda tecnócrata para la economía pueda ser percibida por el pueblo de acuerdo a sus verdaderos fines. Los brasileños no tienen noción de lo que les espera en el futuro y, por eso, no creen en el cambio. En Argentina, como fue elegido recién y como este hecho significó un cambio, Macri tiene crédito. Crédito popular, quiero decir. Va a tener que usar este crédito muy pronto y con firmeza.
—Usted ha sido el fundador de la institución “ex presidente” en Brasil. No se ve en Argentina, todavía, una iniciativa como ésta. ¿Será muy pesado para Macri tener a una ex presidenta activa en la política y en clara oposición a su gobierno?
—Va a pesar. Creo que todo ex presidente tiene que tener en claro el peso de su palabra. La primera condición para que sea escuchado con objetividad por la sociedad es declarar que no será candidato. Si la presidenta Cristina se posiciona desde ya como candidata, todo lo que haga y diga va a perturbar los programas necesarios al país y a su pueblo. Yo creo que ser elegido y reelegido presidente es suficiente. Uno tiene que entender que es remplazable y que tiene que abrir espacio para otros.
