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RELACIONES DE PODER

Cuando Trump habló de la falta de experiencia de Franco Macri

En una autobiografía de 1987, ahora reeditada, el polémico candidato republicano habló en un capítulo del padre del Presidente. Revela un frustrado negocio del creador de Socma en Nueva York, que derivó en un encuentro y en la venta del proyecto al magnate inmobiliario. La reunión en la que estuvo Mauricio.

NEGOCIOS. El casi seguro candidato republicano compró un proyecto del padre del presidente argentino. La historia, narrada por Trump habla de dos estilos de empresariado.
| Cedoc Perfil

“Un equipo lleno de conocimiento, pero muy poca experiencia práctica”. Así definió el polémico candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, al equipo de Francisco Franco Macri a quien en la década del 80 le compró un proyecto inmobiliario en la zona noroeste de Nueva York, luego de que el padre del Presidente de la Nación fracasara en su desarrollo. Trump habla de él en una autobiografía titulada The Art of the Deal (El Arte del Negocio), que el magnate publicó en 1987 junto a Tony Schwartz a través del The New York Times, que lo destacó como uno de sus mayores bestsellers. El año pasado, el diario lo reeditó en el medio del boom mediático en torno a la figura del empresario inmobiliario, dejando incluso su descripción original que hoy, en medio de sus declaraciones xenófobas y misóginas suena desafiante: “Trump es la mejor definición de la historia de éxito americana”.
Trump se ocupa del creador de Socma en un capítulo especial titulado “A West Side Story”. Hay que decir que la narración es obviamente un 70% de Trump sobre Trump mismo, y sólo de costado, como un partícipe circunstancial, aparece Macri, a quien se presenta como “un hombre que se hizo rico en los 60 haciendo puentes para el gobierno argentino”. La historia arranca con la decisión del magnate de hacer un negocio inmobiliario frente al río Hudson a la altura de la 59 y la 72 en lo que se llama el Upper West de Manhattan. Había tratado de hacer negocios allí en 1979 y en la que llama su “decisión más dura” debió abandonarlo. Pero en 1986 volvería a la carga.
Todo empezó cuando un amigo suyo, Abe Hirschfeld se hiciera con los terrenos. “Pero Abe rápidamente fue en busca de un socio para el trato”, y ahí es donde aparece Macri, que aceptó “tomar el control de todos los trabajos”. El control del proyecto quedó a cargo de Carlos Varsavsky, “un ex profesor de física que había manejado la firma BA Capital del holding Macri”, cuenta Trump. Se trataba, además, del padre de Martín Varsavsky, hoy un reconocido emprendedor argentino que vive en el exterior.

Los errores. Trump relata aquí lo que considera los fallos de Franco Macri. Según dice, lo más difícil para llevar adelante un proyecto de viviendas en Nueva York es conseguir todas las aprobaciones necesarias de parte del gobierno, en especial lo vinculado a la rezonificación. “Macri finalmente logró zonificar el proyecto llamado Lincoln West, pero en el camino hizo demasiadas concesiones a la Ciudad”, relata Trump. “Haberlo empujado a dejar el proyecto fue lo mejor que le pudo haber pasado”, anticipa Trump sobre el final del deal, “porque si Macri hubiera intentado construir el proyecto en las condiciones que había arreglado, lo hubieran hecho perder cientos de millones de dólares”, señala.
“Fue triste, porque de alguna manera Franco Macri es una persona maravillosa y bienintencionada”, continúa el hoy candidato. “Pero hizo una mala evaluación desde el comienzo: asumió que en un proyecto tan grande como el de West Side, el iba a poder absorber todos los costos y aún así hacer una ganancia importante”, redondea, antes de pasar a explicar lo que él entiende son los errores del padre de Mauricio.
“Uno de los problemas de Franco fue que trató de aplicar los principios de la construcción de puentes al desarrollo de viviendas. Cuando hacés un puente, en un contrato con el gobierno, calculás los costos, hacés el contrato por una suma y sólo necesitás para ganar dinero que se cumpla el presupuesto. Pero hacer real estate es totalmente diferente, porque no podés calcular ingresos ya que estás siempre a merced del mercado”.
El libro enumera las concesiones de Macri a la Ciudad que para Trump fueron equívocas: aceptó poner US$ 30 millones para reparar la estación 72 del subte, “cuando por ese dinero realmente podés hacer toda la estación de nuevo”; acordó volcar otros US$ 5 millones para sustituir una autopista que iba a afectar con el desarrollo por otra en el South Bronx; se comprometió a hacer un camino y parque público dentro del emprendimiento que le costaría otros US$ 30 millones; y también acordó mejorar chimeneas de la empresa de energía eléctrica Con Edison. “¿No era suficiente, le pregunté, con los miles de millones de dólares que les iba a comprar a ellos?”, reflexiona el hombre del jopo rojo, en tono aleccionador. “Me dijeron que si no, se iban a oponer al proyecto, y en definitiva, ¿cuánto podría costar una chimenea?”, le contestó Franco.
“De repente entendí”, dice Trump. “Franco Macri no se había molestado en chequear. Pero yo lo hice. Para poner una chimenea en el aire, hacía falta tanto dinero como para un edificio”, agrega. “Podría costar entre US$ 30 y 40 millones”, dice Trump que le dijo a Macri. “Pero él parecía no darse cuenta”. “Por haber sido tan generoso de aceptar todo lo que le pedían, Macri había comprometido más de cien millones de dólares en concesiones, y lo peor, acordó pagarlo por completo mucho antes de levantar cualquier edificio, o de vender siquiera un solo departamento”, se horroriza el magnate republicano.
Además, Trump enfatiza en que Franco Macri se equivocó en decisiones clave como la ubicación y la cantidad de departamentos, lo que le valió la resistencia de opositores a la construcción en la zona, pero fundamentalmente agrega que “el último gran error de Macri fue que nunca trató de crear entusiasmo sobre el proyecto”. “Durante los cuatro años que tuvo semejante propiedad, prácticamente no se escribió nada sobre él”, cuestiona Trump, que añade: “Sólo su nombre, Lincoln West, implicaba que, más allá de que era uno de los emprendimientos potencialmente más importantes de los Estados Unidos, estaba cerca del Lincoln Center”. El cuestionamiento es que no hizo el marketing necesario para un proyecto así. “Para vender un proyecto así, hay que mostrar que tenés algo único e inspirador a la venta, y tener una estrategia agresiva para venderlo”, recomienda. “Fue sorprendente que ninguno de una docena de bancos a los que Macri contactó le prestaran plata mientras estaban tirando dinero sobre otra enorme cantidad de desarrollos en Nueva York”, completa.

El momento. En ese contexto, asoma el contacto Macri-Trump. “Para 1983, Macri también tenía problemas financieros personales. La guerra en Malvinas había complicado sus negocios en la Argentina”, narra, y recuerda que ya había hundido unos cien millones de dólares en el Lincoln West. En ese contexto, empezó a defaultear algunos de los primeros créditos que había tomado del Chase Manhattan para comprar la tierra. En ese momento, su amigo Abe lo llamó avisándole que Macri quería vender. Ahí empezaron largas negociaciones, que tuvieron dos momentos. A Macri, dice el texto, le costaba vender el negocio, por lo que pidió firmar “una carta de intención de venta”, algo que Trump dice nunca hay que hacer en estas operaciones porque podés exponerte a perder en la Justicia en caso de dar marcha atrás con la operación. Fue lo que Macri hizo seis meses después. Cuando en una reunión, de la que participó “su joven hijo” (única mención a Mauricio Macri en la historia), Franco Macri pidió otra oportunidad y cancelar la venta del proyecto. Siempre mostrándose como un comprensivo, inteligente y soberbio hombre de negocios, Trump dice que se lo aceptó a Macri, una especie de darle el gusto. Rompió la carta de intención y no fue a la Justicia. “Macri dijo que el proyecto lo estaba matando, pero quería hacer un último esfuerzo. No pude evitar tener empatía con él, después de haber intentado desarrollar tantos negocios”, describe Trump sobre aquella reunión, en la que le dedica un párrafo a la traductora, llamada Cristina. “Era una verdadera belleza latina, y nos distrajo bastante. Según Trump, su gesto de “buena voluntad” al darle otra oportunidad, fue lo que hizo que Franco Macri finalmente lo buscara en 1985 para venderle definitivamente el negocio que no caminó y lo estaba consumiendo.
Lo que sigue, en el capítulo, es obviamente, la historia de “todo lo bien” que llevó adelante el proyecto el propio Trump, treinta años antes de estar peleando la carrera por la Casa Blanca y con el hijo de Franco ya instalado en la Casa Rosada.

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La versión de Salvestrini
Orlando Salvestrini, eterno mano derecha de Franco Macri, y una especie de guía en los vínculos del contratista del Estado con su hijo, el hoy presidente Mauricio Macri, contó en una reciente entrevista en PERFIL los detalles de otra parte de la negociación con Donald Trump, de la que el magnate republicano no hace mención en su autobiografía.
Durante un tramo de las negociaciones en torno a la salida de Franco Macri del intento de hacer edificios en el Upper West de Manhattan, un día en 1983 Trump lo llevó a Mauricio a sus campos de la Florida a jugar al golf, en un partido que se extendió más de lo esperado. En ese primer partido, el actual presidente argentino hizo un esfuerzo enorme para dejarse perder. “Ya no sabía qué más hacer. Era malísimo”, le confesó esa noche a Salvestrini, según narra la nota de PERFIL de mayo pasado. Salvestrini recuerda, además, el otro costado del negocio que le costó tiempo y dinero a Franco: cuando se enteró de que Trump se quedaba con el plan, tuvo un ataque al corazón.