Este 2019 electoral viene de la mano de un reacomodamiento en varios sentidos. Por un lado, un escenario polarizado que venía sosteniendo posiciones fijas y hoy parece estar en pleno movimiento. Pero además, este año se pone en funcionamiento la Ley de Paridad de Género en Ambitos de Representación Política que dispone la inclusión de mujeres en las listas en igualdad respecto a los varones.
Hace tiempo que las mujeres que hacemos comunicación política nos encontramos con el diagnóstico común de que, como pasa en la mayor parte de los trabajos cercanos a los “círculos rojos”, nuestras voces suelen quedar invisibilizadas. Pero el impulso de las discusiones de género y los cambios en la realidad política de nuestro país nos mostraron que era el momento de intervenir.
Somos muchas las que todos los días hacemos comunicación en ámbitos públicos, en áreas de gobierno, dirigimos equipos y formamos parte de campañas. Por eso junto a un grupo de colegas impulsamos Mujeres en Campaña, un espacio destinado a visibilizar nuestro trabajo, con el que buscamos meternos dentro del campo de juego.
Las promotoras y expositoras del espacio somos nosotras, pero como queremos dar la discusión desde adentro, invitamos a los varones a formar parte. Nos dijeron que había sido una cuestión de branding, pero lo cierto es que fueron muy pocos los que se sumaron (¿o debemos decir se animaron?) a formar parte de la primera actividad que hicimos el 26 de junio en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.
Esa jornada fue un puntapié inicial, lo que sigue es generar un espacio de referencia, de encuentro y de puesta en valor de nuestra labor cotidiana protagonizada por mujeres.
Concebimos a la comunicación política como una mirada estratégica que necesita profesionalización para poder ajustar los mensajes en una etapa en la que el desarrollo de las nuevas tecnologías y las redes sociales generaron una sobreabundancia de estímulos e identidades líquidas.
La complejidad de este nuevo escenario precisa que la Comunicación Política sea interdisciplinaria. Queremos que este espacio tenga heterogeneidad y que podamos promover un debate abierto y plural. Queremos generar el contrapunto que nos permita pensar junto a los otros y las otras.
En la primera jornada tuvimos paneles sobre distintas especialidades. Le dimos un lugar especial a la comunicación de gobierno porque creemos que tiene un saber hacer particular al que hay que prestarle atención. El vínculo del Gobierno (y del Estado) con la gente tiene componentes pedagógicos que la Comunicación Electoral no tiene. Requiere la construcción de mitos que se proyectan durante más tiempo que una elección.
En este año electoral no podíamos dejar de hablar de la campaña con las consultoras, y en ese marco también nos tomamos un tiempo para pensar cómo funcionan las narrativas polarizantes en las redes sociales y hasta invitamos a una historiadora con la que conversamos acerca de la polarización en otras épocas.
De los paneles participaron Natalia Aruguete, Daniela Barbieri, Paola Zuban, Natalia Zuazo, Ximena Tordini, Laura Durán, Julia Rosemberg, Lucila Duloup, Shila Vilker y Celia Kleiman. Y en el cierre con mujeres políticas contamos con la presencia de Claudia Neira, Florencia Casamiquela y Camila Crescimbeni.
La jornada contó con el apoyo del Centro de Formación y Pensamiento Génera y con la declaración de interés académico e institucional de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.
En la organización de este evento participaron unas cuantas colegas que se fueron sumando a Mujeres en Campaña, sin las que nos hubiese sido imposible llevarlo adelante. Agradecemos a todas y a todos y convocamos a que sigan sumándose para hacer crecer esta iniciativa que recién empieza.
*Julieta Waisgold. Abogada, Especialista en Comunicación Política.
*Emilia Castro Rey. Socióloga, Especialista en Comunicación Política.
Generar espacios de confianza
Desde “Hablemos de Todo” apoyamos iniciativas como “Mujeres en campaña” que dan voz a las mujeres, a quienes por mucho tiempo se nos negó de manera absoluta espacios de intercambio, diálogo y representación. Disfruto y me entusiasma escuchar a mujeres talentosas, líderes y protagonistas. Tengo la certeza que pronto vamos a lograr una igualdad real en nuestra sociedad y se verá reflejada en nuestra vida cotidiana.
Durante el evento tuve la oportunidad de contar un poco sobre el programa que coordino y la campaña nacional de prevención del embarazo adolescente en que participamos. “Hablemos de Todo” es un programa del Injuve para informar y concientizar a personas jóvenes sobre sexualidad, diversidad, bullying, métodos anticonceptivos, consumos problemáticos, etc. En www.hablemosdetodo.gob.ar pueden chatear y sacarse sus dudas de manera anónima y confidencial con un equipo interdisciplinario de profesionales. En 2017 se nos presentó el desafío de lanzar un programa con llegada joven. Estábamos seguros que queríamos hacer algo diferente y decidimos tener una comunicación no vinculada con la institucionalidad del Estado.
En 2018 y gracias al recorrido e impacto que veníamos teniendo, nos convertimos en el medio oficial de consultas para personas jóvenes del plan ENIA, Embarazo No Intencional en la Adolescencia. Gracias a esto, fuimos parte de la campaña nacional para prevenir el embarazo adolescente no intencional en televisión, radio, vía pública, gráfica y redes. El impacto que tuvimos fue muy significativo con más de 3.500 consultas anónimas sobre métodos anticonceptivos que recibimos durante la campaña.
“Hablemos de Todo” habla, piensa y se expresa como una persona joven. Desde nuestras redes y acciones promovemos el debate en libertad y con respeto, corremos la mirada adultocéntrica de las cuestiones para que los protagonistas sean los jóvenes y expresen lo que piensan, desean y hacen. Generamos espacios de confianza e intercambio que faciliten el acceso a la información para concientizar sobre derechos, normativas vigentes y acercar espacios y recursos públicos.
*Lucila Duloup. Coordinadora del programa “Hablemos de todo” del Ministerio de Desarrollo Social.
Decir “no” en política
En Mujeres en Campaña hablé sobre la polarización en el fin de la historia: el plebiscito en el Chile de Pinochet.
En octubre de 1988 Chile acudía a las urnas: a través de un plebiscito la sociedad decidiría si el candidato propuesto por el gobierno militar continuaba ocho años más o si por el contrario se convocaba a elecciones presidenciales. La antinomia resultante fue el “Sí” contra el “No”. Para la oposición comenzaba una campaña política difícil, en medio de amenazas, sospechas de fraude y un disciplinamiento social feroz producto de la represión.
Veinticuatro años después, el director de cine Pablo Larraín estrenó la película No basada en aquella campaña. Más específico aún: basada en el spot televisivo característico por su jingle pegadizo, similar a los comerciales típicos de la época. La dictadura había habilitado un mes antes del plebiscito una franja televisiva de media hora para emitir por cadena nacional propaganda política ligada a los dos espacios en disputa. ¿Cuál fue la novedad de ese spot? En la película en más de una escena René Saavedra, el joven publicista creador del mismo, aparece discutiendo con militantes políticos de la generación anterior, que no entendían cómo se podía armar una campaña tan “lavada”, que no hable del pasado y de los estragos de la dictadura. La respuesta de Saavedra es concisa: “eso no vende”. Así, creía, no se convencía a los indecisos. La propuesta de la película es clara: en un Chile ya transformado por las reformas neoliberales impuestas desde 1973, los límites entre el mercado y la política no estaban tan marcados. Pero va un poco más allá: el “No” ganó, siempre según Larraín, gracias a realizar un mejor uso de las herramientas del enemigo, es decir, del mercado. La intelectual chilena Nelly Richard caracteriza a la etapa de posdictadura que se abre con este plebiscito por la hegemonía del mercado así como por la imposición de un supuesto consenso que cumplía la función de aplanar las disidencias. ¿Será posible una opción política que convoque y que a la vez mantenga abierta la tensión propia de toda polarización?
*Julia Rosemberg. Historiadora.
Polarizaciones verticales y horizontales.
Me sumé a la jornada de Mujeres en Campaña a hablar de polarización en las redes, en el marco del panel de Narrativas polarizantes.
En las redes sociales, la polarización no es una invariante. Distintos temas pueden activar interacciones singulares. En las redes polarizadas, los usuarios tienden a vincularse con aquellos que comparten un mundo de la vida virtual, por lo que agendas y encuadres quedan encapsulados en el interior de burbujas informativas sin interactuar con quienes piensen distinto. Esto se explica por una dimensión subjetiva y otra orgánica. En términos subjetivos, llenamos los vacíos en la información movidos por sesgos de confirmación que nos invitan a seleccionar evidencia que confirma nuestros prejuicios y nos lleva a aceptar aquello que nos resuena culturalmente. Desde una perspectiva orgánica, los algoritmos de las redes sociales toman información de nuestras huellas digitales y, a partir de esas señales, nos devuelven mensajes que son consistentes con esos rastros que vamos dejando en nuestro paso por las redes.
En la red #Bolsonaro que estudiamos con Ernesto Calvo, recogida los días previos a las elecciones presidenciales en Brasil, observamos que en las comunidades opositoras se da una interacción más intensa aunque poco compacta: en su interior conviven votantes de los distintos partidos con diferencias ideológicas. La comunidad pro-Bolsonaro era más compacta y jerárquica, con “autoridades” que emitieron los mensajes más diseminados durante el tramo final de la campaña. Otra particularidad de esta red es un rasgo singular del actual presidente de Brasil, el haber sido un “outsider mediático”. Ello explica que en su burbuja no traccionaran discursivamente los medios tradicionales y que, por ende, la conversación fuera activada por autoridades que no estaban enraizadas en las élites políticas, económicas o sociales de Brasil.
El caso del #AbortoLegal, en cambio, “sororizó” el debate. La política se ubicó por delante de las divisiones partidarias. No solo por ser una red poco jerárquica –los usuarios de bajo rango activaron gran parte de la conversación– sino porque, además, la dirigencia política, lejos de promover premisas que calaran hondo en sus comunidades de pertenencia, se ubicaron en el centro mismo de la red. En definitiva, la distancia cognitiva se acortó, el lenguaje aportó claridad y los mensajes con mayor propagación promovieron un consenso generalizado. Un consenso sororizado.
*Natalia Aruguete. Investigadora del Conicet y la Universidad de Quilmes.