El miércoles 16 de julio de 2014, día en que Tomás Eloy Martínez hubiera cumplido 80 años, se realizó en la sede de la Fundación TEM la inauguración de la muestra Lugar común, la palabra, que recorre la vida y la trayectoria del escritor y periodista argentino fallecido en Buenos Aires el 31 de enero de 2010. Esta semana, quedó abierta al público, y se puede visitar de lunes a viernes de 15 a 20 en Carlos Calvo 4319, 1º piso.
Escritores, periodistas, editores, funcionarios y personalidades de la cultura se dieron cita la noche del cumpleaños del autor de La novela de Perón, Santa Evita y Purgatorio, entre otras obras, en esta muestra que se realizó con el apoyo del Fondo Metropolitano de Cultura, las Artes y las Ciencias del Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.
A través de distintos paneles fotográficos que reproducen imágenes, textos, objetos, manuscritos, recortes periodísticos, portadas de sus libros y diferentes párrafos escogidos de la extensa bibliografía de Martínez, la muestra Lugar común, la palabra está organizada en los siguientes ejes temáticos: Primeros años en Tucumán, La vocación por el periodismo, La crónica y la invención de la realidad, Cartografías del exilio, Sus novelas, de lo sagrado a lo profano, Ficciones peronistas: La novela de Perón y Santa Evita, Entre la academia y las redacciones, Los otros, los nuestros y El legado imborrable.
Se presentó además una instalación sobre su vieja máquina de escribir Remington (la última que tuvo antes del exilio y donde escribió Sagrado y La pasión según Trelew), realizada por su nieta Verónica Martínez.
El legado. Hacia el final de su vida, Tomás Eloy Martínez tuvo la idea de crear una fundación para promover la literatura y el periodismo joven de América Latina; le preocupaba que los jóvenes de la región, también en el campo de lo creativo, gozaran de tanto más talento que oportunidades. Conocido por su preocupación permanente por la calidad de la escritura, Tomás Eloy Martínez quiso dejar como legado –además de su extensa obra– las bases ideológicas y materiales para la creación de un espacio de promoción y de apoyo a las jóvenes plumas de América Latina. Poco después de su muerte (enero de 2010) nace la Fundación TEM de la mano de sus hijos y recibe el respaldo inmediato de amigos y colegas, como Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes y Paul Auster, entre otros, quienes conforman el primer órgano consultivo de la Fundación: el Comité de Honor. En el edificio de la fundación funciona la Biblioteca pública Miguel Cané, y en un sector del primer piso se encuentra el escritorio en el que trabajó Jorge Luis Borges entre 1937 y 1946.