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gran hermano

Internet: alguien siempre te está mirando

Una especialista norteamericana explica cómo las agencias de inteligencia monitorean todas las comunicaciones en su país. En la Argentina, inquieta el rol de César Milani al frente del Ejército.

NSA. La agencia cuyo espionaje Edward Snowden sacó a la luz. El ahora refugiado en Rusia no es el único “whistleblower”, ciudadanos que alertan a la población sobre las malas prácticas de poderes del
| Cedoc Perfil

Woody Allen decía: “No por ser paranoico es falso que me estén  persiguiendo”. Esa presunción parece haberse convertido en una certeza ya que los Estados contemporáneos intentan aplicar una vigilancia sobre todas las comunicaciones que realizan los ciudadanos. Y cuando se usa la palabra  “todas” quiere decir absolutamente “todas”. Al menos, así lo afirma Katitza  Rodríguez, directora internacional de derechos de la Electronic Frontier Foundation, organización dedicada a limitar la intervención del Estado en la web.

“Nuestra misión es que se respeten los derechos de las personas en relación al uso que se da de internet”, explica Rodríguez. Si bien hay sectores postergados en el mundo que todavía no acceden a la tecnología digital, también es cierto que para grandes núcleos poblacionales y grandes sectores sociales de todo el orbe la web se ha convertido en una presencia ineludible en la vida cotidiana, con los riesgos que ello implica.  

Comunicación y vigilancia. “Internet nos abre grandes posibilidades de comunicación y de vida, pero también es objeto de la vigilancia masiva por parte del Estado –continúa la experta–. La Justicia y las agencias de inteligencia pueden vigilar a sujetos potencialmente peligrosos para la sociedad, pero no deberían hacerlo con la totalidad de la población. La NSA (National Security Agency) está convirtiendo la democracia estadounidense en un Estado policial en el que todos son sospechosos”.
—¿Cómo realiza esta vigilancia total?
—Hay varios mecanismos de espionaje. Un whistleblower (N. de R.: así se llama en inglés a las personas que revelan secretos del poder y del Estado a la información pública bajo riesgo de ser juzgados por traición) llamado Mark Klein se acercó a nuestras oficinas para demostrar cómo la NSA espiaba a través de la fibra óptica. Klein era un empleado de la empresa de comunicaciones AT&T que mostró evidencia sobre la existencia de un cuarto  secreto de la NSA que recolectaba todo el tráfico de las comunicaciones y por la internet. Su denuncia fue realizada en 2006. Edward Snowden es otro whistleblower que reveló las operaciones secretas de la NSA gracias a que las más grandes compañías de internet le entregaban al espionaje estadounidense el registro de las comunicaciones de sus usuarios. Hay operaciones “upstream”, que implican la instalación de divisores de fibra óptica en numerosos sitios operados por compañías privadas de telecomunicaciones en  todo los Estados Unidos. El divisor proporciona a la NSA una copia completa de todo el tráfico de internet, incluyendo mails, registros de navegación y los metadatos que indican desde qué IP y cuándo se realizaron las comunicaciones.
—Pero esa acumulación de datos no implica que haya una vigilancia constante y simultánea de esas comunicaciones.
—Eso es lo que argumenta la NSA frente a las demandas, ya que dice que sólo los acumula preventivamente. Pero esa recolección es inconstitucional, ya que recolectan información de personas que no están cometiendo ningún delito, pasan por arriba del principio de presunción de inocencia. De cualquier manera, tal acumulación de datos permite lo que se llama “minería de datos”, que explora en esas cantidades de información que permiten analizar patrones de comportamiento de una sociedad. Así pueden saber que tal persona de determinado grupo social está inclinado a organizar una protesta, la va a organizar debido a su tráfico en las redes sociales y se puede detener a la persona o personas que participarán de la protesta antes de que la realicen. La fantasía paranoica de la película Minority report ya no es una fantasía. Los dispositivos que utilizamos dejan mucha información sobre nosotros, además de la que voluntariamente damos a través de las redes sociales. Esa información es monitoreada mediante la “minería de datos”.
—¿Hay más métodos de vigilancia?
—Existen torres de intercepción de datos telefónicos. Son torres falsas que interceptan, sin interrumpir, las comunicaciones, que llegan a destino, pero también llegan a la torre falsa que recolecta la información. El gobierno de Ucrania, durante las protestas, reveló que usaba esa tecnología cuando envió un mensaje SMS a quienes se habían congregado en una protesta organizada mediante sus celulares: el mensaje decía: ‘Usted está participando de una protesta’ y fue enviado simultáneamente a todos los participantes. Pero no sólo lo hace un Estado abiertamente arbitrario: nuestra última demanda contra el Estado de los Estados Unidos es por la vigilancia a grupos determinados, desde iglesias y Greenpeace a asociaciones de usuarios de armas o pro legalización
de la marihuana. Representamos a muchas de estas organizaciones a las que el Estado vigila preventivamente de un modo completamente inconstitucional, que viola la cuarta enmienda de nuestra carta magna”.
Las demandas que la EFF realiza contra el Estado norteamericano muestra que la perspectiva de control total se acerca a una realidad en el gran país del Norte. La literatura había anticipado esta posibilidad, pero lo hacía bajo el manto de la ficción. Sin embargo, la ficción quedó atrás: no parece que ingresamos al año 2015, sino que todo indica que estamos inaugurando el 1984 que George Orwell vaticinó.