Unos minutos antes de presentación de Sinceramente en el contexto de la Feria del Libro 2019, se realizó un encuentro cuyos ecos podrían resonar en lo que pasó después. La XVII Jornada de Derecho de Autor en el mundo editorial, organizada por el Centro Administrativo de Derechos Reprográficos en la Argentina (CADRA) concluyó con una mesa en la que participó Jorge Fontevecchia, presidente y CEO de Perfil Networks, junto a Pierre Aussell, director de AFP para América Latina (que vino especialmente al encuentro) y el abogado Nicolás Novoa, asesor de ADEPA. La libertad de prensa, tema que es abordado en el libro de la expresidenta con particular enfoque, tiene otro desafío en los tiempos que corren: el rol de los gigantes de internet, Google y Facebook, que absorben el grueso de los gastos de publicidad desafía a la posibilidad de producir contenidos informativos de calidad en los medios tradicionales.
El título “Derechos de autor, medios e internet” señala una de las problemáticas más fuertes de la sociedad actual e interpela no solo a los creadores de contenidos —periodistas, editores, publishers—, sino que involucra a toda la sociedad: la información es un derecho y la posibilidad de producirla, de chequearla, de hacerla confiable, es un derecho de las sociedad. Como dijo Fontevecchia: “estamos ante un problema de captura de renta. Y eso nos lleva a plantear la necesidad de regulaciones, similares a las que existieron previamente ante otras situaciones de actitudes que intentaban tener posición monopólica”. En este sentido, también estuvo la ponencia de Aussell que destacó la importancia de la nueva legislación europea, que obliga a las grandes plataformas a pagar por los contenidos que utilizan, más allá del poder de lobby de esas empresas.
Algunas ideas que se expresaron en el encuentro:
- Pierre Aussell: “los costos de producción son muy altos”
“AFP factura al año unos 300 millones de euros en el mundo. Hablo de facturación. Y no de lucro. Porque en realidad en los últimos años hemos registrado pérdidas por varios millones de Euros. Esto se debe a la grave crisis que atraviesa todo el sector de la industria. Y a gran parte por los gigantes de internet, que captan la mayor parte del mercado publicitario”.
El 15 de abril el consejo de Ministros de la Unión Europea validó un acuerdo histórico, que data de septiembre del 2018, luego de una maratón de discusiones de casi tres años. Ahora se abre un plazo de dos años para que cada país miembro adapte sus directivas a lo aprobado. También se abren discusiones —que imaginamos complicadas y difíciles— con los gigantes de Internet, para ver cómo se pone en práctica el pago de esa cuota por el pago de los contenidos. Este pago es para los medios de comunicación ni más ni menos que una cuestión de vida o muerte
Google o Facebook no emplean periodistas. Simplemente usan de nuestros contenidos y no nos compensan de ninguna manera. La variación del mercado de publicidad entre 2010 y 2015 marca una tendencia que aumenta. En 2010, Google captaba el 43% del mercado, mientras que los medios periodísticos captaban el 57%. En el 2015, este 57% se redujo a un 21%. Ya aparece Facebook con el 12% y Google, tenía el 67%. En Francia, la caída de publicidad en los medios informativos tradicionales fue brutal
Google o Facebook no emplean periodistas. Simplemente usan de nuestros contenidos y no nos compensan de ninguna manera
- Nicolás Novoa, “hay un negocio basado en la utilización de contenidos de terceros”
“No es lo mismo pensar en quien provee el servicio de Internet, que quien usa contenidos. Por ejemplo, no se puede culpar a una empresa telefónica por las amenazas que se hacen utilizando un teléfono. O una estafa. Pero creemos que cuando el negocio pasa por la utilización de contenidos, que han hecho otros, eso debe ser remunerado. Y ahí es donde nos encontramos, defendiendo los derechos de quienes producen contenidos”
“Es evidente que se requiere una regulación. Al momento de regular en el mundo de internet, nos encontramos con dificultades, pero también con algunas ventajas. Entre las dificultades, la principal puede situarse en la velocidad con la que se producen avances tecnológicos, que muchas veces nos quita perspectiva. Es difícil cuando las cosas van tan rápido tomar distancia y elaborar una legislación acorde. Pero hay ventajas: en la Argentina tenemos una ley que si bien es antigua, de 1933, es muy sabia y nos ha permitido resolver una cantidad de problemas vinculados con el derecho de autor y con las nuevas tecnologías. Sus conceptos son claros y muy vigentes.
Otra de las ventajas que tenemos para pensar el tema son los antecedentes que se dan a nivel internacional. Las discusiones que se dan antes nos permiten pensar a partir de las experiencias previas, de las virtudes y defectos. Concreta y puntualmente, me refiero a la directiva europea y también al trabajo que hace en materia europea el tribunal de defensa de la competencia.
Creemos que cuando el negocio pasa por la utilización de contenidos, que han hecho otros, eso debe ser remunerado, dijo Nicolás Novoa asesor de ADEPA
- Jorge Fontevecchia: “El problema no comenzó con internet”
“Hoy hablamos de Internet, pero la historia de la jibarización es muy anterior. El libro fue el primero. Es muy fácil reproducir un libro, a partir del nacimiento de las fotocopiadoras. Invento que se popularizó en los años 60 y 70. La gran investigación que precedió a los wikileaks fue los papeles del pentágono. Y los papeles del pentágono fueron posible precisamente a las fotocopiadoras. Hasta los 60 los generales escribían sin pensar que alguien pudiera fotocopiarlos. Los papeles eran reservados. Hasta que la fotocopia hizo posible salir de esa ingenuidad. Fue un gran periodista, Jack Anderson, reveló los papeles de la guerra del Vietnam. Más de 40 años despues, Julian Assange, con Wikileaks, revela los documentos de la guerra de Afganistán. En lugar de papeles, había elementos digitales. Se suponía que estaban más a cubierto. Hasta que con un pen-drive estuvimos en otra perspectivas. En un pen-drive se puede incluir toda la Biblioteca de Alejandría. Como decía Nietzsche: “lo que ha sido, será”. La defensa de los derechos de autor —y en definitiva del trabajo— tiene que ser permanente y crónica.
Hoy la Unión Europea está dando lecciones. Pero en los próximos años seguramente surgirán otros desafíos. Porque el problema tiene raíz con algo básico en el ser humano, que es el egoismo. Una fuerza que tiene aspectos positivos y negativos. La sociedad intentó resolver el problema del egoismo, en lugar de con guerras, a partir del intercambio económico. El pago es el sustituto cultural de cortarle la mano o la oreja a otra persona para apropiarme de sus bienes. Antes del capitalismo, ya en el mercantilismo, los problemas se resuelven, tal como se ve en "El mercader de Venecia", de William Shakespeare, pagando. La moneda es el sustituto de la violencia.
Lo que se distute con los derechos de autor en Internet, y en general es la captura de rentas. Algo parecido a lo que diría Karl Marx, acerca de “dime cuál es tu posición económica y te diré cuál es tu ideología”. O lo que decía un viejo detective: “siga la ruta del dinero”. Esa es la causa y a partir de ahí se pueden elaborar consecuencias. La sociedad se establece sobre distintas normas en las que se regla cómo distribuir la renta. Los diarios no podrían salir solos, sino hubiera quien los vendiera, o quienes ponen sus avisos. Todos participamos de una sociedad en la que cada uno hace su parte. Y todos intentamos capturar nuestra parte de renta. En la medida que esa lucha se adapte al derecho, es muy positiva. En la medida de lo contrario, es destructiva. El progreso nunca puede ser destructivo. Tiene que haber luego una construcción que evite las situaciones que, en este caso, son muy fáciles de ver”.
La defensa de los derechos de autor —y en definitiva del trabajo— tiene que ser permanente y crónica, dijo Jorge Fontevecchia