Irresponsable. Esta es la expresión que más caracteriza a Argentina según uno de los más respetados expertos en América Latina de Washington. Peter Hakim, presidente honorario del think tank Diálogo Interamericano, lo dice con tono fatalista y una mirada triste. Para Hakim, que acompaña la realidad de Argentina en los últimos cincuenta años, el país se hundió en decisiones innecesarias y equivocadas y sigue buscando soluciones mágicas para sus obstáculos económicos.
—¿Habrá salida para Argentina?
—Argentina tiene algo que Venezuela ya no tiene: el poder de saltar hacia afuera, de cambiar.
—¿Como?
—Con las elecciones de octubre.
Argentina no tiene nada que ver con cualquier país bolivariano, observa Hakim. Todos los argentinos y sus partidos políticos están convencidos de que cualquiera que sea el elegido en octubre, va a comandar el Poder Ejecutivo desde la Casa Rosada. En su opinión, la elección va a ser “muy justa”, sin los cambios de reglas registrados en las experiencias recientes de Ecuador y de Bolivia. “Nadie en Argentina sospecha de lo contrario”, dice el experto, durante la entrevista con PERFIL, en San Pablo.
Sin continuidad. Desde su punto de vista, no habrá continuidad del kirchnerismo después de octubre. La salida electoral será rematada por la inevitable elección de un gobierno más conservador, sobre el cual Cristina Kirchner no tendrá influencia. El probable apoyo de la presidenta a Daniel Scioli no significa que Cristina lo tendrá como su candidato, como han sido los casos de Hugo Chávez con Nicolás Maduro, de Fidel Castro con su hermano Raúl y de Lula da Silva con Dilma Rousseff.
“No habrá un candidato de Cristina. Ella hasta puede apoyar a Scioli o a Sergio Massa porque necesita tener al Partido Justicialista detrás de ella y a un posible presidente de quien tener alguna protección”.
El destino de Cristina Kirchner, en la opinión de Hakim, no será alentador. Reclamará haber sido una “patriota” por haberse peleado con los “enemigos de Argentina”: el Reino Unido, por las Malvinas; el FMI, por las estadísticas truchas; los fondos buitre; Estados Unidos por proteger el interés de esos fondos; el juez Thomas Griesa. Para el experto, será conveniente para Cristina una posible banca en el Parlamento del Mercosur o en el Congreso argentino para que pueda gozar de “algún tipo de inmunidad”.
“Cristina no hizo un buen trabajo como presidenta. Ha heredado una economía en crecimiento y la va a entregar deshecha, en default, con alta inflación, sin crédito externo y con control cambiario. Y todavía no podemos mensurar cuánto hubo de corrupción en su gobierno”, afirma Hakim.
“Además, Cristina no es adorada por la gente. No es una Eva Perón a pesar de, probablemente, haber deseado ser una nueva Evita”, agrega.
Para Hakim, Cristina también trató de debilitar algunas instituciones del país y, en su esfuerzo por comprobar el liderazgo de su gobierno después de la muerte de su marido y mentor, Néstor, tomó decisiones “innecesarias”. El resultado ha sido el desgaste de su propia imagen y la de su país. “Cristina mantuvo el mismo estilo beligerante de Néstor: se peleó con los sindicatos, con el campo, con España por el tema de Repsol, con el Reino Unido por las Malvinas”.
Para Hakim, la única medida buena adoptada por Cristina fue haber controlado el impulso de su canciller, Hector Timerman, de reaccionar duramente contra Estados Unidos en el episodio de WikiLeaks, en 2010.
En uno de los cables confidenciales divulgados, la entonces secretaria de Estado, Hillary Clinton, pedía informaciones a la embajada en Buenos Aires sobre la salud mental de Cristina Kirchner, incluso si ella tomaba tranquilizantes. La Presidenta prefirió no pedir explicaciones a Washington.
El diálogo posible
Desde 1982, Diálogo Interamericano es la principal referencia en Washington sobre temas de América Latina, Estados Unidos y Canadá. Creado como un centro de discusiones, análisis histórico y coyuntural, y de comunicación dedicado al hemisferio occidental, Diálogo acerca líderes de los sectores público y privado y ha tenido especial relevancia en las denuncias de violación de los derechos humanos durante las dictaduras militares y en el debate sobre la redemocratización, las reformas económicas y las cuestiones estratégicas de la región.
Su sede, en la avenida Connecticut, ha sido escenario de denuncias y de importantes discursos políticos. Hoy, ningún ex presidente o personalidad de Argentina toma parte de su consejo director, donde hay representantes de Brasil, Bolivia, México, Chile y Panamá, entre otros países. Pero analistas argentinos son frecuentemente invitados a hablar sobre lo que pasa en el país. Peter Hakim, que tiene 72 años de edad, fue presidente de este organismo entre 1993 y 2010, cuando pasó el comando a Michael Shifter y asumió la posición de presidente emérito. Ha vivido en Argentina, Brasil, Chile y Perú como empleado de la Fundación Ford en los años 60 y 70. Su formación se dio en la Univerdad Cornell y ha sido completada con posgrados en las universidades de Pensilvania y de Princeton.
“CFK no es bolivariana”
—Usted dijo que Cristina no es bolivariana. ¿Pero no tuvo ella un rol decisivo en el ingreso de Venezuela en el Mercosur y dio respaldo a los países del ALBA?
—Ella nunca ha sido bolivariana, y Argentina nunca ingresó en el ALBA. Los Kirchner nunca han sido vistos como rojos, sino como peronistas. En la época de la división de Sudamérica entre la izquierda buena y la izquierda mala, Argentina se quedó en el medio, sin calificación. Sólo en los últimos años de Cristina hubo alguna conexión con los bolivarianos porque Venezuela compraba bonos argentinos. Argentina tampoco ha impuesto los controles de los bolivarianos sobre la prensa.
—Pero se ha peleado violentamente con el Grupo Clarín.
—Aun con lo que ha pasado con el Grupo Clarín, Argentina no llegó al nivel de Venezuela. Hace falta ver las cosas en tonos distintos. En Argentina, el sistema judicial y el Congreso siguen independientes del Gobierno. No es como en Venezuela. Néstor y Cristina Kirchner no han gobernado como Evo Morales. A pesar de lo que ha pasado con Clarín, el periódico aparece todos los días. No estoy justificando la acción del gobierno de Cristina, pero también veo a Clarín jugando su juego.
—¿Cómo se ve la Argentina desde Washington?
—En el gobierno, en el Congreso y en los think tanks hay una visión muy fuerte de que el país es muy irresponsable. Para muchos es difícil aceptar la manera como, por ejemplo, Argentina pudo manipular sus estadísticas oficiales de inflación y de crecimiento económico y nunca haber reconocido públicamente este error. Esta actitud no ha sido ética. Estadísticas no confiables causan enojo en el sistema multilateral, donde los países se juntan con bases en un compromiso de credibilidad y honestidad.
—¿Qué cuota de irresponsabilidad les cabe a los Kirchner?
—Néstor Kirchner tuvo méritos. En sus años como presidente, aun con el recorte demasiado fuerte de 70% en el déficit público, el país tuvo una recuperación económica irreprochable. Había entusiasmo. Si Néstor se hubiera candidateado una vez más, hubiera vencido. La economía volvía a crecer, los pagos de la deuda estaban programados, la productividad agrícola y las reservas internacionales aumentaban. Era la chance de Argentina para volver a la normalidad. Pero fue todo lo contrario. Con Cristina, Argentina recusó negociar con el Club de París, aumentó la tensión con los fondos privados, elevó los impuestos sobre el campo y las compañías energéticas y también los subsidios. Cuando Argentina empieza a crecer a 6% o 7% al año, en vez de pagar su deuda, eliminar subsidios e impuestos y seguir adelante como un país normal, trata de ensuciar su economía otra vez. Argentina vive buscando una solución mágica.
—¿Cómo evalúa la relación Argentina-EE.UU. casi veinte años después de las “relaciones carnales”?
—¿Qué relación? Hay muy poca relación entre los dos países. Estados Unidos sólo observa y administra los problemas bilaterales que surgen, como han sido los casos de las maletas y de los fondos buitre. Las relaciones de Argentina con sus vecinos Uruguay y Chile también han sido malas durante el período de los Kirchner.
*Desde San Pablo.