Las nuevas tecnologías no sólo desarrollan cambios en la forma de comunicar de los gobernantes, sino que ofrecen nuevos desafíos a la militancia. Pablo, quien preserva su apellido por acuerdos de confidencialidad, trabajaba en una agencia de marketing online y tenía a cargo la cuenta de un gobernador peronista de una provincia del norte del país. La agencia le ofrecía varios servicios digitales como: mantener su página web, redes sociales, e imagen para posicionar su futuro político. También, le ofrecían generar en Twitter y Facebook perfiles falsos que hablaban a favor de él. Como estrategia de marketing estos perfiles opinaban en blogs o defendían al gobernador en debates en las redes.
“Para que se viera real el personaje falso, tenía que tener una historia propia, dos o tres cosas que le interesaran, vínculos fuertes, una base en Facebook de amigos y seguidores en Twitter. Es importante saber mucho del candidato que defiende y opinar con fundamentos”, cuenta Pablo y añade: “El objetivo de los personajes es transformarse dentro de las comunidades de influencia en líderes de opinión. Tenés que armar un personaje que los demás escuchen y respeten. De esa forma, pueden tener un impacto real.
Mucha gente vota de acuerdo a líderes de opinión porque pueden convencer a otros. El proyecto dura un año. Luego, los personajes son reutilizados para otra campaña”.