El reconocido antropólogo argentino Carlos Martínez Sarasola dialogó con PERFIL acerca de los reclamos territoriales de las comunidades mapuches y otros pueblos que, a partir de la desaparición de Santiago Maldonado, tomaron mayor relevancia pública. El especialista en estudios indígenas se encuentra preocupado porque “se están diciendo muchas cosas que faltan a la verdad. Lo hacen desde funcionarios, medios o instituciones que hablan sin fundamentos”. Pero a la vez aclara que “hay muchos intereses en juego que buscan desacreditar al pueblo”.
—¿Cuál es su mirada respecto a la desaparición de Santiago Maldonado?
—Estamos muy preocupados porque queremos la aparición con vida de Santiago porque es un caso grave y es fundamental. Esperamos tener buenas noticias en el corto plazo y que el Estado dé cuenta de esta situación. Todo tiene que ver con los reclamos de tierras, que es una de las primeras asignaturas pendientes que tienen el Estado y la sociedad argentina. Hay que entender y ver cada caso en particular. Se ha respondido en algunos casos, pero falta muchísimo. En pleno siglo XXI, el Estado tiene que resolverlo. En el caso de la comunidad de Pu Lof, en Cushamen, estoy de acuerdo con todos los reclamos, no así con el aspecto de la metodología empleada. No creemos que la violencia sea un camino. Tenemos una historia de violencia y son cuestiones que tenemos que superar, venga de donde venga. Pero no quiero que esto se malinterprete: su reclamo es claro y es justo.
—¿Qué opina del tratamiento que se le da al tema en el ámbito público?
—En estos días, se están diciendo muchas cosas que faltan a la verdad. Lo hacen desde funcionarios hasta medios o instituciones que hablan sin fundamentos. Una versión muy fuerte que circula es la cuestión de que los mapuches son de Chile y que no son un pueblo originario. Esta posición falta totalmente a la verdad. Los mapuches, por supuesto, son un pueblo originario porque, como dice el artículo, son preexistentes a la constitución del Estado argentino. Estaban desde mucho antes. No es cierto que vinieron en 1830. Viven en el actual territorio desde hace siglos. Es más, recientemente se dio el descubrimiento de un cementerio mapuche que data de hace 900 años.
—Se afirma que la zona donde desapareció Santiago está ocupada por mapuches desde 2015 y que pertenece a la compañía italiana Benetton. ¿Cree que esta desinformación respecto a los pueblos es deliberada?
—Hay muchos intereses en juego que buscan desacreditar al pueblo. Uno de ellos son los terratenientes en conflicto con la tierra. Hay una documentación histórica que hay que revisar y evitar las generalizaciones. Hay mucho desconocimiento sobre esto. A lo mejor, Benetton compró la tierra desde un punto de vista legal, pero eso no quiere decir que el caso esté resuelto. Ellos fueron despojados de sus territorios. En 1879, cuando Roca inicia la Campaña del Desierto, el 50% de las tierras estaba en poder de los indígenas. Las respuestas del Estado argentino culminaron con la campaña al desierto.
— ¿Cuál sería el camino en busca de evitar esta clase de enfrentamientos?
—Hay que sentarse a consensuar cómo se resuelve el tema de la tierra. Hay que entender que los territorios para los pueblos originarios son sus sitios sagrados, de invernada. La tierra es su lugar en el mundo. Es su piso. No es un tema menor, visto como un negocio inmobiliario. Ellos reclaman por los espíritus de sus ancestros. Hay muchos allanamientos ilegales, entradas violentas de la fuerza pública. El Estado tiene que cesar con esta reacción. El Estado no puede hacer política para los paisanos sin los paisanos. Hay que consensuar con los indígenas. Es su derecho de consulta.
—Usted pertenece a una comunidad indígena que está en proceso de reconstrucción, ¿podría contar cómo es ese proceso?
—Soy antropólogo y pertenezco a la comunidad lof Vicente Catrunao Pincén, de origen günün a küna mapuche. Su lonko (líder) es Luis Eduardo Pincén, tataranieto del famoso cacique Vicente. Ellos perdieron su territorio y se dispersaron los miembros hace siglos. Pero hoy el tataranieto de Vicente está reconstruyendo la comunidad, juntando a sus miembros sobrevivientes. Esta comunidad tiene asentamiento urbano y está en el Conurbano, La Pampa, Córdoba y Neuquén. Es un caso inédito. Hay procesos muy interesantes, como éste, que se están dando. Pero que no por eso dejan de ser importantes.
Piden libertad para líderes detenidos
Ya desde junio de 2016, el referente wichi Agustín Santillán, en Formosa, y el mapuche Facundo Jones Huala, en Chubut, fueron detenidos, acusados de múltiples causas armadas que nunca les habían sido informadas. Ellos continúan denunciando persecución política. En mayo de 2013, PERFIL entrevistó al líder y educador Santillán, quien había viajado desde Formosa en reclamo de tierras ancestrales en su provincia y a denunciar amenazas que venían sufriendo miembros de su comunidad por parte de empresas y el propio gobierno. “Es un preso político”, dice Martínez Sarasola. “En Formosa se vive mucha marginación con un gobierno que está totalmente en desacuerdo con los intereses de los pueblos originarios. Es un líder educador y tiene que estar libre. No pueden suceder estas cosas”. Hace más de cuatro meses, el referente wichi fue trasladado a la Alcaidía de Las Lomitas, donde lo tendrían que haber liberado luego de que la Cámara declarara nulo el procesamiento de su última detención, pero eso no sucedió.