El show audiovisual que dieron los franceses fue impactante y no dio respiro. El público respondió
durante todo el espectáculo. El BUE tuvo un cierre impecable.
Thomas Bangalter y Guy-Manuel de Homem Christo estaban preparados en su pirámide-pantalla-cabina antes de que el gigantesco telón negro que tapaba el escenario del Club Ciudad de Buenos Aires se abriera. Dejaron escapar algunos sonidos y soltaron la intro que invitaría a los atentos espectadores a entrar en un estado de ansiedad que pronto se convertiría en enardecimiento.
Una vez revelado el escenario, sus infaltables cascos robótico-extraterrestres y algunas luces se convirtieron en el centro de atención. Hasta ese momento, eran dos androides parados en una pirámide con dos enormes estructuras a los costados de la misma y algunas notas y sonidos que empezaban a subir la apuesta musical.
Luego estalló. Desde ese instante, la gente iba a pasar una hora y algunos minutos saltando y bailando sin parar. Los hits de Daft Punk se sucedieron entre luces e imágenes perfectamente sincronizadas.
Daba la impresión de que la defectuosa calidad de sonido de la primera etapa del festival BUE (Beastie Boys, Patti Smith y Elefant) había sido premeditada para resaltar la impecable performance del dúo francés.
¿Instrumentos? Absolutamente ninguno, sólo máquinas, de luz y sonido. ¿Es posible "rockear" sin instrumentos? En realidad no importa, porque seguramente hasta el mismísimo Jimmy Hendrix hubiese saltado durante todo el show al ritmo de estos dos androides tecnológicos.
