Inconscientemente, siempre quise ser Maradona: tener su personalidad, ser distinta, transmitir lo que él transmitía en una cancha, captar el reconocimiento de la gente. Era cristalizar en el cuerpo de una mujer la imagen y la trayectoria de Diego. Claro que era un sueño totalmente utópico”. La frase que dibuja los objetivos de Luciana Aymar es mucho menos utópica de lo que ella misma refleja en sus palabras. Se trata de la mejor jugadora de la historia de un deporte que la vio aparecer allá por finales de los 90 y que más de una década y media después la está por despedir. Nada volvió a ser igual para el hockey desde que la rosarina se puso la camiseta de Las Leonas. Con sus logros, pero sobre todo con su talento, Lucha sacó su credencial de invitada al olimpo del deporte argentino.
Fue en una gira de abril de 1996 por Inglaterra que la chica que ya la rompía en el Club Atlético Fisherton jugó por primera vez para la selección argentina. En ese debut jugó de wing derecha y anotó un gol. “Era una chica y ya decíamos ‘va a ser una bestia’”, recuerda Rodolfo Mendoza, el entrenador que le abrió la puerta de un equipo que todavía no se había convertido en Las Leonas. Esa bestia marcó tanta diferencia en el hockey que en Argentina ya nadie discute que está a la altura de Diego Maradona, Guillermo Vilas, Carlos Monzón, Emanuel Ginóbili, Juan Manuel Fangio y Roberto De Vicenzo. Demasiado meritorio para ser parte de un deporte que en el mundo tiene menos de una decena de países dominantes y que sólo en Argentina tiene en su rama femenina mayor atractivo que la masculina. Y la gran culpable de ello es la Maga, que en sus 17 años como leona consiguió todo lo que se propuso.
El presidente de la Federación Internacional de Hockey, Leandro Negre, la describe bien: “Aymar es una de esas jugadoras que nos ayudan a difundir el hockey en todo el planeta”. Tanto la reconoce la FIH que la eligió en ocho oportunidades como la mejor jugadora del planeta entre 2001 y 2013. Tan abismal como unánime. Pocos deportistas, por no decir ninguno, lograron convencer a todos de que son el mejor de todos. Lucha lo hizo.
Tan imprescindible es a sus 37 años que para el entrenador actual de Las Leonas es muy difícil reemplazarla. “En un segundo te puede hacer esa jugada que cambia todo, como Messi y Maradona. Es única”, asegura Santiago Capurro.
En Mendoza, en el Champions Trophy, que es el último torneo que la tendrá con la camiseta argentina, a Aymar se la ve distendida. Como hacía rato no le pasaba. “Estoy muy bien, disfrutando del torneo. Veo mucha tranquilidad en el grupo y eso me da también mucha paz a mí. En estos dos últimos meses hubo muy buena predisposición de todas las chicas y esa buena onda hoy se traslada al campo de juego”. El tan temido retiro es algo que no puede borrar de su rutina. “Cuando vuelvo de los partidos tengo miles de mensajes que me piden que siga. Y mi familia y mis amigos me dicen que me siguen viendo en un gran momento dentro del campo de juego. Pero es una decisión tomada”. Sólo en un partido más, el de hoy, la podrán disfrutar los amantes del hockey. El deporte que le dio un lugar entre los más grandes.