Hay muchas más imitaciones de política que antes, pero eso tiene que ver con que es un año electoral.” dice Jorge Lanata sobre la nueva temporada de Periodismo Para Todos, que arranca hoy pasadas las 22 por El Trece. “Néstor, Máximo, Timerman, Scioli, Michetti, Oyarbide, Donda y Cristina, entre otros”, sostiene Lanata, son parte de los nombres de las imitaciones a cargo de Fátima Florez y de Martín Bilyk. Anula cualquier comparación con el Gran Cuñado tinelliano: “Para mí el sentido del humor es parte de la inteligencia y yo lo uso desde siempre. Si uno ve lo que yo hice en los últimos veinte años, se da cuenta que en un lugar, el comunicarse, comunica con el humor. La diferencia entre Día D y PPT se da en producción. PPT tiene muchísima más producción. Tengo mucho más apoyo del canal, tengo más recursos.” Y respecto de los comentarios despectivos que reflejan una idea de semejanza entre Gran Cuñado y PPT y su Cris TV (entre otros lugares donde habrá imitación) dice “esto no es Gran Cuñado, que era un remedo de Gran Hermano. Me parece que son cosas distintas. A menos que pienses que cualquier imitación de un político es Gran Cuñado que me parece un razonamiento desacertado e ignora cierta tradición de humor político de nuestro país.”
—¿Se le dice humor político a cualquier cosa hoy?
—Sí, claro, por eso no asustaba el hecho de que Marcelo sacara Gran Cuñado. Porque nosotros somos más corrosivos, más incorrectamente políticos. El de Tinelli es un humor más blanco, más que humor político.
—¿Qué te pasa cuando en la calle usan adjetivos para vos, que antes no usaban, o en los medios te muestran lo que decías de Clarín?
—No estoy de acuerdo con lo que decís de la calle. Creo que te referís al microclima periodístico. Yo estoy lejos, pero lejos, en el momento más popular de mi carrera. Nos ven 3 millones de personas. Hay un prejuicio en el microclima de los periodistas que está dirigido solamente al microclima de los periodistas. El tema de dónde estás no es un prejuicio del público. La gente quiere verte en la televisión. A menos que cambies lo que hacés y en ese caso sí se notaría. Pero lo que yo estoy haciendo es lo mismo que hice siempre. Es más un prejuicio del medio. Desde mi punto de vista nunca dejé de decir lo que quise, tampoco hoy: si tuviera que hablar de Clarín, lo haría. Estoy en un momento de mi carrera donde necesito estar en Clarín para ser yo.
—¿Hubo un momento donde la única opción fue Clarín?
—Eso lo terminó logrando el Gobierno. El Gobierno nos unió a Clarín y a mí. Es un mérito del kirchnerismo. Puede verse como algo claudicatorio. Pero también se puede ver como un triunfo: los tipos a quienes ataqué toda la vida me tuvieron que llamar. Pero para mí fue importante darme cuenta que la cantidad de prejuicios que yo tenía para con Clarín, eran menos que los que ellos tenían de mí. Me han echado tres veces de América. Ahora vos me preguntás ¿esto puede durar? Y bueh, capaz que el Gobierno cambia mañana y me dan una patada en el culo. Ahora si me dan la oportunidad de laburar en el diario más grande, en el canal más visto y en la radio más grande de la Argentina ¿yo voy a decir que no? Ni en pedo.
—¿Cómo ves a los medios oficialistas? Sobre todo los audiovisuales.
—Acá se está repitiendo un sistema que se dio en los 50, de montar un aparato estatal increíblemente grande, insólitamente grande. También después hay otra coyuntura política que se repite, que tiene que ver con el final de los 90. Acá el CEI, lo que Menem quería en su reelección, sucedió en realidad. Este Gobierno armó ese CEI. Ahora la pregunta es, ¿esto al Gobierno le sirve o no?
—¿Le sirve?
—No, esto le sirve a cuatro rapiditos como Szpolski y otros que se terminan llevando la plata. Para el Estado es un agujero negro porque no han logrado hacer ni un diario que tire más de 15 mil ejemplares, ni un programa que haga más de tres puntos, ni un programa de radio que mida.
—¿Y qué representa eso?
—Que conceptualmente es imposible hacer periodismo oficialista. El periodismo oficialista funciona cuando sos el único medio.
—¿Si Tinelli va a Canal 9 qué representaría? Vos dijiste que pasaba en junio.
—Yo lo que dije es que el Gobierno le estaba dando vía libre a Cristóbal López para comprar Petrobras y que con la misma plata comprara Telefe. Lo de Telefe se cayó, y Petrobras sigue adelante. Lo de Canal 9 iba a hacerse a través de una empresa de manera indirecta, pero no sé bien qué va a pasar. Hoy las cosas para Tinelli están mitad y mitad entre el año sabático e irse al 9. Creo que Marcelo cuando se dio cuenta de que lo que había ahí iba a tener una consecuencia política que podía ensuciarlo, se asustó y retrocedió. Si el Gobierno operó para sacar a Tinelli de El Trece es porque quiere perjudicar a Canal 13 por el tema de la medición, no por miedo a Gran Cuñado. Y por el tema del negocio que Tinelli significa en sí mismo. Después, que Tinelli tenga vínculos con el Gobierno no es nuevo: ya le vendió Radio Del Plata a Electroingeniería en un momento. O sea, él tiene vínculos con el Gobierno.
—¿Qué ves muy violento del Gobierno?
—Yo estoy muy impresionado con el tema de la corrupción, pero van a entender esta oración del todo cuando vean el programa de hoy.
—¿Cuáles dirías que son las cosas que no se pueden esconder?
—Globalmente. El enemigo del doble discurso es el tiempo. Es un Gobierno que habla a la izquierda y gobierna para la derecha.
—Los argumentos de Víctor Hugo respecto de que Magnetto te tendría que pagar millones, ¿te afecta?
—¿Millones? Me encantaría.
—Se dice, desde la oposición, que este gobierno es peor que el menemista. ¿Creés que es así?
—No tiene que ver con que sea peor o mejor, hay como un modus operandi de la corrupción que es distinto. En la época de Menem coimeaban, en esta época participan de las empresas. Hay un doble discurso más marcado, porque uno lo que espera de gente que se dice progresista es lo contrario. El shock es mayor. En realidad si vos ves los números, que es lo que realmente queda de un Gobierno cuando se va, la estructura de Argentina ha cambiado muy poco después de diez años (diez años donde más plata se ganó): la plata sigue estando en los mismos tipos. Es cierto quehubo mejoras en la desocupación, en el asistencialismo. Pero son parches para cosas que no se arreglan. El interior sigue siendo feudal. El cambio político, comparado con el menemismo, es casi inexistente.
—¿Le creés a Ibope?
—Yo no laburo con la cucaracha en el oído. No quiero saber en el momento que estoy al aire cuánto mido. No me importa. No me creo distinto al público: si yo me entretengo, el público se entretiene, si yo me aburro, se aburre. Obviamente que apenas termina el programa, lo único que quiero saber es cuánto medimos. Yo tengo que hablar ese idioma para vivir ahí. Claro que me interesa medir, y ojalá midiera más.
—¿Adónde pensás que está yendo la situación del país?
—Acá hay una cosa que está pasando y que creo la gente no se da cuenta: estamos en medio de una crisis muy seria y no le están dando mucha pelota. Creo que estamos frente a un asalto del Poder Ejecutivo al Judicial, y como la gente no entiende un carajo del tema jurídico, es una cosa que están dejando pasar y puede tener consecuencias horribles. Eso por un lado. Y después otra cosa: la instalación total de la confusión entre Estado y Gobierno. Y vos sabés que son dos cosas distintas, y si vos pensás que vos que estás en el Gobierno sos el Estado y que vos conocés, y sos el único que conoce y que tiene razón respecto de los intereses de la gente: entre esto y un Gobierno autoritario, faltan diez minutos. Evidentemente termina en un Gobierno autoritario, si es que ya no lo es hoy.
—En este sentido, ¿creés que podés cambiar las cosas?
—Yo soy periodista porque hay cosas de la realidad que me enojan, o que me conmueven y necesito contarlas. Por una cuestión que tiene que ver conmigo y conmigo mismo. Muchas veces hemos logrado muchas cosas con el periodismo y muchas otras no hemos logrado nada, y muchas veces pensé en dejar la profesión. La misma cantidad de veces, de un lado y del otro. Pero es algo que para mí es incorregible. Yo sigo siendo lo que soy. No tiene que ver con que logre efectos y con lo que hago. Veo cosas que me indignan y mi obligación es ayudar a que esas cosas cambien. A veces cambian, y a veces, no.
Sin miedo de perder avisos
Lanata habla de estar en medios donde hay publicidad, por ejemplo, del Gobierno de la Ciudad: “Yo, en la radio, que somos primeros y estamos tapados de publicidad, no tengo idea de los avisos que tenemos. Ni siquiera escucho la tanda. En Día D llegamos a perder de AT&T 25 mil dólares, por denunciar algo. Si hay que perderlo, lo pierdo”. Uno de los puntos fuertes de la discusión respecto de la vuelta de PPT es la imitación, ya que más allá de Lanata la idea de similaridades ha creado un antagonismo entre ambas formas de encarar el año electoral. ¿Le molesta o no lo inofensivo políticamente de Gran Cuñado? “¿Molestar? Es probable que sea así” sostiene al respecto de Gran Cuñado. “Pero me parece que la gente no lo percibe así. Es más una impresión de técnicos en comunicación que si ponés un personaje así, lo hacés más querible. No importa eso. Los políticos son creíbles u odiables por lo que hacen. Tampoco es que los medios tenemos tanto poder. Podemos exagerar cosas que están”. Sobre la competencia, dice: “El año pasado nos tiraron con todo. Entregaron sus propios premios Marley, Mirta, Susana... Y aun así, medimos más que ellos. A mí no me asusta competir. Ni siquiera si nos pusieran a Marcelo enfrente.”