ESPECTACULOS
ENTREVISTA A DANIEL BARONE

Sangre, sudor y lágrimas

El director de Mujeres asesinas asegura que su decisión ética le impide fomentar el morbo de la violencia.

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COMPRENSIVO. El realizador asegura que su secreto es no prejuzgar el punto de vista de las asesinas. | Cedoc
Debe ser difícil entender a una mujer que le arroja ácido en el rostro a un amor que no la corresponde; imposible no juzgar a una madre que mata a sus hijos para mejorar su relación de pareja. Daniel Barone, uno de los directores (junto con Alberto Lecchi) del unitario Mujeres asesinas, confiesa que ése es su mayor reto. “Estoy obligado a pararme en el punto de vista del personaje y escucharlo”, dice sentado en la sala de reuniones de la productora Pol-ka, su “hogar televisivo”, donde también dirigió ciclos tan recordados como Verdad/consecuencia, Vulnerables y Culpables. Y continúa: “Es complicado meterme en la cabeza de una asesina, pero mucho más lo es cuando el crimen transita por lugares de temor propio, cuando moviliza cosas de mi vida privada, como los hijos. Porque, ¿quién no tuvo una novia a la que alguna vez quiso matar? –se ríe–. Pero a los hijos, como padre que soy, no lo puedo comprender”.
—En Mujeres asesinas, por lo general, no se muestra tanto el momento del crimen, sino todo el proceso anterior.

—¿Cómo le transmite al televidente esa violencia contenida que llega al crimen?
—Siempre digo que si en el momento de la muerte necesito utilizar muchos efectos especiales, es porque conté mal la historia. Lo interesante está en el desarrollo y no en la truculencia del asesinato. He llegado a matar personajes en off. Como director, trato de no regodearme en la muerte; mi decisión ética es escaparle al morbo, porque no me excita.

¿Qué te provoca dirigir el unitario más violento de la televisión argentina?
—Vivimos un momento de extrema violencia social en todo el mundo. Yo creo que, en Mujeres asesinas, todos los personajes pasan por instancias que, de haberse evitado, habría otro final: creo que el ciclo tiene una función social que es aprender a escuchar a la gente que pide ayuda, a las mujeres golpeadas, a las prostitutas obligadas.

Otro punto a favor del unitario es que no emparenta el crimen con ninguna clase social: las recorre todas. El género femenino siempre pesó mucho en la carrera artística de Daniel Barone. ¿Quién no recuerda el personaje de Inés Estévez en Verdad/consecuencia? ¿Y el unitario Locas de amor? “Estoy vinculado a proyectos donde la mujer tiene un papel principal. Por eso, a veces me preguntan si soy el director preferido de las actrices argentinas –sostiene–. Pero creo que es un ida y vuelta. Respeto el trabajo de los actores y priorizo mi relación con ellos, sin importar con quiénes están de novios o qué hacen de sus vidas privadas.”

—¿Es difícil empezar todas las semanas de cero?
—Por un lado está la nostalgia de la cosa terminada después de establecer un vínculo con los actores. Pero, si la relación con los actores es negativa, tiene la ventaja de que se termina rápido. No hay condena.

—En Mujeres... se sabe de entrada que habrá un crimen, y quiénes serán la asesina y la víctima. ¿Cómo se las ingenia para no aburrir?
—Ni aburrirme... Todos los capítulos tienen un universo diferente y no importa tanto quién vaya a morir, sino la forma y por qué llega a hacerlo. Y eso te lo alimenta cada nueva actriz. No todos lloran o ríen de la misma manera.