Sin miedo al paso del tiempo

Me reconcilié con mi profesión”, confiesa Viviana Saccone, mientras espera grabar una escena de Montecristo, sentada en una oficina de Telefe. “No estaba peleada, pero con el papel de Victoria y su vinculación con el tema de los desaparecidos, sentí que mi profesión podía tener un sentido más profundo”, dice la actriz que, luego de tres años sin trabajar (prefirió dedicarse por completo al cuidado de Serena y Allegra, sus dos hijas), volvió a la tevé .

—En Montecristo, Laura (Paola Krum) es la heroína y su papel tiene un peso mucho más fuerte. ¿Por qué cree que sucede?
—Es muy fuerte por lo que representa socialmente. Me da mucha satisfacción el movimiento que se generó alrededor de la historia. El tema adoptó una dimensión tal, que me hace sentir que estoy aportando un grano de arena a la causa. A veces, me da la sensación de que la gente me toma como una representante de los derechos humanos. Y no es así. Sólo soy una actriz.

—¿Cree que la tira dejó de lado la idea de la tevé basura para reivindicar su función social y educativa?
—No sé si para tanto. El contenido de la televisión es cíclico: hoy está Montecristo y el año que viene hay porquerías nuevamente.

A meses de estrenar Ciudad en celo, su segunda película, Saccone tiene planeado protagonizar una obra de Tennessee Williams, aunque esta vez no trabajará con su marido, el director Federico Palazzo. “Lo admiro pero no quiero crear una cápsula y trabajar todo el tiempo juntos”, explica la actriz.

—En la tira hizo un par de semidesnudos ¿Aceptó sin pensarlo?
—Si bien no haría cosas obscenas de las que después me arrepentiría, nunca tuve pudor con mi cuerpo. Creo que estoy creciendo bien y espero no tener que operarme nunca. Me gusta encontrar belleza en mí, a pesar de ir arrugándome y de mis 38 años.

—Con Pablo Echarri ya había trabajado hace 10 años. ¿Cambió mucho?
—No ha cambiado, excepto que está más lindo que antes. Es un hombre sensato, sensible, buen compañero. A él la fama no lo desequilibró.