Los recursos y el arte. Como si se tratase de una una historia paralela que siempre confluye, una historia que también nos cuenta como humanidad, aquella que toma una piedra, la muele y la transforma en polvo para pintar de azul, el azul más difícil de conseguir, el más oneroso, el más codiciado, haciéndolo también el más aristocrático. Pintar de azul en la Baja Edad Media no sólo implicaba tener los recursos sino que costaba figuras religiosas bidimensionales o sucumbir en una paleta donde los cielos nocturnos fueran de otro color. Los materiales, los instrumentos, las herramientas, siempre tuvieron una huella en el quehacer del arte y su relación con lo que éste expresa, aquello que logra salir de esa materia para cobrar vida. El soporte como puente vitalizante, que tras el paso del tiempo, arrima posibles terrenos antes condicionados a un status, a academias, o a grandes estudios, y sus temáticas.
Hoy el azul viene en pomo, y ya hay noches que un pibe o una piba puede pintar de azul. Eso es hoy el celular. Una herramienta que se desprende de sus utilidades operativas para tornarse expresiva. Y logra abordar cuanta disciplina se proponga como la música, la pintura, el cómic, el collage, el net art, la fotografía, o el cine, un lenguaje postergado a grandes ambiciones que pudiesen alcanzar plasmar en fílmico una historia. Los dispositivos móviles acercan aquellas disciplinas, a veces con modestia (por ahora) y otras con una extremada potencia.
La potencia particular propia de su carácter celular: la red. La misma que permite que el hecho artístico complete su circuito y que se difunda, que se resignifique y sea obra. Una obra que no espera de grandes galerías, o de museos, auditorios o salas erigidas en un espacio materialmente concreto, sino que sabe que en la red del otro lado, en alguno de sus tantos extremos, va a haber un otrx que la reciba, se la apropie y la comparta.
Allí nace Spam Arts, la plataforma de cultura y arte celular que señala y celebra la potencia que se encierra en esa experiencia celular, que habilita el aprender, el crear, difundir y compartir. Queremos que las comunidades, los barrios y las instituciones así como los artistas consagrados, creen con sus celulares nuevos lenguajes y narrativas que no estén condicionadas por el origen de su acceso al recurso, o por el fin que las enmarca o por el espacio que las reciba. Spamear es revisitar la historia del arte para intervenir las obras, para acercarlas, mutarlas y apropiárselas, y que sigan su propósito entre las arterias de la red donde siempre encontrarán del otro lado de la pantalla una ventana para ser vista.
Esta revolución en las células del arte, va a ser consagrada en el Festival Noviembre Electrónico (del 24 al 28 de noviembre en Vivamos Cultura) en donde Spam Arts, como acto inaugural, va a revisitar la novela de Isaac Asimov “Yo Robot” a los 70 años de su nacimiento y de la creación de las tres leyes de la robótica, hoy transformadas en el código ético para el desarrollo de la IA y la robótica. Y nuestro homenaje será spamearla a través del Live Coding en un set realizado por LowPoly. También vamos a invadir las “Crónicas Marcianas” de Ray Bradbury a los 100 años de su natalicio, por medio de collages hechos desde el celular y la mano de RNDR Martínez. Nuestra manera de hackear, de spamear, las obras no es un capricho, es acercarlas y para esto creemos que lo pedagógico es indispensable. Cada hecho artístico que presentamos cuenta con una instancia de charla, de taller o de acercamiento al artista.
Es hora de aprender, de intervenir y de crear con el celular como destino nativo y desde él. Es momento de spamear.
Florencia Giacumbo es la directora general de la plataforma Spam Arts
www.spamarts.com
Actividades de Spam Arts en Noviembre Electrónico del 24 al 28 de noviembre.