Hay algo retro en el estilo que Lidia Borda tiene para cantar. Retro y personal a la vez. Esa es su búsqueda que se deja ver en el sonido de sus dos discos solista, Entre sueños (1996) y Tal vez será su voz (2003). Tal vez por su gusto por las cantantes antiguas, las que aún mostraban esa fragilidad romántica e irreal, con voces agudas y ojitos acuosos, Lidia hace ese rescate. Un poco por el color de su voz de soprano y otro poco porque a ella no le interesa ponerse los pantalones para cantar el tango.
—¿Cree que se extendió un registro vocal más masculino para las mujeres?
—Puede ser. Por ahí es una búsqueda de las mujeres por cambiar la imagen que tenían antes frente al tango. Y también es cierto que aparecieron mujeres con voces más graves e interesantes. Creo que fue necesario en algún momento mostrar una cosa masculina, de fortaleza, para no parecer tan endebles, como era la apariencia de Libertad Lamarque. Aparte, la imagen de la mujer quedó bastante relegada con la aparición de las orquestas. Y Susana Rinaldi rompió con ese molde, no permitió más el avasallamiento masculino.
—Es una pregunta obvia pero con tantas mujeres que cantan ahora, ¿sigue siendo machista el tango?
—Sí, es machista, como es machista el rock, como es esta sociedad. Uno tiene que estar haciendo equilibrio en un borde extraño, entre el feminismo y ciertas concesiones, pero para mí no es un tema trascendente. Hay tanta metáfora y tanta cosa no dicha en las letras tangueras que no me detengo en la literalidad de ese machismo. Todo cambia al ser cantado por una mujer.
— ¿Canta tangos machistas?
—Sí, Fangal, por ejemplo..., él dice que la rescata a ella del fango, pero también dice que fue un tarado, porque lo que él encontró no era en realidad lo que había creído. Dice “Alcé un tomate y lo creí una flor” (risas) y bueno, que se joda (más risas).
—Hizo shows con Liliana Herrero y Cristina Banegas, que es actriz. ¿Qué le aportó esa mezcla?
—Cristina es de un humor tan delirante, y Liliana también. Aprendí mucho de las dos, son esos maestros que uno elige pero te aportan cosas. Desde cosas de la postura, como encarar una letra. Fue mutuo para las tres. Nos divertíamos y nos reíamos mucho, nos emborrachábamos un poco, nos reíamos de nosotras, nos hacíamos chistes todo el tiempo. Nos fuimos a cantar a Traslasierra, en Córdoba, fue un viaje muy gracioso, anduvimos a caballo. Una de esas noches estábamos comiendo en un lugar, y yo fui a caminar con ellos, en el campo, en la oscuridad, y yo, muy oportuna, había llevado unos zapatos con una gran plataforma y me caí en un guardaganado (risas). Son unas rejillas de metal que tienen unas bandas separadas, y se me metió la pierna ahí, se me atascó, yo estaba metida hasta la cadera en el guardaganado, podía haberme quebrado tranquilamente, y mis amigos, en vez de sacarme, estaban tirados en el piso de la risa, yo gritaba que me sacaran pero también estaba tentada... Después me enteré de que se me había hecho una herida interna, fue una situación patética (risas). Me quedó la pierna hecha pomada realmente.
—¿Hay algún momento del tango que no haya interpretado y le interese para explorar?
—Ahora estoy trabajando con un repertorio de Juan Cedrón. Estoy apasionada con esas musicalizaciones que hizo él sobre Gelman, Tuñón y demás. Ha sido muy creativo y renovador. Eso es lo que estoy trabajando ahora y tratando de hacer mío.
Más actrices que cantantes
—Y además de Cristina Banegas, hay otras actrices que comenzaron a cantar tango...
—Es una herencia. Sofía Bozán, Libertad Lamarque, Tita Merello eran más actrices que otra cosa. Ahora están Soledad Villamil, Rita Cortese, Claribel Medina, Virgina Innocenti cantando tango. Un montón. Es una cuestión personal, después uno puede opinar una u otra cosa.
—Cardei fue otro maestro suyo, ¿que recuerdo tiene?
—Cardei tenía una voz pequeña, una voz aguda, y cuestiones físicas que lo relegaban a un segundo plano... En una época en que el cantor de orquesta era un guapo que iba al frente, Luis no cuadraba, porque tenía un montón de cuestiones físicas que arrastraba. No era un galán como Morán. El siempre contaba eso, que Morán cantaba al lado de la radio y se peinaba..