ESPECTACULOS
JULIETA DIAZ

“Tenemos que cuidar juntos al cine nacional”

La actriz es parte del estreno en salas de Asfixiados, junto a Leonardo Sbaraglia, Zoe Hochbaum y Marco Antonio Caponi. Reflexiona sobre su oficio y su vitalidad.

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Caminos. La actriz celebra su recorrido y sus elecciones. Festeja haber trabajado con Leonardo Sbaraglia en un protagónico. | Sergio Piemonte

Desde el 23 de este mes se puede ver en los cines la película Asfixiados, que como relatarán sus protagonistas fue filmada casi íntegramente en un velero. El film de Luciano Podcaminsky cuenta con los protagónicos de Julieta Díaz y Leonardo Sbaraglia junto a Marco Antonio Caponi y Zoe Hochbaum, más la participación especial de Natalia Oreiro. El guión lleva las firmas de Alex Kahanoff, Andrea Marra, Sebastián Rotstein y Silvina Ganger. Dirá Julieta Díaz, con una sonrisa, en diálogo con PERFIL: “Fue placentero filmarla con un equipo maravilloso y volver a trabajar junto a Leo (Sbaraglia), aunque fue una película muy demandante. Me mareo mucho en los barcos y pasamos doce horas arriba de éste. El agua a veces estaba muy fría pero no me quejo: así es el cine”.

—¿Cómo definirías a Asfixiados?

—Para mi es una comedia dramática pero con un estilo particular, ya que tiene su identidad. No hay carcajadas. Es una obra vincular, con toques románticos y de aventuras. Nunca antes había hecho una película de este estilo, que es lo mismo dice Leo (Sbaraglia), quien filmó el doble de escenas que yo. 

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—¿Quién decidió tu cambio? Aquí aparecés con otro corte de pelo…

—Me lo inventé. Me gustaba que mi personaje, Lucía, tuviera cierta apariencia francesa, ya que su energía es distinta. Por un lado medita, pero dentro tiene una bomba. La estética la manejamos con la productora y además hacía mucho que me quería cortar el pelo. Sentí que podía darle más fuerza a esta protagonista. 

—Tu personaje tiene un cambio de vocación: ¿te pasó?

—Creo que en esta mediana edad, entre los cuarenta y cincuenta años, a todos nos pasa de reflexionar sobre lo que hicimos y queremos hacer. Una se está renovando todo el tiempo. Me parece que todos barajamos y queremos dar de vuelta, tanto con el trabajo como con la vida afectiva, o incluso al tener un hijo. Son momentos en los que una se hace preguntas. Buscamos que coincida el adentro con el afuera. 

—¿En qué momento aparece el canto en tu vida profesional?

—No fue de un día para otro. Hice la comedia musical Los Locos Addams (2013), ya que venía preparándome para eso y estudiando canto. También le ponía música a mis poemas, ya que escribo por algo interno. Siempre que veía la posibilidad de cantar en algún personaje lo hacía. Cuando me llamaron para interpretar a Tita Merello, para Historias clínicas (2012), propuse y grabé Llamarada. También cuando hice Señores papis (2014) mi personaje cantaba cumbias y les propuse grabar un tema. Al hacer Pequeña Victoria (2019) nos juntamos con Natalie (Pérez) y luego cantamos todas. Cada vez que me invitaba un músico independiente siempre me sumé: esto desde hace veinte años, aconsejada por Katie Viqueira, ya que es cantautora. Durante la cuarentena hice más temas con otros músicos. En ese ir y venir apareció Diego Presa, quien me propuso ponerle música a mis poemas. Hasta el día de hoy no paramos, por lo general las letras son mías y la música es de él. Hay un trabajo en equipo. 

—En el 2022 hiciste con tu padre, Ricardo Díaz Mourelle, el espectáculo El oficio de dar: ¿soñás repetir este tipo de propuesta musical?

—En algún momento me gustaría volver a hacer un musical, como fue Los locos Addams. Me siento una actriz que canta, no puedo cantar todo, porque no soy una cantante que actúa. Tal vez escriba algo con alguien. Ahora con Diego creamos este dúo, y recién este año vamos a poder hacer show musicales tanto en Uruguay como en Argentina. Por eso decidí no seguir con el teatro, me bajé de Precoz y terminamos con Las irresponsables, para tener los fines de semana liberados. Este año sale nuestro segundo LP, con diez temas, dos homenajes, uno a Zitarrosa y otro a Gabo. Además necesito estar más con mi hija.

—¿Será un año sólo de música?

—No. También me dedicaré a filmar. Tenemos proyectado una película de Azul Lombardía, junto a Carla Peterson, que grabaremos. Tal vez después saldrá alguna serie. 

—¿Cómo ves al cine nacional?

—No me siento capacitada para analizarlo. Creo que tenemos que cuidarlo y darle un marco legal para protegerlo. Me pone muy contenta que se estrenen películas en los cines. Venimos de estar candidatedos para los premios Oscar. Sabemos que hay una filmografía de mucha calidad y que no sólo se graban películas de culto, sino que hay venta de entradas.  

—¿Notás las diferencias cuando te dirige un hombre o una mujer?

—No. Hay diferencias cuando es bueno o malo, cuando hay director o directora de actores o no. A veces me siento más sola y en otros casos me guían. No soy una intérprete que pueda dirigir. Necesito la mirada del otro, en este caso Luciano (Podcaminsky) nos ayudó: es muy abierto, intuitivo e inteligente. Nos escuchó mucho, y aunque su mirada fue muy concreta, estaba permeable. Hubo mucho respeto y me sentí muy tranquila con su mirada. 

—En este mes de marzo, ¿qué sentís que las mujeres conseguimos y qué nos falta?

—No sé si tengo la autoridad para decir lo que falta. Ahora con las leyes de Aborto Legal y de la Educación Sexual Integral (ESI) me parece que todavía hay persecuciones en las provincias. Parecería que la legislación no importa, me parece que debería respetarse. No hay que pensarlo sólo desde el feminismo - soy feminista- sino que hablamos del humanismo. Quiero que mi hija sepa sobre su cuerpo, para protegerse, cuidarse y pasarla bien. 

—¿Qué te preocupa más de la Argentina?

— (Hace un silencio) Quizás que se habla de las personas antes que de los conflictos. Sigue habiendo mucho ego. No se busca construir con el que piensa diferente. La grieta es un invento, creo que sirve para lo partidario. Está claro de qué lado me identifico. Siento que hay un chiquitaje. Además vivimos una emergencia climática terrible. Es muy importante que Argentina tome conciencia de los recursos no renovables y de su responsabilidad en el calentamiento global. Hoy estamos con unas temperaturas atroces y no es sólo un tema nacional: es global. Es una cuestión mundial. No es una utopía, hay que unirse. Seguimos pensando en el dinero y no en el agua o el aire. Hay una bomba de tiempo regresiva. Hay países que lo están intentando, como Brasil. Siempre voy a apoyar a un gobierno nacional, popular, con una perspectiva progresista y de defensa de los derechos humanos, pero si mañana Alberto se va y quien venga va a redoblar la apuesta. Vienen aquí muchos países a hacer lo que no permiten en sus suelos, como la mega minería. Son dólares rápidos para pagar una deuda ilegal. Lo veo de afuera, pero habría que cambiar las prioridades. Estamos en un momento muy complicado en toda Latinoamérica. Son temas muy complejos.

 

Zoe y Marco

En la película Asfixiados hay otra pareja, la que integran Zoe Hochbaum y Marco Antonio Caponi. Hochbaum intervino hasta ahora en varias películas como Abzurdah (2015) y El faro de las orcas (2017). Está a la espera del estreno de Cabo Polonio, en la que además de intérprete fue co-guionista y compartió escenas con Carmen Maura y Sofía Gala, bajo la dirección de Nicolás Gil Lavedra. Dirá: “Interpretamos una canción junto a Julieta Díaz, hacía frío y fue complejo, un desafío. Siempre armamos las escenas en conjunto. Una experiencia única. Me encanta navegar, pero no le sucedió igual a todos mis compañeros. Filmamos casi un mes arriba de un barco, también en Montevideo. Grabamos desde noviembre del 2021 hasta marzo del 2022”.

Marco Antonio Caponi regresó del ciclo Conexión Buenos Aires/Madrid donde llevó el unipersonal Romance del Baco y la Vaca de Gonzalo Demaría, a la Casa de América. Ya había hecho funciones en Córdoba, Santa Fe y su provincia, Mendoza y anticipa que desde junio estará participando del XXII Festival Iberoamericano del Siglo de Oro de la Comunidad de Madrid, en Clásicos de Alcalá de Henares. Ahora habla de Asfixiados: “Estéticamente es hermosa, pero grabar en el velero fue un movimiento continuo. Fue mi primera vez y espero que la última. (Se ríe). Estábamos ocho y nueve horas filmando y se hacía muy abrumador. Me mareaban los ensayos”. Es la tercera ficción que graba en Uruguay, primero fue Iosi, el espía arrepentido de Daniel Burman y acaba de terminar allí Norma de Santiago Giralt, con Mercedes Morán. Filmó en San Pablo y en Río de Janeiro. “Me gusta mucho trabajar en Argentina, Brasil tiene una industria muy grande y Uruguay la está armando”, concluye Caponi.