En plena pandemia, cuando sólo quedaba aferrarse a las pantallas comenzó a circular una obra de teatro filmada por la Televisión Española que reflejaba la vida y la obra de Miguel de Molina (1908-1993). Las vueltas de la vida hacen que ese espectáculo Miguel de Molina al desnudo llegue a la Argentina de la mano de su creador e intérprete: Ángel Ruiz. Llega acompañado por el pianista César Belda y la dirección de Félix Estaire. Estarán sólo por tres funciones: miércoles 23 y 30 (21.30 hs.) y el jueves 31 (20 hs.) de este mes, en el teatro El Picadero. Cantará parte de los clásicos de Molina como Ojos verdes, La bien pagá o Te lo juro yo, entre otras.
—El texto de “Miguel de Molina al desnudo” es tuyo: ¿en qué te basaste?
—Todo parte a raíz de leerme su biografía. Me atrapó tanto, resonó en mí que sentí la necesidad de contar su historia. Conseguí, gracias a la fundación que lleva su nombre, el total de la entrevista que le hizo en Buenos Aires el periodista, Carlos Herrera para Canal Sur, de unas cuatro horas y media de duración. Ahí descubrí al Miguel de Molina mayor y pude ver a la persona con sus contradicciones, su dolor, su resentimiento, su miedo, su inteligencia, su humor, su descaro… En fin, el material suficiente para empezar a pensar en llevarlo a la escena. También me vi todo lo que hay sobre él en el archivo de la Filmoteca Española. Logré leer cartas suyas, fotografías que guardó siempre minuciosamente, hasta probarme sus camisas auténticas, las cuales me quedaban como anillo al dedo. Una vez que elegí contarlo como un monólogo convertido en un diálogo y partir desde el presente, desde un Miguel de Molina que viene a nuestro tiempo, las palabras fluían solas.
—¿Admirabas a Miguel de Molina o quisiste reflejar esos años en España?
—Ambas cosas. Su historia hizo mucho eco en mí. Despertó quizá los deseos de justicia con aquellos que fueron y son maltratados. Más aún si detrás hay cuestiones ideológicas, homofóbicas y xenófobas. Ese dolor, el que sufrió Miguel, el que sufrieron tantos en la guerra y durante los cuarenta años de franquismo, es muy cercano a mi propia historia familiar. Hasta hace muy poco, mi abuelo estaba en una fosa común. La historia de mis padres estaba marcadas directamente por esos hechos. Y por lo tanto heredé y asumí ese dolor como propio. A través de Miguel de Molina y su historia, denuncio y revelo los hechos que hoy en día siguen sin tener justicia plena. La lucha de Miguel de Molina sigue siendo la nuestra porque está vigente. Hoy en día en España a pesar de que hay leyes que nos igualan, sigue habiendo palizas que algunas acaban en muerte de la víctima, solo por el hecho de ser gay o lesbiana… por ser diferente. Y a eso apelo…
— ¿Qué significa poder presentarte en Argentina?
—Estoy muy emocionado con la idea. Nunca he estado en Buenos Aires. Es cumplir otro sueño y cerrar un círculo con respecto a la función de Miguel de Molina. Desde el comienzo del proceso de este proyecto, soñaba con la idea de representar en Buenos Aires. La función está confeccionada para descubrir los hechos que le acontecieron al coplero, a todos aquellos que lo han olvidado, como en España. Algo que no ocurre tanto en Argentina, pero supongo que los jóvenes ya no lo recuerdan. Me temo que incluso aquellos que lo recuerden, no sepan muchos de los acontecimientos que se narran. Estoy deseando ver cómo reacciona y lo recibe el público argentino. Me produce un poco de miedo, pues lo tengo en muy alta estima. Por un lado tengo miedo a defraudar, pero por otro confío mucho en que lo van a disfrutar.