La semana pasada, desde este suplemento, adelantábamos que el año sabático anunciado por Marcelo Tinelli a través de un sector del periodismo debía, por lo menos, tomarse con pinzas. Las mismas con las que debía tomarse el posible desembarco de ShowMatch en América. En la última semana, de hecho, Daniel Vila –socio de José Luis Manzano, quien fuera citado por Horacio Verbitsky en el libro Robo para la corona–reconoció que “Tinelli es un producto caro para América”, como si el público no lo supiera.
Los últimos siete días han demostrado que casi todos los participantes de esta negociación –Tinelli, El Trece y Telefe– están tratando de imponer al otro sus condiciones dejando correr el tiempo. El –al menos por ahora– dueño de Ideas del Sur patea la pelota para adelante sabiendo que se acerca abril y por el lado de El Trece lo necesitarán en términos de facturación publicitaria y rating y por el lado de Telefe deberán resolver de una forma u otra la interna que los está carcomiendo en estos momentos, con Tomás Yankelevich (pro Tinelli) por un lado y Francisco Mármol (anti Tinelli) por el otro. De hecho, en estos momentos Mármol se encuentra en España rindiendo cuentas a sus patrones de Telefónica y definiendo, entre otros temas, cómo continuar con esta situación.
Pero también debe tomarse en cuenta que El Trece y Telefe también patean la pelota para adelante, como si ambos se hubiesen puesto de acuerdo en que, firme quien firme con Tinelli, sea por condiciones menores que las que pretendía el conductor.
De hecho, en la reunión que tuvo Tinelli a comienzos de semana con los “capos” del Grupo Clarín en la que no estuvo Adrián Suar sino aquellos que deciden “los números” –es decir, el dinero–, no hubo acuerdo. A pesar del traspié, en los pasillos del canal se sabe que el programador está haciendo lo imposible para convencer a sus superiores en el Grupo de retener a su mayor aporte de rating, aunque en medio de ello se armó de un plan B por si todo llega a dar por tierra: contrató a Mario Segade y a Jorge Maestro para que reemplazaran a Patricio Vega en los guiones de Farsantes, ahora transformado a tira. Para convencerlo a Julio Chávez, que nunca hizo una tira diaria, hubo una oferta que rondaría los $ 300 mil mensuales –dado que debe grabar 12 horas por día y, por tanto, abandonar su tarea docente–. Del elenco también participarían Griselda Siciliani, Benjamín Vicuña, Leonor Manso, Edda Díaz, Alfredo Casero y, ambiciosos, pretenden a Pablo Echarri o Facundo Arana como galanes para Siciliani. Lo que confirma que se trata de un plan B ante la dureza de Tinelli en las negociaciones, es que ninguno de los contratos está firmado.
En tanto, América y Canal 9, los hermanos menores de las familia, están deseosos de recibir los productos de Ideas del Sur en sus pantallas. En el caso del canal argentino-mexicano –es propiedad de Remigio González y González, apodado “el fantasma”–, le serviría para adecuarse un cachitito con la Ley de Medios e incluso abrir la posibilidad de que en un futuro Tinelli se transforme en su socio privilegiado y rostro nacional (y popular) ante el Afsca de Sabbatella (el mismo que dijo que el canal no es de González sino de un abogado argentino). En el caso del tríptico Vila, Manzano y De Narváez (que no vendió su parte sino que perdió el poder, algo así como lo que le ocurrió en la política), el desembarco de Tinelli en una grilla completa podría generar, al menos, inconvenientes con las estrellas de la emisora: Jorge Rial y Santiago del Moro. Es decir: complicadito.
Un dato para nada menor en este cuadro de situación es que hay un nombre que pareciera haberse esfumado en el aire: Cristóbal López, el empresario ultrakirchnerista, el zar del juego, el señor que (parece) cualquier deseo puede comprar. Todo indica que en verdad el hombre dio dos pasos atrás para luego dar tres adelante: viendo el rechazo que generó en la opinión pública su movida, lo deja a Tinelli negociar por su cuenta con los canales, y una vez que haya cerrado trato con El Trece o Telefe volverá a reunirse con el dueño de Ideas del Sur, en caso de que éste precise de un aporte económico extra. Panorama que, si llega a quedarse en el Grupo Clarín, resultaría al menos pintoresco, porque transformaría al conductor en una especie de caballo de Troya del oficialismo dentro del corazón del gran diario argentino.