No tiene la sensualidad pélvica de David Bisbal, la lengua larga de Tiziano Ferro (quien acusó a las mexicanas de feas y bigotudas) ni la baby face de Axel Fernández. Conocido por su tema Sin miedo a nada, Alex Ubago asegura. “Soy un tío muy práctico, no soy del tipo que va a dar una serenata con una flor en la boca”. A semanas de haber lanzado Aviones de cristal , su tercer trabajo discográfico, el cantautor visitó la Argentina, a modo de viaje promocional. “ Es un disco muy personal, aun más que los anteriores. Me involucré no sólo a la hora de escribir las canciones, sino también en la producción. Ahora tengo más claro qué es lo que quiero”, sostiene.
—¿Siente que este álbum es muy diferente a los anteriores?
—No hay un cambio radical. Sin embargo, tiene más energía. Sobre todo, en las letras. Sigo escribiendo sobre las cosas cotidianas pero ya no sólo románticas. También hay canciones con un contenido más social, que hablan de la violencia y de los problemas del medio ambiente. La ecología es algo que me preocupa mucho; la cosa está bastante jodida.
—¿Se animaría a incursionar en otro género musical?
—Sí, tengo claro que no quiero hacer lo mismo toda mi carrera. No me gusta la sensación del no cambio. Me gustaría, por ejemplo, inclinarme hacia el brit pop, que es la música que más escucho.
—¿Cree que con los ritmos melódicos es más difícil ser exitoso que con otros ritmos? ¿El pop facilita la llegada al público?
—No lo sé, ni tampoco me lo planteo. Sinceramente, no me importa si vendo más o menos por hacer canciones melódicas. Si algún día tengo la necesidad de hacer un cambio musical y no la pego, no me importa. Con que haya una sola persona con la que pueda conectarme, para mí, es suficiente.
Amante del billar, Ubago saltó a la fama casi por casualidad. A los 19 años, decidió regalarle a su novia para el cumpleaños un disco con canciones de amor, que él mismo grabó en forma casera. Lo que nunca se imaginó fue que no sólo quedaría bien con la chica sino que ese demo también llegaría a las manos de Iñigo Argomaniz, su actual manager. “Tuve mucha suerte, toda mi carrera ha sido un camino de rosas”, confiesa.
— Ya no es un adolescente como cuando empezó, ¿le resulta más difícil escribir temas de amor?
—No tanto. Escribo sobre mis vivencias, aunque de repente tengo que robar algunas historias.
—Es que si no, sería demasiado desafortunado...
—(Risas) Es verdad. A veces me preguntan si estoy todo el día hecho polvo. Pero me considero un tío muy alegre. De todas formas, los momentos de bajón son los que más me inspiran.
—¿Y qué se siente cuando sus temas suenan en los albergues transitorios?
—(Risas) ¿¡Mis canciones suenan ahí?! ¿Y tú cómo lo sabes?
—Me lo contaron...
—Pues, me siento orgulloso y honrado de sonar de fondo mientras los argentinos procrean. Es más, hace poco en España una pareja me paró en la calle y me dijo: “Esto es por tu culpa”. Me mostraron un bebé.
Baladas y canciones pop
A tres años de la publicación de Fantasía o realidad, Alex Ubago volvió a la carga con Aviones de cristal, su tercer álbum de estudio. Compuesto por doce temas –entre baladas y melodías pop–, el disco continúa con la línea de los trabajos a los que nos tiene acostumbrados desde 2001, año en que debutó con Qué pides tú.
Para Aviones de cristal, se encerró en los estudios Doublewtronics de Madrid durante tres meses, junto con su productor Jesús N. Gómez y con los músicos John Parsons (guitarra), Marcelo Fuentes (bajo), Alfonso Pérez (piano) y Enzo Filippone (batería).