ESPECTACULOS
Eloísa Tarruella y María Nydia Ursi Ducó

Un universo que siempre se proyecta

Directora y actriz relatan cómo crearon este nuevo unipersonal donde la música es otro personaje más. Su visión de la actualidad del medio.

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Reunidas. La actriz María Nydia Ursi y la dramaturga Eloísa Tarruella en una creación de Darío Bonheur. | GZA. ALE GARCIA

Desde septiembre y sólo los domingos a las 18 horas se puede ver el unipersonal Ribetes en tu piel rojos quedaron de Darío Bonheur, con dirección de Eloísa Tarruella y la actuación de María Nydia Ursi Ducó. Estarán en la sala mayor del teatro Hasta Trilce (Maza 177) y aquí relatan la experiencia de crear en tiempos de protocolos y barbijos. 

—¿Cómo nació l idea y puesta de este espectáculo?

URSI DUCO: Ya había actuado en obras de Darío Bonheur, El próximo verano y en Sudores de Niña Virgen. Tiene una dramaturgia muy comprometida y una constante con respecto a las herencias y los vínculos. Por ejemplo, su texto sobre la trata de personas. El me pasó estos dos monólogos. Es oriundo de La Pampa y ya había estrenado con mucho éxito Fragmentos de un pianista violento. Nuestra idea era presentar Ribetes... en el 2020, luego en marzo de este año y ahora finalmente será en septiembre, espero que la tercera sea la vencida. 

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TARRUELLA: Buscaban una directora, habían visto trabajos de mi autoría y les interesaba mi mirada. En la primera lectura, supe que quería estar en esta obra. La riqueza y ambigüedad de los personajes, el juego entre estos dos monólogos unidos por la música y las sombras (la parte oscura), me generó la motivación suficiente para querer sumergirme en estos mundos que propone el autor Darío Bonheur.

—La misma actriz encarna a una mujer y a un hombre: ¿cómo se hace algo así?

U.D.: Hice mucho trabajo en mi casa, probando. Ambos tienen cosas en común: sus añoranzas. El dramaturgo tomó un personaje real el de la “pasadora de páginas”, es una profesión dentro de la música. No todos los intérpretes tienen memoria como para tocar sin partitura y necesitan a alguien que les pase las páginas. 

T: Nos embarcamos a jugar con los detalles de cada personaje. Buscando su singularidad desde la verdad y lo que se quiere contar. Es impresionante el trabajo de María Nydia con la mirada. “Estelita” (monólogo 1) tiene una mirada de esperanza, en cambio “Hombrecito” (monólogo 1) tiene la mirada perdida. Creo que en esa sutileza, en el cómo observan, hay un universo.

—¿Qué lugar tiene la música en vivo en la obra?

T: Es fundamental. Está Florencia Caruso en el piano, que hace un trabajo bellísimo. Me interesa que la música sea un puente para llevar a los personajes y al público a distintos estados emocionales. Pienso que nos conecta con lo primitivo. Hay algo de nuestra parte animal que emerge en la escucha de las melodías. Está en nuestro inconsciente. No solamente hay canciones de música clásica, sino también sonidos, notas sueltas, acordes que se reiteran, disonancias y ruidos. Tengo la suerte de haber estudiado piano desde pequeña y en la actualidad sigo tocando. Es un mundo que conozco. El vínculo que se armó entre María Nydia y Flor (la pianista) fue construido como un diálogo escénico. Hay inter-relación, en las miradas, cercanías. 

U.D.: También tengo un vínculo directo con la música, seguí la carrera en el Conservatorio, me especialicé en piano. Incluso sigo tocando en mi casa, para mí. Siento que todos tenemos ese lenguaje en común. Ahora creamos el vínculo con Florencia (Caruso) y fue Eloísa quien eligió las piezas que se interpretan. 

—¿Con el aforo actual puede haber alguna ganancia?

U.D.: Sabemos que con el precio de las entradas y la cantidad de espectadores que tienen los teatros independientes son muy pocos los que pueden ganar. Ante de la pandemia teníamos casos como Terrenal de Mauricio Kartún o Mi hijo sólo camina un poco lento con dirección de Guillermo Cacace. Pero son poquísimos. A veces en algunos casos si son éxitos pasan a las salas comerciales como La fiesta del viejo de Fernando Ferrer.

 

“El barbijo vino para quedarse” 

Las dos artistas tienen más proyectos, más allá de este estreno. Eloísa Tarruella se inició haciendo teatro en el Grupo “Catalinas Sur” de La Boca y más tarde siguió Dirección de Cine en la ENERC-INCAA. Confiesa: “Desde ese momento que voy y vuelvo entre el cine y el teatro como algo natural. Son lenguajes distintos, pero hay algo en común que es el deseo de contar una historia. En este momento, estoy escribiendo una nueva obra teatral, sumergida en este proceso misterioso de la creación. Además, escribí una película Al romper las olas que van a producir Andrea Braga y Mauricio Halek, en la que estamos trabajando. También en septiembre, seré Tutora en la Clínica de Guión del Festival Internacional de Cine de Puerto Madryn, donde siempre es una alegría participar. Además se puede ver mi película Bailar la sangre que co-dirigí junto a Gato Martínez Cantó, de manera libre y gratuita en las plataformas CINEARPLAY y CONTAR”. 

Los proyectos de María Nydia Ursi Ducó se entrecruzan entre escenario y series. Anuncia: “Estamos ensayando Stéfano de Armando Discépolo, con dirección de Osmar Núñez para presentarla en el teatro La Máscara que cumplirá ahora veintiún años. Haré el papel de Margarita. Muchos estamos vacunados pero mantenemos todos los protocolos. Estamos viviendo el día a día. Es la guerra que nos ha tocado pasar. El barbijo vino para quedarse. Hisopados mediantes inicié el año filmando, primero la película John Lennons de José Cicala, después Terapias alternativas de Ana Katz y estaré en su próxima creación, Súper Nova. También participé en María Marta: el crimen en el country con dirección de Daniela Goggi”.