El Dr. Roberto Jaimovich explica sobre esta enfermedad, la importancia de un diagnóstico temprano y los tratamientos.
“La madre de Mario consultó al pediatra por una ligera inclinación de cabeza del niño a los 6 meses. Fue derivado a un traumatólogo, quien indicó kinesioterapia. A los 10 meses la presencia de vómitos hizo que el pediatra realizara algunos estudios clínicos sin encontrar anormalidades. A los 15 meses, la aparición de estrabismo llevó a una consulta oftalmológica, con indicación de lentes."
"La madre insistió en su preocupación por los síntomas, y, al realizarse una resonancia magnética, se diagnosticó un tumor cerebral que fue operado y resultó ser benigno. Hoy Mario tiene 11 años y es un niño sano y feliz”, relata Jaimovich, Consultor del Servicio de Neurocirugía del Garrahan.
El doctor manifiesta que es frecuente que ciertos síntomas, como dolor de cabeza o vómitos, hagan deambular a padres con niños por diferentes especialistas, retrasando un diagnóstico precoz. “El problema es que si no lo pienso, no lo diagnostico. Y los tumores cerebrales, si bien la incidencia es baja en la población general, son los tumores sólidos más frecuentes en edad pediátrica”, destaca.
¿Cuándo deberíamos pensar en la posibilidad de un tumor cerebral?
“Los síntomas iníciales más frecuentes son los dolores de cabeza y los vómitos. Si bien suelen ser por la mañana al despertar, no siempre es así. Deben ser síntomas que perduren en el tiempo o empeoren con el correr de los días. Su persistencia o recurrencia, y fundamentalmente, la combinación de varios de ellos, deben alertarnos acerca de la necesidad de estudiar al niño”.
"Aún así, el Neurocirujano explica que “el 50% de estos tumores son benignos, y con la alta tecnología existente actualmente pueden ser diagnosticados y operados con seguridad, logrando un alto porcentaje de curación”.
¿Y si son malignos?
“La acción combinada de cirugía, quimioterapia y radioterapia logra, en la mayoría de los niños, la curación o el freno a la enfermedad”, señala. El diagnóstico precoz es fundamental.
¿Qué se gana?
La posibilidad de un mejor tratamiento, por un equipo especializado de neurocirujanos y oncólogos pediátricos. Por esto, el doctor apunta hacia el ámbito médico y a la importancia de hacer caso a la preocupación de los padres ante un síntoma determinado.
“Ellos son los que conocen a la perfección a sus hijos y sus alertas deben ser atendidas correctamente”, indica. Además, Jaimovich recalca que tanto el Instituto Nacional del Cáncer en nuestro país, como muchas otras instituciones alrededor del mundo, tienen páginas en la web que enseñan qué síntomas y signos deben prender alertas. “Estas recomendaciones son para los agentes de salud, pero también para los padres”, concluye.
Para contacto: Dr. Roberto Jaimovich M.N. 44899 - 011 48326622. 011 48332119.
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