Tienen 2 hoteles en la Patagonia. Tenían unas 20 casas, aunque se dice que vendieron varias para emprolijar su declaración jurada. Sí, definitivamente, Nestor y Kristina son compradores compulsivos. Pero, evidentemente, ya no saben más en qué gastársela -sobre todo desde que se los cuestionó por haber comprado dólares en un momento quizás inoportuno de la economía mundial-, por lo que salieron a comprar APTRA.
Parece increíble, pero es así: la pareja presidencial es la nueva propietaria de la Asociación de Periodistas de la Televisión y la Radiofonía Argentina. De otro modo, no se explica que ese macabro engendro televisivo llamado "678" esté nominado al premio Martín Fierro como Mejor Programa Periodístico. Compitiendo por la estatuilla del gauchito contra "La Cornisa" de Majul, el renovado "CQC" y el ciclo de Filmus "Presidentes Latinoamericanos", el programa más obsecuente de la pantalla vernácula ha llegado a un lugar impensado: que alguien -no, no alguien, sino muchos y, encima, presuntos especialistas- lo consideren un buen programa periodístico.
Arriemos por un momento las banderas políticas. Intentemos olvidar, aunque cueste, que "678" es el bastión mediático K por excelencia, la nave insignia de la flota de la tele oficialista. De hecho, en un esfuerzo descomunal, imaginémoslo inclusive como un programa opositor, donde Barone salga a denunciar las fortunas gastadas por Kris en botox y carteras de diseñador o donde Sandra Russo presente un informe especial que confirme que lo de la carótida de Nestor era sólo una pantalla para ocultar una cirugía de implante peneano.
Aún imaginándose a "678" en las antípodas ideológicas de su posición actual, el programa sigue siendo irremediablemente malo. Los panelistas, impuestos como reconocidos e importantes formadores de opinión, se pisan entre sí en forma continua, convirtiendo al set en un gallinero digno de las radios alternativas de fines de los '90. Por momentos, parecen la barra de la vieja "Polémica en el bar" de Sofovich, sólo que con menos onda que un renglón (sí, hasta los borrachines sofovichianos, con Guillermo Nimo a la cabeza, eran más entretenidos). La estética del programa llama a la nostalgia, pues recuerda aquellos cándidos noticieros a través de los cuales seguimos las alternativas del mundial '78 o de la Guerra de Malvinas. Como un sandwich comprado en una estación de servicio, "678" se esfuerza por ser fresco, pero no deja de ser un esperpento anacrónico, al borde de lo rancio.
Que APTRA considere a "678" un candidato digno de competir con las preguntas casi incisivas de Majul, con las soberbias entrevistas de Filmus o con el el desparpajo de las huestes de Ernestina sólo puede explicarse de una manera: los K compraron la nominación. O pusieron a Guillermo Moreno a presidir el jurado de los Martín Fierro.
Para este año, deberían ir pensando en producir una película protagonizada por Florencia Peña. En esta misma línea, quizás hasta nos hagamos acreedores de otro Oscar. O por lo menos de una nominación.
* Escritor y periodista, autor de "Hablalo con mi abogado"