Las razones técnicas de la vertiginosa corrida cambiaria de esta semana deberán ser explicadas por los expertos en economía y finanzas, pero en la Argentina el precio del dólar es una cuestión de Estado que nos afecta a todos. Según la información disponible en medio del torbellino, que proviene tanto de “los mercados” a través de sus reacciones económicas como de “la gente” a través de las encuestas, el gobierno está atravesando una fuerte caída en su credibilidad. Hasta hace poco, los resultados eran modestos pero los mercados compraban títulos argentinos y la ciudadanía le dio un amplísimo triunfo en las elecciones del año pasado. Luego pasaron cosas: factores externos desfavorables y errores de diagnóstico provocaron una tormenta.
En Casa Rosada ya no hay fuerzas para jugar a las internas
Con el diario del lunes en la mano sabemos ahora que el gradualismo y el anclaje de los precios a un dólar bajo no tuvieron el éxito esperado. Los esfuerzos por no recortar los gastos no fueron lo suficientemente valorados porque el gobierno no supo, no quiso o no pudo comunicar esos esfuerzos ni los riesgos que se corrían al hacerlos. Para contrastar con el kirchnerismo, prefirió prácticamente no hablarle ni a la sociedad ni a los mercados. El gobierno que venía a (y debía) atacar los desequilibrios no lo hizo como muchos creían. No ajustó mucho, sino mal y sin explicar, y quedó atrapado en la esencia misma de la tragedia, porque sus acciones provocaron aquello que buscaban evitar: ahora gran parte de la población cree que es un gobierno ideológicamente ajustador y antipopular, y los mercados no confían que pueda pagar sus deudas.
Quién sabe si algún día podamos salir de nuestros recurrentes ciclos de crisis. Ahora, en el medio de la tormenta, hay que esperar que el presidente reaccione correctamente y controle los daños. La oposición es también muy responsable de esta situación, y especular con cambios políticos bruscos en un país sin partidos políticos ni ningún otro actor o institución creíble es bucear en el abismo de la ignorancia.
*Presidente de la Sociedad Argentina de Análisis Político, (SAAP).
