Actualmente la celiaquía es considerada la enfermedad intestinal crónica más frecuente, afectando a 1 de cada 200 argentinos. Esta enfermedad consiste en la intolerancia permanente al gluten, conjunto de proteínas que se encuentra en el trigo, avena, cebada y centeno (TACC) y sus productos derivados. El revestimiento del intestino está cubierto por vellosidades que ayudan a absorber los nutrientes y, en el caso de las personas que la padecen su sistema inmunitario reacciona causando daño. Para ser más específicos, la intolerancia genera una lesión en la mucosa intestinal provocando una atrofia de las vellosidades del intestino delgado, lo que implica que aunque se alimenten correctamente, la absorción de los nutrientes de los alimentos (proteínas, grasas, hidratos de carbono, sales minerales y vitaminas) se ve disminuida y genera dolencias y malestar crónico.
Se desconoce la causa exacta de esta enfermedad, pero se sabe que intervienen factores ambientales, genéticos e inmunológicos. La celiaquía es hereditaria y nace junto con la persona aunque no se manifieste totalmente en un inicio. Puede despertarse en cualquier etapa de la vida, desde lactantes hasta la adultez avanzada, siendo más propensa en personas con familiares de primer y segundo grado afectados.
El diagnóstico celíaco es difícil de determinar. Al presentar un cuadro clínico complejo junto a una variedad de síntomas que puedan asociarse a diversas enfermedades (vómitos, diarrea, dolor abdominal, pérdida de peso, etc), muchas veces su diagnóstico se demora. Una vez detectada la intolerancia al gluten, hay que confirmar con exámenes de sangre y por último con una biopsia intestinal que se debe hacer antes de iniciar el tratamiento. La detección temprana y el tratamiento oportuno revisten fundamental importancia para evitar complicaciones secundarias de esta patología.
La celiaquía es una enfermedad crónica y por ende no tiene cura. Sin embargo, con un tratamiento nutricional adecuado los síntomas desaparecerán y las vellosidades en el revestimiento del intestino sanarán, logrando una normalización clínica y funcional. La dieta debe ser libre de glúten, que se encuentra en el Trigo, Avena, Cebada y Centeno (TACC), como así también en sus derivados o composición, pudiendo corroborar qué alimentos son aptos en el Listado de Alimentos publicado bimestralmente por el Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación. Este listado debe ser corroborado con regularidad ya que algunos productos identificados como aptos pueden dejar de serlo a lo largo del tiempo.
Es muy importante la educación alimentaría en estos pacientes, ya que se deben tener en cuenta mucha información para tener una dieta segura y libre de gluten, así como también el manejo de los alimentos en el hogar o supermercados. Identificar el logo que figura en los alimentos libres de TACC, aprender a leer las etiquetas de los alimentos y verificar las fuentes ocultas de estos granos en los alimentos es fundamental en el día a día.
*Directora de la carrera de Nutrición de Fundación Barceló.
