La Corte Suprema de los Estados Unidos ratificó la decisión del Presidente Trump de restringir el ingreso de ciudadanos provenientes de Irán, Libia, Siria, Somalia y Yemen. La resolución de la Corte rechazó los dictámenes de dos instancias judiciales anteriores que habían sostenido que la prohibición constituía una discriminación por basarse en motivos religiosos, y por lo tanto, contraria a la Constitución del país. La decisión estaba en vigencia desde diciembre del año pasado.
La decisión de la Corte Suprema fue aprobada por 5-4 poniendo de manifiesto la discrepancia sobre un tema que encontró fuerte oposición en un sector de la opinión pública. Pero fue interpretada como un respaldo a la posición de la Casa Blanca que siempre defendió el poder presidencial para implementar la política de seguridad nacional y la autoridad para suspender el ingreso de extranjeros en los Estados Unidos por esos motivos. El Presidente Trump festejó la decisión de la Corte Suprema mediante un corto pero expresivo tweet: WOW.
La decisión reactivó las acusaciones cruzadas desde la promulgación de la orden ejecutiva. El Partido Demócrata y líderes de ONG de defensa de los derechos civiles condenaron desde el inicio los objetivos y las restricciones. En cambio, el Presidente Trump recibió el apoyo de los sectores que priorizan la seguridad nacional y la lucha contra el terrorismo. En varias oportunidades el Presidente Trump alentó los sentimientos de inseguridad utilizando como ejemplos los atentados en Europa para justificar sus políticas discriminatorias sin analizar las evidencias y repercusiones.
La Jueza Sonia Sotomayor en su oposición a la medida recordó que en 1944 la Corte Suprema basada en razones de seguridad nacional apoyó la internación de americanos de origen japonés, y que esta orden estaba basada en los mismo principios: la utilización del concepto de seguridad nacional para justificar restricciones a las libertadas individuales constituía un grave antecedente. La ACLU también acusó a la Corte de repetir la misma argumentación al reconocer el derecho presidencial de identificar a un grupo o nacionales como peligrosos al país. El Presidente de la Corte John Roberts, quien votó favorablemente, sostuvo que la decisión de la Corte reconoce el derecho presidencial de legislar invocando razones de seguridad nacional pero no juzgó el contenido.
Pero la nota fuerte de esta predilección de culpar a los inmigrantes como posibles terroristas fue el Comunicado emitido por la Casa Blanca. El Presidente Trump reivindicó su papel de defensor de la soberanía, protección y seguridad del pueblo americano y el derecho de tener un sistema inmigratorio que sirva al interés de los Estados Unidos y sus ciudadanos. El Comunicado termina diciendo “Nuestro país estará siempre seguro y protegido bajo mi vigilancia”. El paroxismo permite adjudicarse la representación de la seguridad nacional y de sus integrantes como si los ciudadanos que discrepan tuvieran la intención de poner en riesgo y favorecer intereses distintos. El planteo de dividir entre buenos y malos, entre patriotas y no-patriotas constituye una tendencia arraigada para jugar con la imaginación y crear un cisma donde otros valores pierden importancia.
Estos planteos divisorios no se agotan en el tema de prohibiciones de ingreso o políticas inmigratorias. El Presidente Trump ha utilizado esa misma terminología para tratar los temas económicos, comerciales o de política internacional presentándose como el representante de los intereses de la Nación. Esta identificación explícita de Nación y Presidente tiende a una mayor centralización del poder y un debilitamiento del resto de las instituciones. Los Estados Unidos están presenciando una acentuación del personalismo y la experiencia demuestra que nunca se retrocede. Por el contrario, esta clase de líderes siempre aspiran a más poder porque se consideran imbuidos de un destino trascendente.