El 8 de agosto fue una jornada histórica, por primera se trató en el Senado un proyecto de ley para legalizar el aborto. Así como el 13 de junio en Diputados el Sí ganó, en Senado se impuso el NO. Tal cual: ganó el NO. Porque los que lo apoyaron NO quisieron discutir, no tenían alternativa, o la que tenían era el statu quo. Solo les interesó decir NO y se negaron a discutir cualquier alternativa superadora de las diferencias . Actitud que no caracteriza al Parlamento donde se tienen que discutir propuestas y buscar consensos.
La discusión duró varios meses primero en Diputados y después en Senado y permitió conocer múltiples voces con perspectivas distintas. Sin embargo algunos senadores dijeron se discutió poco, claro eran los que no fueron casi a las audiencias .Otros reconocieron no haber leído el proyecto pero estar en contra. Otros insistieron en falacias y por último hubo algunos que se limitaron a insistir en sus principios y valores. El NO ganó pero dejó un gran malestar y descontento en amplios sectores de la población que se movilizó desde el 8 de marzo y fue ganando la calle, los ámbitos laborales y familiares con una presencia masiva que se autoconvocaba frecuentemente. Estos grupos fueron fortaleciendo su posición y son los que no cejaran hasta lograr la ley. Por eso quienes ayer votaron por el NO los tendrán rechazándolos en las próximas elecciones si no dicen cómo votarán sobre el tema. Este será un gran tema de la campaña electoral del año próximo y allí muchos se arrepentirán de haber sido tan intransigentes. Mientras que los que se movilizaron por el No podrán levantar las banderas de estos futuros candidatos pero sin pasión ni fervor , porque el statu quo nunca enamora y apasiona.
Por eso esta supuesta victoria es efímera e implica una debilidad que les pesará más a los que representan a las provincias más populosas donde se concentran los defensores del SI. Quienes apoyamos el SI tenemos la fuerza de la convicción y por ende la defensa de nuestras ideas nos apasiona y nos ayuda a mover montañas.
Sigamos luchando. Será ley.