Luego del exitoso rescate de los 12 chicos miembros de un equipo de fútbol y su entrenador, quienes permanecieron 17 días en una cueva en Tailandia, comenzaron a conocerse detalles del operativo. Uno de los hombres que participó del mismo contó que la electricidad y las bombas para sacar el agua dejaron de funcionar momentos después de que salieron todos del lugar.
Las cinco últimas personas rescatadas acababan de ser extraídas, el martes por la noche, cuando de repente se escuchó un grito desde el lugar más delicado del recorrido de salida, una galería tubular en donde había que pasar haciendo contorsiones con el cuerpo.
"El australiano que supervisaba el paso se puso a gritar diciendo que la bomba de agua había dejado de funcionar", manifestó el excomando de la marina tailandesa Chaiyananta Peeranarong, en declaraciones a la agencia AFP.
"Si no se bombeaba el agua en ese lugar sólo se podía salir con una botella de oxígeno", explicó el hombre al referirse a los últimos instantes de esa dramática evacuación.
Los últimos buzos se "precipitaron" entonces para pasar por ese lugar en 'T', una pesadilla por lo estrecho. Chaiyananta dejó pasar a sus colegas y salió último. Apenas tuvo tiempo de pasar antes de que el lugar quede totalmente sumergido. "El agua ya llegaba a la cabeza, casi al punto en que se necesitaba una botella de oxígeno", indicó.
Una película y un museo inmortalizarán el rescate en la cueva de Tailandia
El rescatista señaló que la prioridad del equipo internacional de expertos del que formaba parte era asegurarse que los chicos no entraran en pánico. Es por ello que algunos fueron sedados y dormidos como lo muestra un video publicado en la página Facebook de los comandos de la marina de ese país.
"Algunos estaban dormidos, otros movían los dedos, atontados. Los médicos verificaban constantemente el estado y el pulso. Dijeron a la prensa que los niños debían aprender a bucear. Esos niños no habían ni comido o dormido en días, ¿dónde hubiesen encontrado la energía para entrenarse? Eso era absurdo", cuestionó Peeranarong.
Ante esto además precisó que durante los días de espera antes del desenlace final, los buzos que permanecían con ellos antes de la evacuación les enseñaban a familiarizarse con el equipamiento para bucear. "Sólo necesitábamos que supiesen cómo respirar y no entrar en pánico en el agua. Sólo necesitábamos que se sintiesen seguros, que todo iría bien", completó.