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Acnur alerta sobre el drama de los niños que sufren la guerra en Siria

Refugiados. Niños que perdieron sus padres en la guerra.
| AFP

AFP/AP/ANSA
Desde Damasco
Los niños sirios refugiados en Líbano y Jordania viven una situación dramática con cientos de miles de ellos que no van a la escuela, perdieron a sus padres, fueron abandonados a su suerte o trabajan desde los 7 años. A esas alarmantes conclusiones arribó el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), que a través de la actriz Angelina Jolie, enviada especial del organismo, encendió ayer las alarmas.
“El mundo debe actuar para salvar a una generación de la catástrofe”, dijo Jolie. “Si no actuamos rápido, una generación de inocentes se convertirá para siempre en víctima de una guerra espantosa”, agregó por su parte el comisionado, Antonio Guterres.
Según el informe presentado, en más de 70 mil familias de refugiados el padre está ausente y más de 3.700 quedaron huérfanos. Más de la mitad no va a la escuela y muchos son obligados a trabajar desde bajísimas edades por “varias horas y con una paga baja, a veces en condiciones de peligro o explotación”. Por ejemplo, la mayor parte de los 680 pequeños negocios del campo de refugiados de Zaatari, en Jordania, emplea niños.
La investigación del Acnur denuncia “una vida dolorosa de aislamiento, exclusión e inseguridad para muchos niños refugiados”. Entre los entrevistados, el 29 por ciento dijo salir de casa como máximo una vez a la semana, “cuando por casa se entiende un departamento repleto de gente, un refugio provisorio o una tienda”.
Los autores del informe supieron de casos de niños que son adiestrados para combatir ante la posibilidad de un eventual regreso a Siria. Otro fenómeno alarmante es la falta de registros de los recién nacidos. Una reciente investigación hecha por el Acnur en Líbano sobre este aspecto reveló que el 77 por ciento de los 781 recién nacidos tomados en consideración para el estudio no tenían certificados de nacimiento.
En tanto, los cerca de 200 mil refugiados sirios registrados oficialmente que viven en los campos instalados en la frontera con Turquía deben sobrevivir con 80 libras turcas (unos 29 euros) al mes, según informó la agencia de los refugiados para Naciones Unidas.