Madrid.- Maite y Pablo habían ahorrado durante meses para celebrar su viaje de bodas: querían pasar tres semanas en Argentina, durante las Navidades. Pero cuando la pareja de felices recién casados llegó al mostrador de facturación de Air Madrid, los empleados de la aerolínea española de bajo costo dejaron allí sus maletas y desaparecieron sin decir una palabra.
"Nadie nos explicó qué pasaba", decía Maite entre lágrimas. En el aeropuerto, muchos viajeros se enteraron de lo que ocurría mediante las llamadas de sus familiares. Tras las amenazas del Ministerio de Fomento sobre la retirada de la licencia debido a los permanentes retrasos, la empresa decidió el viernes suspender sus actividades.
Los pasajeros que ya estaban acomodados a bordo fueron conducidos de vuelta a la terminal, argumentando un error de funcionamiento, señalan los testigos. Pronto, al desconcierto de los miles de viajeros sobrevino la ira y la confusión: "¿Quién nos ayuda ahora? ¡Estamos varados!", gritaba un joven padre con su hija en brazos.
Otros golpeaban furiosos los vacíos mostradores. Horas después, el Ministerio de Fomento retiró la licencia de vuelo a Air Madrid y convocó a un comité de crisis. Se fletaron varios aviones para ofrecer una solución a al menos una parte de los afectados. "Lo hacemos por motivos humanitarios, pero no estamos obligados", subrayó un portavoz del ministerio.
Sin embargo, la medida es sólo una gota en medio del océano, ya que esta especie de puente aéreo finaliza el 21 de diciembre. En torno a 130.000 pasajeros habían realizado ya el viaje de ida y ahora no saben si podrán regresar a su país de origen.
La mayoría se han quedado abandonados en Argentina, Ecuador o Colombia, pero también en Mallorca, Canarias, París o Roma, informó la radio. Air Madrid estaba especializada en vuelos baratos a América Latina y a las islas Canarias y Baleares. Sus principales clientes eran sobre todo inmigrantes y jóvenes con poco dinero. También la ruta a Bucarest era utilizada por muchos trabajadores temporales rumanos. Muchos inmigrantes habían ahorrado durante meses para pasar las fechas navideñas con sus familias en la patria. Otros, que ya se habían ido, temen ahora por sus trabajos en España, en caso de que no puedan regresar a tiempo.
También los 1.200 empleados de Air Madrid tienen miedo de su futuro. "Esto es una tragedia humana", dijo la embajadora de Colombia en España, Noemí Sanín. Y apenas hay alternativas, ya que el resto de compañías aéreas están llenas.
Air Madrid rechaza cualquier responsabilidad y culpa de lo ocurrido al gobierno. "La suspensión de los vuelos era inevitable", se defendía un portavoz de la empresa. La amenaza pública del ministerio de retirar la licencia había arruinado la reputación de la aerolínea y las ventas de billetes cayeron en picado.
Por eso, Air Madrid pretende solicitar una indemnización por daños y perjuicios. Según el diario "El País", las acusaciones de la compañía son " delirantes" y su actuación "irresponsable e infame". Lo mismo opina el Ministerio de Fomento, que tiene previsto interponer una querella contra la aerolínea. Hacía meses que los expertos acusaban a la compañía de planificación defectuosa: es imposible efectuar puntualmente con sólo un avión tantos vuelos transatlánticos.
Pero a Maite y Pablo, esas advertencias no les sirven de nada. Y para otros miles de viajeros, su viaje de ensueño se ha convertido en pesadilla.