El presidente de los Estados Unidos Donald Trump reconocería este miércoles a Jerusalén como capital de Israel, rompiendo con décadas de diplomacia estadounidense e internacional pese a las advertencias llegadas de todo el mundo contra el riesgo de un estallido de violencia.
"El 6 de diciembre de 2017, el presidente Trump reconocerá Jerusalén como la capital de Israel", informó un responsable de la administración estadounidense que pidió anonimato, aludiendo al "reconocimiento de una realidad" histórica y contemporánea. Según se anticipó, el mandatario estadounidense ordenará también que se prepare el traslado de la embajada de su país de Tel Aviv a la Ciudad Santa. No fijará sin embargo un calendario para esta mudanza, que podría tardar "años" por la necesidad de encontrar un emplazamiento, financiar y construir nuevas instalaciones.
Este anuncio suscitó una multitud de advertencias contra la reacción de la calle en los territorios palestinos y los países árabes y contra el peligro de asestar un golpe fatal a un proceso de paz ya moribundo entre israelíes y palestinos.
Todo reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel es un casus belli para los dirigentes palestinos, que estiman que Jerusalén Este, ocupada y anexionada por Israel, debe ser la capital del estado al que aspiran. Por ello, los grupos palestinos convocaron a manifestaciones en los próximos días.
"El Presidente cumple una promesa central de su campaña, una promesa que habían hecho varios candidatos a las elecciones presidenciales", declaró el responsable estadounidense. Para defender su decisión, el ejecutivo subraya que retrasar el reconocimiento de Jerusalén como capital "no ha contribuido en nada, durante más de dos décadas, a alcanzar la paz".
La respuesta internacional
Ante el anuncio, el papa Francisco, Naciones Unidas, China y Reino Unido -ambos países miembros del Consejo de Seguridad- mostraron su inquietud, mientras el primer ministro de Israel Benjamin Netanyahu prefirió no hacer referencia a la cuestión en su primer discurso desde el anuncio de Washington.
"No puedo callar mi profunda preocupación por la situación que se ha creado en los últimos días" en torno a Jerusalén, declaró el sumo Pontífice. "Hago un llamamiento desesperado para que todos se comprometan a respetar el statu quo de la ciudad, en conformidad con las resoluciones pertinentes de las Naciones Unidas", agregó.
El enviado especial de la ONU a Oriente Medio, Nickolay Mladenov, advirtió durante una conferencia Jerusalén que el secretario general de la organización, Antonio Guterres, "habló en numerosas ocasiones, también sobre este tema, diciendo que todos debemos mostrarnos muy prudentes sobre lo que hacemos",
El gobierno chino se declaró "inquieto por una posible escalada de las tensiones". Por su parte, el jefe de la diplomacia británica Boris Johnson expresó la "preocupación" británica, afirmando que el estatuto de Jerusalén debe ser objeto de una "solución negociada" y asegurando que el Reino Unido no tiene ninguna intención en seguir a Washington en este tema.