INTERNACIONAL
se internacionaliza su guerra civil

Arabia Saudita invadió un caótico Yemen

El conflicto que asuela Saná está marcado por el enfrentamiento entre los rebeldes chiitas Huthis, vinculados a Teherán, y el presidente del país, respaldado por la realeza saudita.

Violencia. Los Huthis derrocaron al primer mandatario de Yemen, iniciando una cruenta guerra civil. Arabia Saudita y la Liga Arabe desataron la operación Tormenta de la Firmeza.
| Cedoc Perfil

La capital de Yemen, Saná, volvió a ser protagonista de explosiones ayer por la madrugada. Los estallidos forman parte de la Tormenta de la Firmeza, la campaña dirigida por Arabia Saudita contra el avance de los grupos rebeldes chiitas Huthis, que vienen ejerciendo su dominio en gran parte del país.

A partir del pedido de intervención del endeble gobierno yemení, cuyo presidente sunnita, Abdrabbo Mansur Hadi, se había visto obligado a refugiarse en el sur de Yemen, fue que la Liga Arabe –coalición en la que participan Arabia Saudita al mando, Kuwait, Qatar, Emiratos Arabes, Bahrein, Egipto, Jordania, Marruecos y Sudán– comenzó con los ataques en la madrugada del jueves. Amnistía Internacional denunció al menos seis niños entre los 25 muertos que produjo la primera incursión aérea y solicitó extremar las medidas de seguridad. “Que continúe la operación militar hasta que los rebeldes Huthis se rindan”, pidió Hadi ayer durante en la cumbre árabe que se celebra en Egipto.

Agustín Galli, profesor invitado del Colegio Libre de la Universidad Torcuato Di Tella, le explica a PERFIL que para comprender lo que sucede en Yemen hay que tener en claro que hay conflictos en dos planos: uno interno y otro externo. Respecto al primero, Huthis tiene un rol clave. Los rebeldes están en el país desde 1990 y en conflicto con el gobierno yemení central, por no sentirse representados, desde 2004. Este grupo es apoyado por Irán, teocracia chiita y rival feroz de Arabia Saudita (con mayoría sunita), y aquí es cuando el conflicto pasa al segundo plano, el externo. Para Gino Pauselli, asistente de investigación en la Universidad de San Andrés, ambos planos tienen sus raíces en el enfrentamiento religioso entre chiitas y sunitas: un conflicto milenario que surgió con la muerte del profeta Mahoma en el año 632; luego de su pérdida, las dos tendencias principales del islam designaron diferentes sucesores con distintas interpretaciones de su realidad, y por eso están enfrentadas. “Ambos conflictos pueden leerse en clave de clivaje islámico”, dice Pauselli.
La ofensiva árabe contra Huthis “es una demostración de fuerza por parte de los sauditas, ya que nunca en la historia contemporánea se había llevado a cabo una intervención “a la americana”, asegura Galli desde Francia. Esta medida podría interpretarse como “una forma de poder tener una cabeza de puente en una zona limítrofe de Arabia Saudita, similar a lo que sucede con Hezbollah en el Líbano”. Ambos especialistas coinciden en que “la intención de Arabia Saudita es forzar a los chiitas a aceptar su mediación y a eliminar cualquier posibilidad de avance iraní en su patio trasero”.


El rol de Estado Islámico
Como si no fuera compleja la situación de disputa de poder y territorio que se vive en Yemen, también se suma la ola de atentados de la semana pasada de Estado Islámico en mezquitas de Saná.
“EI es sunita, con una interpretación muy severa. Por lo cual persigue a los sunitas tibios o a los chiitas, por ejemplo, Huthis, sus enemigos”, aclara Pauselli. Estado Islámico busca de esta manera aumentar su influencia en una zona donde Al Qaeda –a pesar de su crisis– tenía su base más poderosa.
Galli, de la Universidad Torcuato Di Tella, agrega que “Estado Islámico se nutre de este tipo de situaciones de caos y de extrema tensión entre chiitas y sunitas, como ya sucedió en Siria y en Irak, o en situaciones de ausencia de control por parte del Estado” para tomar el control de más zonas y establecer el Califato.