Curtis Dawkins cumple su condena en una cárcel de Michigan, Estados Unidos, desde que en la noche de Halloween de 2004 asesinara a un hombre. Pero el criminal y ex adicto no desaprovechó su tiempo tras las rejas, ya que se dedicó a la literatura y llegó a publicar una exitosa colección de relatos breves titulada “The Graybar Hotel”. Dawkins, de 49 años, está “profundamente arrepentido” por el asesinato y confesó que la escritura es su "bote salvavidas". Pero sus sueños de ser un escritor famoso, o al menos vivir de ello, se desmoronan.
Muchos piensan que Dawkins ganó dinero con su libro gracias a que el Estado lo mantuvo, aunque fuera en una celda. De esta forma, el Departamento del Tesoro de Michigan busca quedarse con el 90% de los bienes del prisionero, incluidos “los que proceden de sus publicaciones, futuros pagos y derechos” del libro. El estado cree que su encarcelamiento costó, hasta ahora, 72.000 dólares, y que si durante este período ganó dinero, fue gracias a los contribuyentes.
El año pasado, Dawkins recibió un anticipo de 150.000 dólares de la firma editorial Scribner, que pensaba destinar a los estudios universitarios de sus tres hijos. Pero poco después, el gobierno de Michigan le reclamó un "reembolso parcial por los gastos de los cuidados del procesado mientras estaba en prisión", refiriéndose a los tratamientos médicos, la ropa, la comida, los servicios básicos, el transporte policial, los honorarios de los abogados de oficio, los análisis antidroga y la vigilancia electrónica.
“Muchos estados tienen disposiciones para impedir que los reclusos saquen provecho de relatos de no ficción de sus crímenes al dirigir los beneficios a las familias de las víctimas, pero no para reembolsar los costes del encarcelamiento”, explica el diario británico The Guardian. “Según el Centro Brennan para la Justicia de la Facultad de Derecho de la Universidad de Nueva York, Michigan es uno de los 40 estados donde se les puede exigir a los prisioneros que paguen el coste de su tiempo en prisión”.
Dawkins dijo que escribir le permite existir en un mundo imaginario. Escribir sobre una prisión ficticia, según dice, hace que sea menos duro estar en una de verdad. "Me aleja del mundo al que trato de convertir en ficción, si es que eso tiene algún sentido", dijo al Detroit News. Pero su cuenta bancaria está congelada y los pagos por sus publicaciones fueron suspendidos.
Una de las personas que apoya esta medida es Kenneth Bowman, el hermano de la víctima de Dawkins, quien considera que cualquier dinero que el criminal reciba debe destinarse a la familia de la víctima o a una organización benéfica. Bowman también dijo que desearía que Michigan sea condenado de muerte y que, si esto fuera así, él mismo estaría dispuesto a aplicarla.
