En diciembre del año pasado, el exsacerdote estadounidense John Feit, de 85 años, fue declarado culpable de violación y asesinato de una mujer 57 años antes. Pero aunque su caso llegó a la justicia estadounidense en 2016, numerosos funcionarios de la Iglesia católica en los Estados Unidos conocían su historial homicida y, sin embargo, lo recluyeron en un hospital y varios monasterios a lo largo de seis décadas décadas. Un "castigo" contemplado en el derecho canónico desde el siglo IV.
Su historia fue revelada por la cadena estadounidense CBS en un documental titulado "Sins of the Father". Según este informe, la jerarquía iglesia estadounidense trasladó a Feit por todo el país e incluso le permitió obtener un puesto de autoridad sobre sacerdotes con problemas. Uno de sus discípulos fue James Porter, sacerdote de Massachusetts, quien más tarde se declararía culpable de abusar sexualmente de 130 niños.
Un cadáver en una zanja
El 16 de abril de 1960, el padre John Feit, un sacerdote de Chicago, fue considerado sospechoso de la desaparición y asesinato de Irene Garza, de 25 años. Por entonces también su nombre estaba relacionado con María América Guerra, una chica de la zona, de 20 años de edad, que fue atacada violentamente por la espalda mientras asistía a misa.
María había identificado a Feit como su atacante, por lo que la policía local puso sus ojos sobre el cura cuando se halló el cuerpo de Irene. El cura, entonces de 27 años, había tomado la confesión de Irene en la rectoría de la Iglesia del Sagrado Corazón de la localidad de McAllen, Texas. Fue la última vez que la maestra de escuela y la ex reina de belleza fue vista con vida. Irene fue encontrada cinco días después, el 21 de abril, en un canal de desagüe.
Según el New York Times, Irene era una chica de inconfundible atractivo: "Tenía una combinación desarmante de belleza e inteligencia y, en su corta vida, acumuló una colección de logros y primeros: primera hispana en una escuela angloamericana en la frontera Texas-México, primera en su familia en ir a la universidad, reina del baile y, en 1958, a Miss All South Texas Sweetheart".
La autopsia de Irene reveló que había sido violada mientras estaba inconsciente y que había muerto de asfixia. Según CNN la investigación determinó que la joven maestra había sido violada mientras que estaba en coma y que luego había muerto por asfixia. Junto al cuerpo de Garza los investigadores encontraron objetos que pertenecían a la iglesia, incluyendo un candelabro, y un visor de diapositivas de fotos Kodak, propiedad de Feit.
En agosto, menos de cuatro meses después de ser encontrado el cadáver, las autoridades que investigaba el ataque de Guerra emitieron una orden para el arresto de Feit, pero no pudieron localizarlo sino hasta una semana más tarde. El cura estaba ingresado en un sanatorio, donde intentaba “descansar y tener tranquilidad” después del estrés de sus problemas legales, según dijo Feit entonces. También negó ser un fugitivo, afirmó que era inocente de la acusación contra Guerra y dijo que no tenía nada que ocultar.
Según Darrell Davis, un periodista de televisión que cubrió el caso de Guerra en ese momento, los fiscales aparentemente le ofrecieron a Feit la oportunidad de declararse en nolo contendere ("no voy a contestar" o "no refuto los cargos") y recibir una multa de US$ 500 en lugar de ser procesado por el asesinato de Garza. De acuerdo con Davis, el fiscal sabía que la iglesia conocía la participación de Feit en la muerte de Garza y que lo enviarían a un monasterio por el resto de su vida.
El castigo: reclusión en un lugar sagrado
Como miembro de la Iglesia católica, Feit tenía el derecho de ser protegido en un lugar santo. Los cristianos perseguidos y delincuentes arrepentidos podían, desde principios del siglo IV “acogerse a sagrado”, es decir, refugiarse en iglesias o monasterios por cierto tiempo, una fórmula que (aunque no se abolió), ya no se contempla en el Código de Derecho Canónico de 1983, aprobado por el Papa Juan Pablo II. Este derecho sigue vigente para todos aquellos sacerdotes católicos que son acusados de abuso sexual.
Los archivos de la Iglesia indicaron que Feit había pasado dos semanas, en agosto de 1960, en el centro médico católico de St. Louis, Missouri. El sacerdote Thomas Doyle, testigo experto en casos de abuso en el clero, dijo que, desde la década de 1960 hasta 1980, “cuando los obispos tenían malos actores entre los sacerdotes, incluido el abuso sexual, enviaban sacerdotes a centros de salud especializados”, como el que había servido de asilo para Feit. “Recibían sacerdotes y prometían el anonimato”, explicó Doyle.
En septiembre de 1960, un funcionario de la antigua orden religiosa de Feit, los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, envió una carta al monasterio solicitando que Feit fuera enviado de regreso al hospital. Un año después, Feit fue juzgado por el ataque e intento de violación de María Guerra, pero no se llegó a ninguna conclusión. A los cinco meses, Feit fue enviado a la Abadía de New Melleray, un monasterio para monjes trapenses, en Iowa. Ocultarlo con esos monjes, conocidos por vivir una vida de sencillez y disciplina, era el lugar ideal para que Feit evitara estar en el centro de la escena.
En una entrevista con el programa de investigación “48 hours”, de la cadena CBS, Thomas Doyle reconoció que mientras Feit estuvo en la abadía de New Melleray “no tuvo acceso al mundo exterior” y dijo que era poco probable que los monjes supieran por qué Feit había sido enviado a vivir entre ellos ya que no tenían contacto con el exterior. Lugares como ese, dijo Doyle, eran “como monasterios de máxima seguridad, y no era raro que un sacerdote fuera castigado y los enviaran allí”.
Consejero de curas abusadores
Aunque no hay registros de la estancia de Feit en el monasterio, parece que estuvo allí hasta al menos junio de 1962. Un año después se lo ubica en la Abadía de la Asunción, en el estado de Missouri, un monasterio de las mismas características: cerrado, secreto y discreto. Allí, Feit tuvo como consejero a Dale Tacheny, un joven monje que estaba sirviendo como ‘maestro de novicios’.
En una entrevista en 2002 con la policía, Tacheny dijo que su superior lo instruyó para que le aconsejara a Feit y le dijo que “había asesinado a una mujer joven”, sin proporcionar ningún otro detalle. Durante los seis meses que Tacheny lo asesoró, Feit admitió haber atacado a Irene Garza después de su confesión, que la mantuvo cautiva durante la noche, la ahorcó y la arrojó a un canal.
Tacheny dijo que guardó silencio sobre lo que Feit dijo porque su papel era determinar si el acusado tenía una vocación por la vida monástica, lo cual, al parecer, Feit no tenía. "Me dijo que no se sentía cómodo allí, que no quería pasar el resto de su vida en ese entorno", dijo. Hacia finales de 1963, su superior decidió que Feit estaba listo para “regresar al mundo” y se le permitió matricularse como estudiante de Filosofía en el Loyola College de Chicago. Según el exsacerdote y defensor de víctimas de abuso Patrick J. Wall, “no puedes devolverlo a una parroquia”.
En enero de 1964, Feit abandonó la universidad y se trasladó a la ciudad de Jemez Springs, Nuevo México, donde fue instalado en un monasterio para sacerdotes con problemas que padecen problemas que van desde el abuso de sustancias hasta el abuso sexual. Durante los siete años que pasó allí, Feit ascendió al puesto de ‘Superior’ y supervisó a más de 80 sacedotes, incluido James Porter, ocultado a raíz de múltiples quejas de abuso infantil en Massachusetts, que luego fueron expuestos por el periódico The Boston Globe.
Una nueva vida: la cárcel
Once años después del asesinato de Garza, en 1971, Feit solicitó abandonar la iglesia y recibir dispensa de sus deberes clericales. Su nueva vida lo encontró en Nuevo México, casado con una mujer. Junto a ella vivió más de veinte años en Phoenix, tuvo tres hijos y varios nietos, y trabajó en el banco de alimentos St. Vincent de Paul, fundado por la iglesia católica de Arizona. El director de esa organización benéfica, Stephen Zabilski, describió a Feit como "un hombre humilde y afectuoso" que había negado "repetidamente" haber asesinado a Garza.
No fue sino hasta 2002 que el cura Tacheny compartió la historia de Feit con las autoridades. Ese año, el Equipo de investigación de crímenes sin resolver, de Texas, reabrió la investigación del asesinato de la Sra. Garza. Finalmente febrero de 2016, cincuenta y seis años después de violar y matar a Irene Garza, el exsacerdote fue detenido en Phoenix bajo el cargo de homicidio.
"Todo esto no tiene sentido, porque el crimen en cuestión tuvo lugar en 1960", dijo Feit, que parecía abatido y cansado durante el juicio. Hace dos meses, en diciembre de 2017, Feit fue sentenciado a cadena perpetua por el asesinato. Ahora está cumpliendo su sentencia en la prisión del Departamento de Justicia Criminal de Texas para hombres en Huntsville, pero posiblemente salga en libertad bajo palabra en el año 2028, cuando tenga 95 años.