El predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa, manifestó –tras una propuesta al Papa Benedicto XVI-, que la Iglesia Católica decrete una jornada de “ayuno y penitencia” en solidaridad con las víctimas de sacerdotes pedófilos.
Después de las medidas disciplinarias, además de las reparaciones económicas, la propuesta del Vaticano surgió durante la predicación del Adviento, dedicada a las beatitudes evangélicas, con el fin de fomentar la “reconciliación de las almas”.
“Se podría decretar un día de ayuno y penitencia a nivel local y nacional en los lugares donde el problema –de la pedofilia- es grave, para expresar de manera pública el arrepentimiento frente a Dios y la solidaridad por las víctimas, para trabajar, en resumen, en la reconciliación de las almas”, manifestó el predicador, de acuerdo a la agencia AFP.
Llamado el “predicador del papa”, el padre Cantalamessa, de 62 años, admitió que la Iglesia “ha pagado un precio alto” por “las abominaciones cometidas en su seno por algunos pastores”, refiriéndose a la carrera de reparaciones iniciadas, junto a la férreas reglas adoptadas para “impedir que tales abusos se repitan”, apuntó.
Durante el año 2002, la Iglesia se vio envuelta en numerosos escándalos de abusos sexuales; por entonces, el Papa Juan Pablo II propuso el principio de “tolerancia cero” contra los actos de pedofilia, donde autorizó medidas severas contra seminaristas, además de aceptar la suspensión de lo sacerdotes sospechados de abuso deshonesto hasta que sean juzgados.
El Vaticano rompió con su secular silencio sobre esos temas bajo el pontificado de Juan Pablo II, luego de las numerosas denuncias presentadas en todo el mundo contra religiosos.