La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, concluyó ayer una gira de alto voltaje político por Venezuela. La ex presidenta de Chile se reunió con el presidente Nicolás Maduro y con el líder opositor Juan Guaidó, quien reveló que estaría impulsando la liberación de los “presos políticos”. Además, mantuvo encuentros reservados con familiares de detenidos y con autoridades de la oficialista Asamblea Nacional Constituyente, como parte de un calculado equilibrio diplomático.
“Nos manifestó que está insistiendo con la liberación de los presos políticos”, aseguró el titular de la Asamblea Nacional, reconocido como presidente por más de cincuenta países, entre ellos Argentina. Guaidó reveló que también dialogaron sobre la “persecución” a 22 diputados opositores, algunos de ellos detenidos y otros exiliados o refugiados en embajadas.
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Reunidos frente a la sede del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), 300 manifestantes se congregaron para denunciar hacinamiento, represiones y torturas en las cárceles, el colapso de la salud y la educación, y la falta de libertades civiles y políticas. “Doctora Bachelet, Maduro es Pinochet”, gritaban los opositores, mientras alzaban en el aire coches de bebé vacíos, que simbolizaban la muerte de menores de edad por la escasez de medicamentos. “Ella fue perseguida política, por lo que sabe muy bien con lo que estamos tratando”, aseguró Fabiana Rosales, esposa de Guaidó y una de las dirigentes que encabezaron la manifestación.
El paralelo entre la situación actual de Venezuela y la dictadura chilena también fue esgrimido por organismos de derechos humanos. El Foro Penal denunció que el régimen apresó a 687 personas por razones políticas. “Bachelet lloró al escuchar el testimonio de un familiar de un preso político, estaba muy conmovida”, reveló Juan Guillermo Requesens, padre del diputado detenido Juan Requesens.
La Iglesia Católica también envió mensajes a la ex presidenta. “Pido que su investigación ponga de manifiesto ante la comunidad internacional la urgencia de la tragedia humana”, indicó el cardenal Baltazar Porrás a través de su cuenta de Twitter. Según la ONU, un cuarto de la población venezolana –siete millones de personas– requiere atención humanitaria urgente, mientras que cuatro millones emigraron desde 2015 debido a la crisis económica, política y social.
La decadencia de Venezuela se palpa en las calles a cada paso
Chavismo. Bachelet también se reunió en privado con el presidente de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), Diosdado Cabello, en la sede de la Cancillería venezolana. El cónclave, que fue cuestionado por dirigentes opositores, duró más de una hora y finalizó sin declaraciones a los medios de comunicación. La ex presidenta había visitado el jueves al fiscal general, Tarek Saab, y al presidente del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), Maikel Moreno.
Bachelet dejó Venezuela a última hora de la noche. El próximo 5 de julio presentará un informe ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, donde incluirá las conclusiones de su gira.