INTERNACIONAL
Antagonismo

La Biblia de Trump no es la de Francisco

Detrás de gestos como fotografiarse con el Libro sagrado están los estrategas de la derecha norteamericana, entre ellos Steve Bannon.

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Un hombre que propone odio y exclusión; un pastor que defiende el amor y la solidaridad. | Cedoc Perfil

Seis días después de las masivas protestas que sacudieron Estados Unidos por el asesinato de George Floyd, Donald Trump poso desafiante, con una biblia en la mano, frente a la Iglesia de Saint John, en Washington.
La puesta en escena incluyó el desalojo violento de un centenar de pacíficos manifestantes del parque Lafayette Square lindante a la Casa Blanca. Al estilo cohortes romanas, la guardia de infantería con palos, escudos y lanzagases barrió con los manifestantes, la mayoría de ellos adolescentes blancos, que portaban improvisadas pancartas de cartón. Detrás de sus legiones, cual nuevo Constantino de Occidente, marchaba Donald Trump con su escolta personal. En su cuenta de Twitter, la Presidencia de Estados Unidos posteó un video de la caminata de Trump hasta la iglesia con una música triunfante. Una fuente oficial le dijo a NBC que la visita a la iglesia estaba destinada a hacer que Trump pareciera fuerte y responsable. “La Casa Blanca cree que la sesión fotográfica fue exitosa y genial”, aseguró.
Con menos recursos cinematográficos a su alcance, la auto-proclamada presidenta de Bolivia, Jeanine Añez, el día de su consagración, salió al balcón del Palacio Quemado enarbolando una Biblia de grandes dimensiones. “La Biblia vuelve al Palacio” sentenció, casi en un acto de exorcismo para limpiar de malos espíritus la sede presidencial.
El 25 de septiembre de 2019, en la Asamblea de la ONU, Jair Bolsonaro cerro su discurso con el pasaje del Evangelio: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. Una de sus frases preferidas de campaña electoral. Y al igual que Trump y Añez, son reiteradas sus fotos enarbolando la Biblia.
Demás esta decir que detrás de estas gestualidades hay un mismo hilo conductor, los estrategas de la derecha norteamericana, entre ellos Steve Bannon.

Cualquiera se puede preguntar, ¿que hay de contradictorio o antagónico entre estos gestos de enarbolar la Biblia, con la actitud o pensamiento del mas alto jefe de la Iglesia Católica?
Pues hay un océano tan ancho, como el que separa Roma de Nueva York. Y es el mismo Francisco quien para aclarar el punto, suele recomendar a sus interlocutores leer una nota publicada en la revista de los jesuitas Civiltà Cattolica, titulada en español “El ecumenismo del odio”.
El artículo, publicado de Julio de 2017, esta firmado por su director, el italiano Antonio Spadaro, y el pastor protestante argentino Marcelo Figueroa, responsable de la edición local del Osservatore Romano. Según el diario italiano La Repubblica, el Papa Francisco en persona, el secretario de Estado Pietro Parolin y el secretario para las Relaciones con Estados Unidos, Paul Richard Gallagher, corrigieron y avalaron el artículo.
Se trata de un texto muy directo que evita sutilezas o lenguajes elípticos. Por ejemplo la analogía del inicio Trump-Constantino forma parte del articulo de la Civiltà. Dice textualmente: “Impresiona cierta retorica de los comentaristas de Church Militant, una plataforma digital de Estados Unidos a favor de un ultraconservadurismo político, que usa símbolos cristianos para imponerse. Para expresar sus preferencias, creó una analogía precisa entre Donald Trump y Constantino, por un lado, y entre Hillary Clinton y Diocleciano, por el otro. Las elecciones estadounidenses, en esta perspectiva, fueron concebidas como una 'guerra espiritual'. Este enfoque bélico y 'militante' parece decididamente fascinante y evocador para cierta audiencia, sobre todo por el hecho de que la victoria de Constantino, -dada por imposible contra Majencio, que contaba con el respaldo de todo el establisment romano- se debió a una intervención. divina: in hoc signo vinces”.
El 7 de junio, el detractor del Papa Francisco, Monseñor Carlo María Viganó envió una carta publica de apoyo a Donald Trump. Transcribo algunos párrafos porque son casi un muestrario de expresiones delirantes, propias del medioevo, que constituyen el lenguaje “estilo Bannon”.

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Comienza Viganó: “Señor Presidente, En los últimos meses hemos sido testigos de la formación de dos lados opuestos que yo llamaría Bíblicos: los hijos de la luz y los hijos de la oscuridad. Los hijos de la luz constituyen la parte más conspicua de humanidad, mientras que los hijos de la oscuridad representan una minoría absoluta. (...) Está bastante claro que el uso de protestas callejeras es fundamental para los propósitos de aquellos que desean ver a alguien elegido en las próximas elecciones presidenciales quien encarne los objetivos del Estado Profundo”.
“No es sorprendente que esos mercenarios sean aliados de los hijos de la oscuridad y odien a los hijos de la luz: así como hay un Estado Profundo, también hay una iglesia profunda que traiciona sus deberes y renuncia a sus compromisos apropiados ante Dios. (…) Y es desconcertante que haya obispos (...) subordinados al estado profundo, al globalismo, al pensamiento alineado, al Nuevo Orden Mundial”.

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Sigue la carta de Viganó en adhesión a las teorías conspirativas de la pandemia del Covid, afirmando que se trata de una “colosal operación de ingeniería social” planificada por “personas que han decidido el destino de la humanidad”. Y finaliza con: “Unidos contra el Enemigo Invisible de toda la humanidad, los bendigo a ustedes y a la Primera Dama...”
Agrego que los cerebros de la ultra-derecha no se han esforzado mucho en elaborar sus teorías y solo remedan el viejo libelo Los Protocolos de los Sabios de Sión, publicado en 1902 por la Ojrana, la policía secreta zarista, cuyo objetivo era justificar los pogromos que sufrían los judíos en Rusia; libelo que años después fue reproducido por los nazis con idéntico fin. Solo las buenas relaciones de Trump con Netanyahu y la derecha israelí les impiden señalar a los judíos como ese “enemigo invisible”.
Ahora veamos que decían en 2017 los hombres del Papa, Antonio Spadaro y Marcelo Figueroa:
“En algunos Gobiernos de Estados Unidos de las últimas décadas se notó el creciente papel de la religión en los procesos electorales y en las decisiones de gobierno: un papel también de orden moral en la identificación de lo que está bien y lo que está mal.”
“Por momentos esta compenetración entre política, moral y religión asumió un lenguaje maniqueo que divide la realidad entre el bien absoluto y el mal absoluto. En efecto, después de que Bush hablara en su tiempo de un 'eje del mal' que hay que enfrentar y, después de los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, hiciera referencia a la responsabilidad de 'liberar el mundo del mal', hoy el presidente Trump dirige su lucha contra una entidad colectiva genéricamente amplia, la de los 'malos' (bad) o, también, 'muy malos' (very bad)”.
“El pastor Rousas John Rushdoony (1916-2001) es el padre del denominado ''» (o «teología dominionista»), que ha tenido un gran impacto en la visión teopolítica del fundamentalismo cristiano. Es la doctrina que alimenta a organizaciones y redes políticas como el Council for National Policy y el pensamiento de sus exponentes, como Steve Bannon, actual chief strategist de la Casa Blanca y partidario de una geopolítica apocalíptica”
“En el universo que amenaza su modo de entender el American way of life, se han sucedido a lo largo del tiempo los espíritus modernistas, los derechos de los esclavos negros, los movimientos hippies, el comunismo, los movimientos feministas, y así siguiendo, hasta llegar, hoy, a los inmigrantes y a los musulmanes.”

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“La doctrina de Rushdoony sostiene la necesidad teocrática de someter el Estado a la Biblia, con una lógica no diferente de la que inspira el fundamentalismo islámico. En el fondo, la narrativa del terror que alimenta el imaginario de los yihadistas y de los neocruzados abreva en fuentes no demasiado distantes entre sí. No hay que olvidar que la teopolítica que inspira la propaganda del Estado Islámico se funda en el mismo culto a un apocalipsis que hay que apresurar lo más posible.”
“Francisco quiere romper el vínculo orgánico entre cultura, política, instituciones e Iglesia. La espiritualidad no puede ligarse a gobiernos o a pactos militares, porque ella está al servicio de todos los hombres. Las religiones no pueden considerar a algunos como enemigos jurados ni a otros como enemigos externos. La religión no debe convertirse en la garantía de los grupos dominantes.(…)Es clara la enorme diferencia que hay entre estos conceptos y el ecumenismo alentado por el papa Francisco con varios referentes cristianos y de otras confesiones religiosas, que se mueve en la línea de la inclusión, de la paz, del encuentro y de los puentes.”
“A este nivel se comprende el significado histórico del compromiso del papa contra los «muros» y contra toda forma de «guerra de religión».(…) El énfasis puesto en la misericordia como atributo fundamental de Dios expresa esta exigencia radicalmente cristiana.”
En síntesis, la Biblia en las manos de Trump se convierte en símbolo de guerra de conquista, de exclusión, de intolerancia, de exterminio del diferente. La Biblia en manos de Francisco expresa misericordia, amor al otro, comprensión, y construcción de puentes de fraternidad tendientes a lograr una sociedad mas humana y mas justa.
*Autor de “Salvados por Francisco” y “La lealtad-Los montoneros que se quedaron con Perón”