A poco de conocerse la noticia de que el prófugo Moshen Rabbani, ex agregado cultural de la embajada iraní y sospechoso de haber organizado el atentado a la AMIA en 1994, habría viajado varias veces a Brasil con pasaporte falso, Bolivia recibió al ministro de Defensa de Irán, Ahmad Vahidi -prófugo en la causa del atentado a la AMIA- en visita oficial, donde participó de un acto castrense encabezado por el presidente de ese país, Evo Morales, a quien le ofreció "todo tipo de cooperaciones" en materia militar si su administración lo requiere.
Horas después, con la intención de evitar un conflicto, Bolivia le pidió "sentidas disculpas" a la Argentina, admitió desinteligencias internas en torno a la invitación a Vahidi y aseguró a la administración de Cristina Fernández que dispuso el "retiro inmediato" del iraní porque "no desea interferir respecto a procedimientos que pudieran existir en torno a la situación jurídica de dicha persona", informó la Cancillería.
Las sospechas sobre la presencia de Vahidi en Bolivia quedaron confirmadas con el correr de las horas: el ministro iraní anunció ante la prensa boliviana que su país está dispuesto a apoyar militarmente a Bolivia en el caso de que el Gobierno del presidente Evo Morales así lo requiera.
Consultado por la prensa sobre si existe la posibilidad de instalar bases militares iraníes en Bolivia o Venezuela, el ministro negó que estos países hayan solicitado esas bases. "Ni nos han solicitado (Bolivia o Venezuela) este tipo de digamos instalaciones ni nosotros hemos pensado en esto; nosotros de momento estamos en la línea de seguir la diplomacia digamos defensiva", dijo Vahidi, de la voz de un traductor, reportó la prensa de Santa Cruz de la Sierra. No obstante, aclaró que "nosotros estaremos dispuestos a ofrecer todo tipo de cooperaciones en ese sentido si hay demanda por parte del Gobierno boliviano; si nuestros amigos bolivianos quieren, solicitan, nosotros podríamos también entrar en ese campo", señaló, según publicó el diario Opinión de esa ciudad.
Vahidi arribó a Bolivia para participar del 59° aniversario del Colegio Militar de Aviación (Colmilav), acto donde también estuvieron Evo Morales; la ministra de Defensa, María Cecilia Chacón; el Alto Mando Militar y el cuerpo diplomático de Cuba, Venezuela, Irán y Panamá, explicó la publicación. Asimismo, estaba prevista su asistencia a la inauguración de una escuela de defensa de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) en Santa Cruz de la Sierra, pero no habría ido.
El viaje de Vahidi -sospechado de ser coautor ideológico del ataque- alertó a la Justicia argentina, que puso sobre aviso a Interpol para que lo detenga, ya que sigue vigente un pedido de captura internacional de ese ministro y otros políticos y ex funcionarios iraníes.
Vahidi –que, al parecer, viajaba con un pasaporte diplomático expedido por el régimen de Teherán- es el actual ministro de Defensa de la administración de Mahmud Ahmadinejad, pero anteriormente era jefe de una unidad de élite de la guardia revolucionaria iraní (las fuerzas QODS) dedicada a las operaciones terroristas en el extranjero al momento del ataque a la AMIA, que el 18 de julio de 1994 mató a 85 personas.
La reacción argentina. El fiscal Alberto Nisman, titular de la Unidad de Investigaciones por el ataque a la AMIA, "ya cursó las comunicaciones pertinentes a la central de Interpol y a su oficina en Bolivia reclamando su detención", dijo la Agencia Judía de Noticias.
En cambio, el titular de la AMIA, Aldo Donzis, calificó la visita de Vahidi como una "provocación" y confirmó que el iraní tiene "inmunidad" por su cargo -lo que impide su arresto-, aunque consideró que ese beneficio "no debería existir" en su caso.
Extradiciones: los intentos fallidos. La salida de Vahidi de las fronteras iraníes cobra relevancia para la Argentina, en base al alerta que Interpol dictó en 2007 contra una lista de sospechosos de haber participado en el atentado a la AMIA. Hasta ahora Irán se ha negado a reconocer los pedidos de la Justicia argentina para interrogar a los iraníes al denunciar sospechas en la causa, y por eso sus funcionarios estaban protegidos dentro del ámbito de ese país.
Sin embargo, se descontaba que con el alerta de Interpol cualquier sospechoso que cruzara la frontera de Irán quedaba en condiciones de ser detenido por el pedido de captura internacional de la Justicia argentina.
Una situación similar ocurrió en 2003 con el ex embajador iraní en la Argentina Hadi Soleimanpour, quien fue arrestado en Gran Bretaña y permaneció a disposición de la justicia inglesa durante algunos meses mientras se tramitó infructuosamente el pedido de extradición desde los tribunales argentinos.
En noviembre de 2003, el entonces gobierno británico de Tony Blair resolvió que su país no iba a proceder a extraditar a Buenos Aires a Soleimanpour por considerar que las pruebas enviadas por el entonces juez federal Juan José Galeano "no satisfacen" los requisitos de ese trámite en el país europeo. Así, el ex embajador en Argentina pudo volver a su país.
Soleimanpour y Vahidi no son los únicos iraníes prófugos en la lista de la Justicia argentina. También figuran el ex presidente de Irán Alí Akbar Hahsemi Rafsanjani, los ex ministros Alí Fallahijan y Alí Akbar Velayati, el ex comandante Moshen Rezai, el ex consejero cultural de la embajada Moshen Rabbani y el tercer secretario de la delegación diplomática en Buenos Aires, Reza Ashgari.
El último integrante en la lista de sospechosos era el líder del Hezbollah, el libanés Imad Mughniyah, quien fue muerto en un atentado en Damasco en febrero de 2008.